Estación Quilmes: 05/01/2010 - 06/01/2010

  Isidoro Blaistein

31 de mayo de 2010



"Edith Piaf ha muerto en la lluvia"

Nada más que su voz de costurera sola
de mendigo golpeando en una estrella.
Nada más que su voz y una violeta pisoteada
mojándose en la calle.

Nada más que su voz y una luna de cartón y cabaret llorando
gastadas lágrimas de glicerina
mientras un hijo muere y se caen las lágrimas
como harapos al borde de violines.

Nada más que su voz que un arlequín escucha
en un gran hospital abandonado
mientras quizás la nieve
un bulevar
la cárcel
digan que también la conocieron.

Quizás hacia las dos de la mañana
cuando bajan los ojos las cortinas
una puta, un solterón, un saltimbanqui
alguien que alguna vez miró bajo los puentes
alguien que alguna vez lloró bajo la lluvia
digan que también la conocieron.

Murió a la hora en que los solitarios
caminan agachados
doblan la vida como un diario
la guardan bajo el brazo.

Esa mañana
Buenos Aires amaneció lleno de lluvia.

Junto a las hojas muertas
un gorrión se moría de alas a la calle.


Isidoro Blaistein
Argentino (1933 – 2004)
de "Sucedió en la lluvia"

  .



Javier Villafañe

Los sueños del sapo


Una tarde un sapo dijo:

- Esta noche voy a soñar que soy árbol.

Y dando saltos, llegó a la puerta de su cueva. Era feliz; iba a ser árbol esa noche.

Todavía andaba el sol girando en la vereda del molino. Estuvo largo rato mirando el cielo. Después bajó a la cueva, cerró los ojos y se quedó dormido.

Esa noche el sapo soñó que era árbol.

A la mañana siguiente contó su sueño. Mas de cien sapos lo escucharon:
- Anoche fui árbol – dijo -, un álamo. Estaba cerca de unos paraísos. Tenía nidos. Tenía raíces hondas y muchos brazos como alas, pero no podía volar. Era un tronco delgado y alto que subía. Creí que caminaba, pero era el otoño llevándome las hojas. Creí que lloraba, pero era la lluvia. Siempre estaba en el mismo sitio, subiendo, con las raíces sedientas y profundas. No me gustó ser árbol.

El sapo se fue, llegó a la huerta y se quedó descansando debajo de una hoja de acelga.

Esa tarde el sapo dijo:

- Esta noche voy a soñar que soy río.

Al día siguiente contó su sueño. Más de doscientos sapos formaron rueda para oírlo.

- Fui río anoche – dijo-. A ambos lados, lejos tenía las riberas. No podía escucharme. Iba llevando barcos. Los llevaba y los traía. Eran siempre los mismos pañuelos en el puerto. la misma prisa por partir, la misma prisa por llegar. Descubrí que los barcos llevan a los que se quedan. Descubrí también que el río es agua que está quieta, es la espuma que anda; y que el río siempre está callado, es un largo silencio que busca orillas, la tierra, para descansar. Su música cabe en las manos de un niño; sube y baja por las espirales de un caracol. Fue una lástima. No vi una sola sirena; siempre vi peces, nada más que peces. No me gustó ser río.

Y el sapo se fue, volvió a la huerta y descansó entre cuatro palitos que señalaban los límites del perejil.

Esa tarde el sapo dijo:

- Esta noche voy a soñar que soy caballo.

Y al día siguiente contó su sueño. Más de trescientos sapos lo escucharon. Algunos vinieron de muy lejos para oírlo.

- Fui caballo anoche – dijo-. Un hermoso caballo. Tenía riendas. Iba llevando un hombre que huía. Iba por un camino largo. Crucé un puente, un pantano; toda la pampa bajo el látigo. Oía latir el corazón del hombre que me castigaba. Bebí en un arroyo. Vi mis ojos de caballo en el agua. Me ataron a un poste. Después vi una estrella grande en el cielo; después el sol; después un pájaro se posó sobre mi lomo. No me gustó ser caballo.

Otra noche soñó que era viento. Y al día siguiente dijo:

- No me gustó ser viento.

Soñó que era luciérnaga, y dijo al día siguiente:

- No me gustó ser luciérnaga.

Después soñó que era nube, y dijo:

- No me gustó ser nube.

Una mañana los sapos lo vieron muy feliz a la orilla del agua.

-¿Por qué estás tan contento? – le preguntron.

Y el sapo respondió.

- Anoche tuve un sueño maravilloso. Soñé que era sapo.


Javier Villafañe
Nació en 1909 en la provincia de Buenos Aires, titiritero de alma y por eso tal vez muy buen cuentista y poeta, su obra es muy grande y numerosa y todos los argentinos hemos disfrutado de sus textos una y mil veces

  Vestido de novia

Norge Espinosa Mendoza



VESTIDO DE NOVIA

Por eso no levanto mi voz,
viejo Walt Whitman,
contra el niño
que escribe nombre de niña en su almohada,
ni contra el muchacho que se
viste de novia
en la oscuridad del ropero.

Federico García Lorca


Con qué espejos
con qué ojos
va a mirarse este muchacho de manos azules.
Con qué sombrilla va a atreverse a cruzar el aguacero
y la senda del barco hacia la luna.

Cómo va a poder
Cómo va a poder así vestido de novia
si vacío de senos está su corazón si no tiene las uñas pintadas
si tiene solo un abanico de libélulas.

Cómo va a poder abrir la puerta sin afectación
para saludar a la amiga que le esperó bajo el almendro
sin saber que el almendro raptó a su amiga le dejó solo.
Ay adónde va a ir así este muchacho
que se sienta a llorar entre las niñas que se confunde
adónde podrá ir así tan rubio y azul tan pálido
a contar los pájaros a pedir citas en teléfonos descompuestos
si tiene sólo una mitad de sí la otra mitad pertenece a la madre.

De quién a quién habrá robado ese gesto esa veleidad
esos párpados amarillos esa voz que alguna vez fue de las sirenas.
Quién le va a apagar la luz bajo la cama y le pintará los senos conque sueña
quién le pintará las alas a este mal ángel hecho para las burlas
si a sus alas las condenó el viento y gimen
quién le va a desvestir sobre qué hierba o pañuelo
para abofetearle el vientre para escupirle las piernas
a este muchacho de cabello crecido así vestido de novia.

Con qué espejos
con qué ojos
va a retocarse las pupilas este muchacho que alguna vez quiso llamarse Alicia
que se justifica y echa la culpa a las estrellas.

Con qué estrellas con qué astros podrá mañana adornarse los muslos
con qué alfileres se los va a sostener
con qué pluma va a escribir su confesión ay este muchacho
vestido de novia en la oscuridad es amargo y no quiere salir no se atreve
no sabe a cuál de sus musgos escapó la confianza
no sabe quién le acariciará desde algún otro parque
quién le va a dar un nombre
con el que pueda venir y acallar a las palomas
matarlas así que paguen sus insultos.

Con qué espejos con qué ojos
va a poder asustarse de sí mismo este muchacho
que no ha querido aprender ni un solo silbido para las estudiantes
las estudiantes que ríen él no puede matarlas
así vestido de novia amordazado por los grillos
siempre del otro lado del puente siempre del otro lado del aguacero
siempre en un teléfono equivocado
no sabe el número tampoco él lo sabe.
Está perdido en un encaje y no tiene tijeras
así vestido de novia como en un pacto hacia el amanecer.

Con qué espejos
con qué ojos.



Norge Espinosa Mendoza
Cuba - 1972
Norge Espinosa Mendoza. Santa Clara, Villa Clara, 1971. Poeta, dramaturgo y crítico. Graduado con Título de oro en teatro por la Escuela Nacional de Arte, 1992. Sus obras teatrales han sido puestas en escena por los grupos teatrales Pálpito y Teatro El Público. Entre otros, ha publicado los libros La virgencita de bronce, Ediciones Alarcos, 2004; La mágica y probable historia del cuento que se durmió, Ediciones Vigía, 2006 y Cintas de seda, Premio José Jacinto Milanés, Ediciones Matanzas, 2007. Recientemente obtuvo el premio de dramaturgia para niños y títeres Dora Alonso 2010.

  La Chicana

30 de mayo de 2010





Juguete rabioso

Veterano del insomnio,
soy un viejo prematuro.
Se me cansan las palabras
no es una forma de hablar.

Tengo una viola italiana,
cuando hay hambre no hay pan duro.
El Mario me la endereza
pero se vuelve a doblar.

Para garpar el casorio
y el anillo vendí el coche.
Inocente adolescente
rematé mi libertad.

Soy un yonqui de la tele
sin volumen a la noche,
como pa no molestarla,
aunque ella ya no está.

Loca, no me exilies de tu boca
por la culpa que te toca
mencioname una vez más.
Típico de mí que vivo en pena
se me da una mano buena
y la tengo que arruinar.

Vos te esmeraste conmigo
a mi vieja le dijiste que me ibas a domar.
Mi revolución era apariencia
me perdiste la paciencia cuando estaba por flaquear.

Fui tu juguete rabioso,
fui tu mito encadenado.
Me tomaste de amuleto,
un flaco para tu cruz.

Me amigué con tu retrato,
cuántas veces lo he besado.
Y lo abrazo preocupado
cuando se corta la luz.

En mi guitarra atorranta
hay un tango agazapado,
percanta que me amuraste
no te puedo ni cantar.

No me sale más lirismo,
tengo un verso atragantado
donde te mando a la mierda
después vuelvo a suplicar...


Acho Estol
En “Tango Agazapado” 2003

El grupo "La Chicana" fue fundado a fines de 1995 por Dolores Solá, Acho Estol y Juan Valverde con la intención de interpretar música de tango destacando su espíritu transgresor. El grupo mostró desde sus comienzos una especial predilección por los ritmos canyengues y el melodrama irónico de los comienzos del tango.
Discografía editada: “Ayer hoy era mañana” (1997); “Un giro extraño” (2000); “Tango agazapado” (2003); “Lejos” (2006)

Obra: Berni – La espera

  León Felipe

29 de mayo de 2010



Pero diré quién soy más claramente

Pero diré quién soy más claramente, para que no me
ladre el fariseo,
y para que registre bien mi ficha
el psicoanálisis,
el erudito
y el detective:
Soy la sombra,
el habitante de la sombra
y el soldado que lucha con la sombra.
Y digo al comenzar:
¿Quién no tiene una joroba y un gran saco de lágrimas?
¿Quién ha llorado ya bastante?
La luz está más lejos de lo que contaban los astrónomos,
y la dicha más honda de lo que cantabas tú Walt
Whitman.
¡Oh Walt Whitman! Tu palabra happiness la ha borrado
mi llanto.
La vida, arrastrándose, ha cubierto el mundo de dolor
y de lágrimas.
Este es el mantillo de la tierra,
El gran cultivo junto al cual la esperanza de Dios se ha
sentado paciente.
De la amiba a la conciencia que asciende por una
escalada de llanto.
Y esto ya lo saben los biólogos
Lo discuten ahora los poetas domésticos y los juglares.
Han llorado la almeja y la tortuga,
el caballo,
la alondra
y el gorila...
Ahora va a llorar el hombre.
El hombre es la conciencia dramática del llanto.
Antes que yo lo habéis dicho vosotros, ya lo sé.
Y ahora digo además:
esta fuente es mía...y no la explota nadie.
Nadie me engañará ya nunca:
mi llanto mueve los molinos
y la correa de la gran planta eléctrica.
De mi sudor vivió el rey,
de mi canción, el pregonero,
y de mi llanto, el arzobispo.
Sin embargo, mi sangre es para el altar.
Sacad de los museos esa gran piedra azteca y
molinera,
afilad otra vez el navajón de pedernal,
rasgadme el pecho de la sombra
y dad mi sangre al sol.
¡Qué hay algo que los dioses no pueden hacer solos!


León Felipe
España (1884 – 1968)
De “Antología Rota”


Nace en 1884 en Tábara, pueblo de Zamora, hijo de un notario. Su verdadero nombre era Felipe Camino Galicia de la Rosa. Pertenecía a una burguesía acomodada.
Su obra fue respetada, valorada y querida (que sería lo más importante para él) por sus compañeros de exilio y por la crítica mexicana.
Después de una larga vida enfrentándose a la injusticia a través de su verbo, fallece en México en 1968.

Obra: Angustia de Guayasamin

  Ray Bradbury

28 de mayo de 2010



Los mecánicos de bicicletas

Unos cuantos viejos, un niño, un perro zarzoso
ése es todo el público que había en Kitty Hawk aquel día ventoso
semanas antes de la fecha mayor que la historia vio y conoció.
El cielo estaba gris y el viento lo limpió buscando el sol.
Los Wright arrastraron afuera el tambor, la libélula,
la máquina de coser, el cacharro histérico;
caminaron alrededor una y otra vez para tocar
el papel maché, el alambre de piano de aquel artefacto de ensueño.
Al niño le pareció hermoso. Los viejos sacudieron la cabeza.
El perro se acercó a orinar la rueda derecha;
garabateó y subrayó su nombre con indiferencia
Y después se sentó y se quedó mirando.
El viento soplaba la arena.
La nave cabeceó elevándose y casi dejó la sombra en la tierra.
La cometa, bajando, susurró entonces alguna frágil promesa.
Los Wright, un júbilo de dos, se fueron a casa.
Los pocos viejos hacía ya tiempo que se habían marchado.
El niño y el perro se quedaron por fin solos.
El perro olió otro perro a un kilómetro de distancia y echó a correr
en silencio.
El viento sopló el polvo como si, bueno, como si nada hubiera
levantado
y después bajado temblando hasta tocar el suelo.
Ahora reinaba el silencio donde de algún modo había ocurrido
algo muy extraño.
El niño, solo, retrocedió, retrocedió, retrocedió,
preguntándose qué era lo que había visto.


Ray Bradbury
EEUU - 1920
De “Antología poética”
Ed. Desde la gente - 2000

Nació el día 22 de agosto de 1920. Prolífico narrador y novelista.
Obras: Recopilaciones de relatos: “Crónicas marcianas” (1950); “El hombre ilustrado” (1951); “Las doradas manzanas del sol” (1953); “El país de octubre” (1955); “Icarus Montgolfier Wright” (1956); “Remedio para melancólicos” (1960); “Las maquinarias de la alegría” (1964); “I Sing the Body Electric” (1969); “Cuentos de dinosaurios” (1983); “El convector Toynbee” (1988); “La bruja de abril y otros cuentos” (1994); “Más rápido que el ojo” (1996); “A Ciegas” (1997); “De la ceniza volverás” (2001); Algo más en el equipaje”(2003)El signo del gato”(2005)
Novelas: “Fahrenheit” 451 (1953); “El viento del estío (1957); La feria de las tinieblas (1962); El árbol de las brujas (1972); La muerte es un asunto solitario (1985); Cementerio para lunáticos (1990); El ruido de un Trueno (1990); Sombras verdes, ballena blanca (1992); Matemos todos a Constance (2004); El verano de la despedida (2006)

  Daniel Viglietti

27 de mayo de 2010





Daltónica

A Roque Dalton

Pulgarcito de poeta
que se escapa y me cosquilla,
tan alegre, tan sin silla,
tan de amores torrenciales,
tan sin fin.

Alegría de una tierra
que se quita las fronteras,
se desnuda las caderas
tan volcánicas centrales
de la luz.

Yo lo vi,
yo lo vi,
yo lo vi,
yo lo vi,
el año 32 él no vivía
y yo lo vi,
contando sus historias de futuro
iba entre mil.
Yo lo vi,
yo lo vi,
yo lo vi.

Pobrecitos los poetas
ven visiones, son daltones,
donde hay huesos
ven marrones territorios
prometidos como un sol.

Tan bracito su poesía
se levanta en los sensuales
laberintos marsupiales
y reparten polen rojo,
se abre en flor.

Yo lo vi,
yo lo vi,
yo lo vi,
yo lo vi,
era el año 2000 y él no vivía
y yo lo vi,
la muerte equivocada lo llevó
y él anda aquí.

Yo lo vi,
yo lo vi,
yo lo vi,

Pulgarcito de poeta
que se escapa y me cosquilla,
tan alegre, tan sin silla,
tan de amores torrenciales,
tan sin fin.

Crece armado de esperanza,
desentierra lo perdido,
le hace un hijo de sonido
al silencio de ese pueblo
que es maestro de sus sueños,
que se escapa y nos cosquilla,
tan sin miedo, tan sin silla,
que se escapa y nos cosquilla
tan sin miedo, tan sin silla,
tan sin miedo, tan sin silla,
tan amado,
tan armado,
tan amado,
tan armado,
tan de todos...
Salvador.

Daniel Viglietti
Uruguay - 1939
Cantautor uruguayo nacido en Montevideo en 1939
Su obra adquiere un carácter radical de fuerte contenido social y de izquierda, con letras asociadas a las luchas populares en Uruguay y en Latinoamérica. En el marco de represión de los movimientos de izquierda que precedió al golpe de estado cívico-militar de 1973, Viglietti es preso en 1972. La campaña por su liberación desde el exterior fue encabezada por nombres como Jean Paul Sartre, François Mitterrand, Julio Cortázar y Oscar Niemeyer.


Obra: Roberto Favelo

  Roque Dalton

26 de mayo de 2010



Por qué escribimos

Uno hace versos y ama
la extraña risa de los niños,
el subsuelo del hombre
que en las ciudades ácidas disfraza su leyenda,
la instauración de la alegría
que profetiza el humo de las fábricas.

Uno tiene en las manos un pequeño país,
horribles fechas,
muertos como cuchillos exigentes,
obispos venenosos,
inmensos jóvenes de pie
sin más edad que la esperanza,
rebeldes panaderas con más poder que un lirio,
sastres como la vida,
páginas, novias,
esporádico pan, hijos enfermos,
abogados traidores
nietos de la sentencia y lo que fueron,
bodas desperdiciadas de impotente varón,
madre, pupilas, puentes,
rotas fotografías y programas.

Uno se va a morir,
mañana,
un año,
un mes sin pétalos dormidos;
disperso va a quedar bajo la tierra
y vendrán nuevos hombres
pidiendo panoramas.

Preguntarán qué fuimos,
quiénes con llamas puras les antecedieron,
a quiénes maldecir con el recuerdo.

Bien.
Eso hacemos:
custodiamos para ellos el tiempo que nos toca.


Roque Dalton
El Salvador - 1935 - 1975

Fotografía: Isla Mujeres – Mariano Assenza Parisi

  Raúl González Tuñón

25 de mayo de 2010



La Libertad

I
De pronto entró la Libertad.

La Libertad no tiene nombre,
no tiene estatua ni parientes.
La Libertad es feroz.
La Libertad es delicada.

La Libertad es simplemente
la Libertad.

Ella se alimenta de muertos.
Los Héroes cayeron por Ella.
Sin angustia no hay Libertad,
sin alegría tampoco.
Entre ambas la Libertad
es el armonioso equilibrio.

Nosotros tenemos vergüenza,
la Libertad no la tiene,
la Libertad anda desnuda.
(Y el señor Jesucristo dijo
que el reino de Dios vendrá
cuando andemos de nuevo desnudos
y no tengamos vergüenza.)

Hermanos, nosotros sabemos,
pero la Libertad no sabe.


II

Hay que ser piedra o pura flor o agua,
conocer el secreto violeta de la pólvora,
haber visto morir delante del relámpago,
conocer la importancia del ajo y el espliego,
haber andado al sol, bajo la lluvia, al frío,
haber visto a un soldado con el fusil ardiente,
cantando, sin embargo, la Libertad querida.

Viva el amor, la vida poderosa,
la muerte creadora de olores penetrantes
y eso porque uno muere y resucita,
la luz sobre los techos de la aurora,
sobre las torres del petróleo,
sobre las azoteas de las parvas,
sobre los mástiles del queso y el vino,
sobre las pirámides del cuero y el pan,
la gente retornando,
una ventana con la bandera en familiar bordado
y la exacta ambulancia, con heridos,
cantando, sin embargo, la Libertad querida.

Hay que ser como el puente necesario,
natural como el lirio, como el toro,
saber llegar al fondo del silencio,
al subsuelo del brote y a la raíz del grito,
hay que haber conocido el miedo y el valor,
haber visto una mano que agita una linterna
de noche, hacia el distante nido de metralla,
hay que haber visto a un muerto cicatrizado y solo
cantando, sin embargo, la Libertad querida.


III

De pronto entró la Libertad.

Estábamos todos dormidos,
algunos bajo los árboles,
otros sobre los ríos,
algunos más entre el cemento,
otros más bajo la tierra.

De pronto entró la Libertad
con una antorcha en la mano.

Estábamos todos despiertos,
algunos con picos y palas,
otros con una pantalla verde,
algunos más entre libros,
otros más arrastrándose, solos.

De pronto entró la Libertad
con una espada en la mano.

Estábamos todos dormidos,
estábamos todos despiertos
y andaban el amor y el odio
más allá de las calaveras.

De pronto entró la Libertad,
no traía nada en la mano.

La Libertad cerró el puño.
¡Ay! Entonces...


Raúl González Tuñón
Argentino (1905 – 1974)
De “La muerte en Madrid” (1939)

Nació en Buenos Aires, 1905 y falleció en 1974. Es autor de poemarios simbolistas (El violín del diablo, 1926; Todos bailan, 1934), históricos (La rosa blindada, 1936; La muerte en Madrid, 1939) y sociales (Primer canto argentino, 1945). Fue uno de los primeros autores que incorporó el lunfardo a la poesía.


Obra: Sur – Nicolás García Uriburu

  Francisco Urondo

24 de mayo de 2010



La verdad es la única realidad

Del otro lado de la reja está la realidad, de
este lado de la reja también está
la realidad; la única irreal
es la reja; la libertad es real aunque no se sabe bien
si pertenece al mundo de los vivos, al
mundo de los muertos, al mundo de las
fantasías o al mundo de la vigilia, al de la explotación o
de la producción.
Los sueños, sueños son; los recuerdos, aquel
cuerpo, ese vaso de vino, el amor y
las flaquezas del amor, por supuesto, forman
parte de la realidad; un disparo en
la noche, en la frente de estos hermanos, de estos hijos, aquellos
gritos irreales de dolor real de los torturados en
el angelus eterno y siniestro en una brigada de policía
cualquiera
son parte de la memoria, no suponen necesariamente
el presente, pero pertenecen a la realidad. La única aparente
es la reja cuadriculando el cielo, el canto
perdido de un preso, ladrón o combatiente, la voz
fusilada, resucitada al tercer día en un vuelo inmenso
cubriendo la Patagonia
porque las masacres, las redenciones, pertenecen a la realidad, como
la esperanza rescatada de la pólvora, de la inocencia
estival: son la realidad, como el coraje y la convalecencia
del miedo, ese aire que se resiste a volver después del peligro
como los designios de todo un pueblo que marcha
hacia la victoria
o hacia la muerte, que tropieza, que aprende a defenderse,
a rescatar lo suyo, su
realidad.
Aunque parezca a veces una mentira, la única
mentira no es siquiera la traición, es
simplemente una reja que no pertenece a la realidad.


Cárcel de Villa Devoto, abril de 1973

Paco Urondo
Argentino (1930 – 1976)
De “Obra poética” – 2006-
Adriana Hidalgo editora

  Fernando Pessoa

23 de mayo de 2010



Al volante del Chevrolet por el camino de Sintra

Al volante del Chevrolet por la carretera de Sintra,
al claro de luna y al sueño, en la carretera desierta,
solitario manejo, manejo casi despacio, y un poco
me parece, o me esfuerzo un poco para que me parezca,
que sigo por otra carretera, por otro sueño, por otro mundo,
que sigo sin que haya Lisboa atrás dejada o Sintra a la que llegar,
que sigo, ¿y que más puede haber en seguir sino no parar, proseguir?

Voy a pasar la noche en Sintra por no poder pasarla en Lisboa,
pero, cuando llegue a Sintra, sentiré la pena de no haberme quedado
en Lisboa.
Siempre esta inquietud sin propósito, sin nexo, sin consecuencia,
siempre, siempre, siempre,
esta excesiva angustia del espíritu por ninguna cosa,
en la carretera de Sintra, o en la carretera del sueño, o en la carretera
de la vida...

Maleable a mis movimientos subconscientes del volante,
abajo salta conmigo el automóvil que me prestaron.
Sonrío por el símbolo, de pensar en él, y al doblar a la derecha.
¡En cuántas cosas prestadas yo sigo en el mundo!
¡Cuántas cosas que me prestaron manejo como mías!

A la izquierda la casucha -sí, la casucha-, al borde del camino.
A la derecha el campo abierto, con la luna a lo lejos.
El automóvil, que hace poco parecía darme libertad,
es ahora una cosa donde estoy encerrado,
que puedo conducirlo sólo si estoy encerrado en él,
que domino sólo si me incluyo en él y él me incluye.

A la izquierda, ya atrás, la casucha modesta, menos que modesta.
Allí la vida debe ser feliz, sólo porque no es la mía.
Si alguien me vio desde la ventana de la casucha soñará: aquel sí que es feliz.
Tal vez al niño que espiaba por los vidrios de la ventana del piso superior.

Tal vez yo haya quedado (con el automóvil prestado) como un sueño,
como un hada real.
Para la muchacha que al oír el motor miró por la ventana de la cocina,
desde el piso de abajo.
Soy algo del príncipe de todo corazón de muchacha,
y ella me mira de reojo, por los vidrios hasta la curva en que me pierdo.

Dejaré sueños atrás de mí, ¿o es el automóvil el que los deja?
Yo, conductor del automóvil prestado, o ¿el automóvil prestado que conduzco?

En la carretera de Sintra al claro de luna, en la tristeza, ante los campos
y la noche, mientras conduzco el Chevrolet prestado desconsoladamente,
me pierdo en la carretera futura, me sumo en la distancia que alcanzo,
y en un deseo terrible, súbito, violento, inconcebible,
acelero...

Pero mi corazón quedó en el montón de piedras que esquivé al verlo sin verlo,
junto a la puerta de la casucha,
mi corazón vacío,
mi corazón insatisfecho,
mi corazón más humano que yo, más exacto que la vida.

En la carretera de Sintra al filo de la medianoche, al luar, al volante,
en la carretera de Sintra, qué cansancio de la propia imaginación,
en la carretera de Sintra, cada vez más cerca de Sintra,
en la carretera de Sintra, cada vez menos cerca de mí.


Fernando Pessoa
Nació el 13 de junio de 1888 en Lisboa (Portugal).
Muere el 30 de noviembre de 1935.
La consigna de Pessoa fue: "iSé plural como el Universo!".
Su aullido: "Dios mío, Dios mío, ¿A quién asisto? ¿Cuántos soy? ¿Quién es yo? ¿Qué es este intervalo que hay entre mí y mí?".

  Liliana Lukin

22 de mayo de 2010



Construcción comparativa

III

Como un tren en la noche
dejando paisajes sin tocar
se acerca desde lo oscuro al día
asi en el lento vaivén sonoro
el rodar de una idea
hace su viaje destinada a llegar
entre siluetas más o menos inmóviles
al corazón de tus tinieblas.

Como un largo tren
cuyas luces son para el afuera
un faro soluble en el tiempo
del transcurrir entre dos puertos
asi va la vida sobre rieles
hacia un amparo elegido
como estación y como fruto
haciendo el centro del viaje
en aquello que estará a la espera.

Un tren en marcha
que de todos modos se detiene
aquí y allá en puntos necesarios
para la estrategia de avanzar.


Liliana Lukin
De. Construcción comparativa, 1998
Nació en Banfield, provincia de Buenos Aires. Es Licenciada en Letras por la Universidad de Buenos. Publicó Abracadabra (Plus Ultra, 1978), Malasartes (Galerna, 1981), Descomposición (De la Flor, 1986), Cortar por lo sano (Ediciones Culturales Argentinas, 1987), Carne de tesoro (Sudamericana 1990), Cartas (De la Flor, 1992), Construcción comparativa ( plaqueta, Ediciones Delanada, 1998) y Las preguntas (De la Flor, 1998).

  Roberto Daniel Malatesta

21 de mayo de 2010



El buen vecino

A través del aire límpido de mayo
Clic...
Clic...
las tijeras de podar
del buen vecino.
Duelen un poco,
bajo la luz brillan,
vacilan
y vuelven a arremeter.

Duele
aquel desmembrar en seco:
ramas de fresno
sobre la gramilla.
Duelen
un poco, dolerían
mucho más
si uno no supiese que él,
el buen vecino,
cree en la primavera.



Roberto Daniel Malatesta
Del cuidado de la altura del níspero
Nació en la ciudad de Santa Fé, Argentina, en 1961. Ha publicado varios poemarios: Casa al sur, 1987; La prueba de la soledad, 1991; Del cuidado de la altura al níspero, 1992; Las vacas y otros poemas, 1994 y Flores bajo la lluvia, 1998.

  Horacio Castillo

20 de mayo de 2010



El pecho blanco, el pecho negro

Mi madre tenía un pecho blanco y un pecho negro.
Al despertar tomaba el pecho blanco en su mano
y acercándolo a mis labios decía: Bebe, hijo mío,
y yo bebía una leche blanca, espesa, dulcísima.
Luego apretaba entre sus dedos el pezón negro
y colocándolo en mi boca repetía: Bebe, hijo mío,
y yo bebía una leche oscura, infinitamente agria.
Mi madre tenía un pecho blanco y un pecho negro.
De día, sosteniendo el pecho blanco en su mano
como una paloma, susurraba: Es la luz del mundo;
y a la noche, mientras exprimía suspirando
el pecho negro, prorrumpía: Es la oscuridad.
Mi madre tenía un pecho blanco y un pecho negro.
A veces exponía el pecho blanco al sol
y escondiendo bajo su ropa el pecho negro
canturreaba: Esta es la leche que sacia toda hambre,
y su rostro se iluminaba con una sonrisa inmortal.
Pero mi boca buscaba otra vez el pecho negro
y tomándolo en su mano con piadosa resignación
lo ponía en mis labios diciendo: Bebe, hijo mío,
y yo bebía ávidamente la leche que da más hambre.
Mi madre tenía un pecho blanco y un pecho negro.



Horacio Castillo
De. Los gatos de la Acrópolis, 1998
Nació en Ensenada, Provincia de Buenos Aires, en 1934. Reside en La Plata.
Publicó los siguientes libros de poesía: Descripción (1971), Materia acre (1974), Tuerto rey (1982), Alaska (1993), Los gatos de la Acrópolis (1998), Cendra (2000), Música de la víctima y otros poemas (2003) y Mandala (2005). Su obra poética fue reunida, además, en varios volúmenes, entre ellos: La casa del ahorcado (1999) y Por un poco más de luz (2005).

  Jorge Mario de Lellis

19 de mayo de 2010



Canto a los hombres del dólar

"Tened cuidado. ¡Vive la América española!
Hay mil cachorros sueltos del león español"

Rubén Darío


Por suerte están muy lejos.
Por suerte se terminan poco a poco,
declinan sus abyectos cauces,
se anuncian como son -monedas-,
escupen chicles, tienen guatemalas.

Porque donde fueron posible intervención,
donde vieron la fruta sazonada
al alcance del brazo que encajona,
no dudaron de hacerlo.

Porque donde se hallaron
con guano, con petróleo,
con estaño sudado,
con cajeras bonitas y fábricas textiles,
con sucios pescadores de lampreas,
con terrenos de caucho
o magros buscadores de oro en las riberas,
o pequeños patrones de chatas en los puertos,
o aun con simples piedras del paleolítico;
donde hallaron lo útil,
la clásica ganancia para su impavidez,
lo embarcaron en anchas bodegas trasatlánticas,
lo custodiaron mucho
y le dieron destino de usinas o de acciones.

Por suerte están muy lejos.
Por suerte ya no tienen talismanes que los salven
y hacen que otros abran sus ventanas,
sus viejas banderolas,
vean de lleno el sol que fecundó las mieses,
vean de lleno obreros, cargadores,
muchachos sin comer,
jerárquicos pastores con la biblia al hombro,
católicos creyéndolos
y raspajes de muerte
en mujeres queridas de turismo,
y entonces es posible que esos otros
los vean como son
y piensen libertades
y crean en el unto de amor de las familias
y busquen desprenderse.
(Se desprenden).

Porque ellos caen de pronto
-felices capataces de las tierras volcánicas,
de las islas varadas en medio del océano,
de las quintas cargadas de rocío
donde crece el tomate como un coágulo,
de la locomoción,
de la primera plana y el teléfono-
caen sin que nadie diga qué importancia
tendrá darles, de más, metros de tierra.

Pero al caer transforman, miden, quitan.
Y con la venia dulce de la luna
se instalan mercaderes de los sueños.
Porque acabadamente,
con letreros y avisos y empresarios
se hicieron democracia en el ocaso
y en el duro maíz
y en la sal de los trópicos.

Porque rastreramente,
con la corbata chic del diplomático
intervinieron muelles, jeroglíficos,
lugares donde matan a cuadrúpedos,
tallarines cantados, ejércitos de negros.

Porque impecablemente
vinieron a llevarse bandoneones
y se fueron.

Porque tardíamente
dieron el oro a cambio del obrero
y con sus duros ganglios de bandidos
después de comprobarnos el declive
se nos fueron.

Porque pusieron pie y robaron tierra.
Porque nosotros somos
ese ejército limpio de cachorros
con un diente en la lengua y un puño en cada lance
y un amargo sudor donde acabadamente
han de caer los hombres de los dólares,
los cajeros del caucho y del petróleo,
los que nos dieron luz sin alumbrarnos,
los ricos mercaderes que creyeron
que América no es de carne y hueso.



Jorge Mario de Lellis
(1922-1966) es una de las voces más sobresalientes de la generación del 40. Autodidacto por decisión propia.
"Cantos humanos", "Hombres del vino, del álbum, del corazón" y "Hortigueral de Almagro" son algunos de sus poemarios.

  Leonor García Hernando

17 de mayo de 2010



Tangos del asesinato

"desde la mitad de su crecimiento las mujeres son
cuidadosamente envenenadas"
Max Ernst

Todo es desorden.
No pidas otro lugar que aquel espacio de cardúmenes.
No devores otro pan, otro licor de sueño.
No pidas otro rencor que esta mesa que tanto has
codiciado.
Yo no soy tu pesadilla y no puedo consolar el cansancio
de los materiales.
¿Para qué deseas tu pequeña maceta con tulipanes
misteriosos?
¿y las alfombras de pesada lana donde los pies se deslizan
como algas en la oscuridad del mar para qué?
Yo soy la que te dice que tu suerte es poca cosa. Sólo la
trivialidad de tus cabellos cepillados para que brillen hoy
en la tormenta.
estúpida noche estúpida en todas sus ventanas sus
bancos de cemento en parques vacíos. Llueve con
agitación
no hay horror si uno respira con suavidad sobre los
vidrios. El paisaje se empaña. Regresan las hojas del nogal
apretadas por el remolino
y este rincón, esta mesa de estuque rojo, parecen ser
pasión de muchachas advenedizas. Las invitaría a
retirarse si la calle no fuese tan brutal; pero estos pasajes
+que perfuma la mandrágora no abrigarían a unas mu-
chachas que se alejan con perlas en las orejas.
No soy tu araña de gruesas patas angulares. No soy tu
destino errado.
Responde al terror con otro veneno en los labios.
Cuando miras a tu padre romper botellas contra el marco
de la puerta cuando tu madre se mueve con un
arrastrar de toallas en el pasillo y los niños están con sus
opacas cabezas cubiertas por una sábana de lino. Si tu
hermana clava su mano con el huso de vidrio y la belleza
la duerme agotada
y la enfermedad palpita en esos dormitorios donde no
quieres entrar porque ahí es pobre tu cuerpo, porque allí
tus uñas crecen curvas y los muebles tienen esa suavidad
inconclusa de la demencia.
No creas que mi rostro de barco es para esos corales.
No soy tu naufragio. No soy el fuego que mentía un
faro en la playa de piedra.
La tormenta es inmensa sobre los autos estacionados en
la avenida. Esa es la verdad: no queremos mojarnos
se desbordan las alcantarillas, se deshacen los papeles
arrojados por el paseante con dedos idiotas y una pasta
hecha de sucios fragmentos, del reflejo de difíciles ojos
impregnados; va cubriendo el asfalto de desviaciones.
Sollozar no sería dramático es tan escasa esta noche,
tan ingratos sus mástiles banderas de cenizas sobre
nuestros hombros desnudos las nubes se mueven
estremecidas y pequeñas, frías luces disminuyen en
sombra
y ustedes cuentan el gemido de la madre en el dormitorio
de paredes bloqueadas. Ustedes, que han visto al padre
golpear a la madre como un paisaje de campo desde la
ventanilla del tren.
Ustedes que no han nacido y están rotas como los
pequeños huevos de codorniz hurgados por la comadreja.
Yo no soy nada de esa corteza amarga que empujarán
contra los dientes, invierno comido por invierno. Sube los
peldaños de la escalera y mira
yo no soy tu destino. Sólo soy la que lleva la vela en la
mano e ilumina el descampado.
Además están los sencillos manteles las hamacas donde
el sol ilumina tu cuerpo temeroso el amante que te
obsequia un collar de perlas y al inclinar la cabeza,
escuchas el sonido del broche cerrándose
los cuchillos que brillan sobre la mesa de la cocina, o el
ruido de la loza en la pileta, serán todo el placer.
No soy tu destino. Siempre es amargo el deseo entre
objetos olvidados. Soy la que atraviesa la escena con su
candelabro de hierro
soy la que atraviesa descalza el monte fúnebre donde
brillan los dientes de jabalí.


Leonor García Hernando
Nació en Tucumán en 1955. Formó parte del taller literario "Mario Jorge de Lellis" y de la dirección de la revista Mascaró. Publicó Mudanzas (1974), Negras ropas de mujer (1987), La enagua cuelga de un clavo en la pared, y Tangos del asesinato (1999).
Su última lectura pública fue el 22 de marzo de 2001 en la Universidad de las Madres.
El viernes 30 de marzo de 2001 falleció en el Hospital Oncológico Marie Curie.

  John Berger

16 de mayo de 2010



Palabras

(a Beverly)


I

Garganta abajo
se precipitaban
la gente y la sangre

en los helechos
inalcanzable
aullaba un perro

una cabeza entre los labios
abrió
la boca del mundo

sus pechos
como palomas
se le posan en las costillas

su hijo mama el largo
hilo blanco
de las palabras que vendrán


II


La lengua
es la primera hoja de la columna vertebral
bosques de lenguaje la rodean
como un topo
la lengua
abre madrigueras en la tierra del habla

como un pájaro
la lengua
vuela en los arcos de palabra escrita

La lengua está amordazada y sola en la boca



John Berger
Inglaterra – 1926
De “Páginas de la herida”
Nace en Londres en 1926. Crítico de arte, pintor y escritor. Entre sus obras más conocidas están G., ganadora del prestigioso Booker Prize en 1972 y el ensayo de introducción a la crítica de arte, Modos de ver, el cual es un texto de referencia básica para la historia del arte.
A los treinta años decidió dejar de pintar para dedicarse completamente a la escritura, no porque, según sus palabras, dudara de su talento como pintor, sino porque la urgencia de la situación política en la que vivía (plena guerra fría) parecía requerir de él que se pusiera a escribir.
En la elección de los temas sobre los que escribe, John Berger ha seguido evidenciando hasta hoy su compromiso con la escritura como medio de lucha política.
Prolífico autor de ficción, no ficción, guiones de películas, y en poesía “Pages of the Wound” (Páginas de la Herida: antología poética, Visor, 1995)

  Giuseppe Ungaretti

15 de mayo de 2010



En memoria
Locvizza, 30 de setiembre de 1916

Se llamaba
Mojamed Shab

Descendiente
de emires de nómadas
suicida
porque ya no tenía
Patria

Amó la Francia
y cambió de nombre

Fue Marcel
pero no era francés
y no sabía ya
vivir
en la tienda de los suyos
donde se escucha la cantinela
del Corán
saboreando un café

Y no sabía
soltar
el canto
de su abandono

Lo he acompañado
junto con la patrona de la pensión
donde vivíamos
en París
en el número 5 de la rue des Carmes
marchito callejón en declive

Reposa
en el camposanto d' Ivry
suburbio que parece
siempre
en un día
de una
descompuesta feria

Y quizá sólo yo
sé todavía
que vivió



In memoria
Locvizza il 30 settembre 1910

Si chiamava/ Moamedad Sceab// Discendente/ di emiri di nomadi/ suicida/ perché non aveva piú/ Patria// Amó la Francia/ en mutó nome //Fu Marcel/ ma non era Francese/ e non sapeva piú/ vivere/ nella tenda dei suoi/ dove si ascolta la cantinela/ del Corano/ gustando un caffè// E non sapeva/ sciogliere/ il canto/ del suo abbandono// L'ho accompagnato/insieme alla padrona dell'albergo/ dove abitavamo/ a Parigi/ dal numero 5 della rue des Carmes/appassito vicolo in discesa// Riposa/ nel camposanto d'Ivry/ sobborgo che pare/ sempre/ in una giornata/ di una/ decomposta fiera//E forse io solo/ so ancora/che visse
en La poesia non è morta


Giuseppe Ungaretti

Trad. Jorge Aulicino

  Giuseppe Ungaretti

14 de mayo de 2010



San Martino del Carso
Valloncello dell' Albero Isolato, 27 de agosto de 1916

De estas casas
no ha quedado
más que algún
fragmento de muro

De tantos
que me querían
no ha quedado
ni siquiera eso

Pero en el corazón
ninguna cruz falta

Es mi corazón
la región más devastada



San Martino del Carso
Valoncello dell' Arbero Isolato, il 27 agosto 1916

Di queste case/ non è rimasto/ che qualche/ brandello di muro// Di tanti/ che mi correspondevano/ non è rimasto/ neppure tanto// Ma nel cuore/ nessuna croce manca// E il mio cuore/ il paese piú straziato



Giuseppe Ungaretti
De padres italianos, nació el 8 de febrero de 1888 en Alejandría (Egipto), a donde su familia se había trasladado. En 1914 volvió a Italia y al estallar la Primera Guerra Mundial se enroló voluntario por compartir el destino de sus contemporáneos.
Junto a Eugenio Montale y Salvatore Quasimodo es uno de los fundadores y miembro destacado de la escuela hermética italiana.
La evolución artística de Ungaretti sigue un itinerario que va del paisaje a la humanidad, a la revelación religiosa, al impacto del contacto con la poderosa naturaleza brasileña, al dolor por la muerte de su hijo y al retorno a Roma en el momento en que estalla la Segunda Guerra Mundial.
Murió en Milán el 2 de junio de 1970.
Obras: “El puerto sepultado” (1916); Alegría de náufragos (1919); Sentimiento del tiempo (1933); El dolor (1947); La tierra prometida (1939); La vida de un hombre. (1977, donde se recoge toda su poesía).

en La poesia non è morta
Trad. Jorge Aulicino

  Cesare Pavese

13 de mayo de 2010


Tierras quemadas

Habla el joven esmirriado que ha estado en Turín.
El gran mar se extiende, oculto por rocas,
y da al cielo un azul pálido. Relucen los ojos
de todos los que escuchan.

A Turín se llega de noche
y se ven enseguida por la calle las mujeres
maliciosas, vestidas para los ojos, que caminan solas.
Allá, todas trabajan por la ropa que visten,
pero la adaptan a cada luz. Hay colores
para la mañana, colores para salir a las avenidas,
para gustar de noche. Las mujeres, que esperan
y se sientan solas, conocen a fondo la vida.
Son libres. A ellas no se les discute nada.

Siento el mar que bate y rebate fatigado en la orilla.
Veo los ojos profundos de estos muchachos
relampaguear. A dos pasos, la fila de higueras
desesperada se aburre sobre la roca rojiza.

Son tan libres que fuman solas.
Se las encuentra de noche y se las deja de mañana
en el café, como amigos. Son jóvenes siempre.
Quieren ojos y presteza en el hombre y que bromee
y que sea siempre fino. Basta salir a las colinas
y que llueva: se rinden como niñas,
pero saben gozar el amor. Más expertas que un hombre.
Son vivaces y lanzadas y, aun desnudas, charlan
con ese brío que tienen siempre.

Lo escucho.
He mirado las ojeras del joven esmirriado
tan atentas. Han visto también ellas un vez aquel verde.
Fumaré en la noche oscura, ignorando hasta el mar.





Terre bruciate

Parla il giovane smilzo che è stato a Torino. / Il gran mare se stende, nascosto da rocce, / e dà in cielo un azurro slavato. Rilucono gli occhi / da ciascuno che ascolta. // A Torino si arriva di sera / e si vedono subito per la strada le donne / maliziose, vestite per gli occhi, che camminano sole. / Là, ciascuna lavora per le veste che indossa, / ma l' adatta a ogni luce. Ci sono colori / da matino, colori per uscire nei viali, / per piacere di notte. Le donne, che aspettano / e si senteno sole, conoscono a fondo la vita. / Sono libere. A loro non rifutano nulla. // Sento il mare che batte e ribatte sposatto alla riva. / Vedo gli occhi profondi di questi ragazzi / lampeggiare. A due passi il filari di fichi / disperato s' annoia sulla roccia rossastra. // Ce ne sono di libere che fumano sole. / Ci si trova la sera e abbandona al matino / al café, come amici. Sono giovani sempre. // Voglion occhi e prontezza nell' uomo e che scherzi / e chi sia sempre fine. Basta uscire in collina / e che piova: si piegano come bambine, ma si sano godere l' amore. Più esperte di un uomo. / Sono vive e slanciate e, anche nude, discorrono / con quel brio che hanno sempre. // Lo ascolto. / Ho fissato le occhiaie del giovane smilzo / tutte intente. Han veduto anche loro una volta quel verde. / Fumerò a notte buia, ignorando anche il mare.

Trad. Jorge Aulicino


Cesare Pavese
Italia (1908-1850)
"Lavorare stanca" (1936, 1943)
Poesie, Mondadori, Verona, 1969

  Salvatore Quasimodo

12 de mayo de 2010



A tu lumbre naufrago

Nazco a tu lumbre naúfrago,
tarde de aguas límpidas.

De serenas hojas
arde el aire consolado.

Erradicado de entre los vivos,
corazón provisorio,
soy límite vano.

Tu dádiva tremenda
de palabras, Señor,
descuento asiduamente.

Despiértame de entre los muertos:
cada uno ha agarrado su tierra
y su mujer.

Tú me has mirado adentro
en la oscuridad de las vísceras:
nadie tiene mi desesperanza
en el corazón.

Soy un hombre solo,
un sólo infierno.



Al tuo lume naufrago. Nasco al tuo lume naufrago, / sera d’acque limpide. // Di serene foglie / arde l’aria consolata. // Sradicato dai vivi, / cuore provvisorio, / sono limite vano. // Il tuo dono tremendo / di parole, Signore, / sconto assiduamente. // Destami dai morti: / ognuno ha preso la sua terra / e la sua donna. // Tu m’hai guardato dentro // nell’oscurità delle viscere: // nessuno ha la mia disperazione / nel suo cuore. // Sono un uomo solo, / un solo inferno.

Trad. Teódulo López Meléndez


Salvatore Quasimodo
Italia
De “Erato y Apòllion (1932-1936)”

Nace el 20 de agosto de 1901 en Sicilia . Poeta y periodista miembro del movimiento hermético italiano, recibió el Premio Nobel de Literatura en 1959. El discurso que pronuncia ante la Academia Sueca, en el que defiende el papel activo del poeta y de la poesía en la sociedad, será publicado en 1960 junto con otros ensayos en el libro El poeta y el político.
Muere en Nápoles el 14 de junio de 1968 a causa de una hemorragia cerebral; está enterrado en el Cementerio Monumental de Milán.
Obras: “Aguas y tierras” (1930); “Oboe sumergido” (1932); “Erato y Apolión” (1936); “Y de repente la noche” (1942); “La vida no es sueño” (1949); “La tierra incomparable” (1958); “El poeta y el político” (1960); “Dar y tener” (1966)

  Eugenio Montale

11 de mayo de 2010



La anguila


La anguila, la sirena
de los mares fríos que deja el Báltico
para alcanzar nuestros mares,
nuestros estuarios, los ríos
que remonta profundamente, bajo corriente adversa,
de ramal en ramal
y luego de cabello en cabello,
siempre más adentro, siempre más hacia el corazón
de la piedra, filtrando
en acequias de fango, hasta que un día
una luz arrojada desde los castaños
enciende su serpenteo en charcos de agua muerta,
en las zanjas que bajan
de los saltos de los Apeninos a la Romaña;
la anguila, antorcha, fusta,
flecha de amor en la tierra
que solo nuestros barrancos o disecados
arroyitos pirenaicos reconducen
a paraísos de fecundación;
el alma verde que busca
vida donde solo
muerde la aridez y la desolación,
la centella que dice
todo comienza cuando todo parece
carbonizarse, rama seca sepultada;
el iris breve, gemelo
del que engasta tus pestañas
y haces brillar intacto en medio de los hijos
del hombre, inmersos en tu fango, ¿puedes tú
no creerla hermana?



L' anguilla
L’anguilla, la sirena / dei mari freddi che lascia il Baltico / per giungere ai nostri mari, / ai nostri estuari, ai fiumi / che risale in profondo, sotto la piena avversa, / di ramo in ramo e poi / di capello in capello, assottigliati,/ sempre più addentro, sempre più nel cuore / del macigno, filtrando / tra gorielli di melma finché un giorno / una luce scoccata dai castagni / ne accende il guizzo in pozze d’acquamorta, / nei fossi che declinano / dai balzi d’Appennino alla Romagna; / l’anguilla, torcia, frusta, / freccia d’Amore in terra / che solo i nostri botri o i disseccati / ruscelli pirenaici riconducono / a paradisi di fecondazione; / l’anima verde che cerca / vita là dove solo / morde l’arsura e la desolazione, / la scintilla che dice / tutto comincia quando tutto pare / incarbonirsi, bronco seppellito; / l’iride breve, gemella / di quella che incastonano i tuoi cigli / e fai brillare intatta in mezzo ai figli / dell’uomo, immersi nel tuo fango, puoi tu / non crederla sorella?

Antologia Virtuale della Poesia Italiana

Traducción: Jorge Aulicino


Eugenio Montale

De “La bufera e altro” 1956

Nace el 12 de octubre de 1896, fue un poeta, ensayista y crítico de música italiano.
Tuvo dificultades de salud durante la infancia, que lo obligaron a interrumpir sus estudios. Quería ser cantante y, al retomar sus estudios formales, tomó paralelamente clases de canto. Su afición por la música se reflejaría en muchos de sus poemas y lo llevaría finalmente, en su madurez, a ejercer la crítica musical. Leyó ávidamente, durante su juventud y adolescencia, a los simbolistas franceses. Sin maestros, aprendió francés e inglés.
En 1917, fue incorporado al ejército y participó en la Primera Guerra Mundial, experiencia que también tendría resonancia en su poesía.
Recibió el Premio Nobel de Literatura en 1975.
Fallece el 12 de septiembre de 1981
Obra poética: “Ossi di seppia” (Huesos de sepia, 1925); “Le occasioni” (Las ocasiones, 1939); “Finisterre” (1943); “Quaderno di traduzioni” (1948); “La bufera e altro” (El vendaval y otras cosas, 1956); “Farfalla di Dinard” (Mariposa de Dinard, 1956); “Xenia” (1966); “Auto da fè” (1966); “Fuori di casa” (Fuera de casa, 1969); “Satura” (1971); “Diario del '71 y del '72” (1973); “Sulla poesia” (Sobre la poesía, 1976); “Quaderno di quattro anni” (Cuaderno de cuatro años, 1977); “Altri versi” (1980); “Diario postumo” (1996).

  Marcos Ana

10 de mayo de 2010



Mi corazón es patio

A María Teresa León


La tierra no es redonda:
es un patio cuadrado
donde los hombres giran
bajo un cielo de estaño.
Soñé que el mundo era
un redondo espectáculo
envuelto por el cielo,
con ciudades y campos
en paz, con trigo y besos,
con ríos, montes y anchos
mares donde navegan
corazones y barcos.
Pero el mundo es un patio
(Un patio donde giran
los hombres sin espacio)
A veces, cuando subo
a mi ventana, palpo
con mis ojos la vida
de luz que voy soñando.
y entonces, digo: “El mundo
es algo más que el patio
y estas losas terribles
donde me voy gastando”.
Y oigo colinas libres,
voces entre los álamos,
la charla azul del río
que ciñe mi cadalso.
“Es la vida”, me dicen
los aromas, el canto
rojo de los jilgueros,
la música en el vaso
blanco y azul del día,
la risa de un muchacho…

Pero soñar es despierto
(mi reja es el costado
de un sueño
que da al campo)

Amanezco, y ya todo
—fuera del sueño— es patio:
un patio donde giran
los hombres sin espacio.

¡Hace ya tantos siglos
que nací emparedado,
que me olvidé del mundo,
de cómo canta el árbol,
de la pasión que enciende
el amor en los labios,
de si hay puertas sin llaves
y otras manos sin clavos!
Yo ya creo que todo
—fuera del sueño— es patio.
(Un patio bajo un cielo
de fosa, desgarrado,
que acuchillan y acotan
muros y pararrayos).

Ya ni el sueño me lleva
hacia mis libres años.
Ya todo, todo, todo,
—hasta en el sueño— es patio.

Un patio donde gira
mi corazón, clavado;
mi corazón, desnudo;
mi corazón, clamando;
mi corazón, que tiene
la forma gris de un patio.
(Un patio donde giran
los hombres sin descanso)



Marcos Ana
España - 1920

Fernando Macarro Castillo más conocido como Marcos Ana (seudónimo formado con los nombres de sus padres), poeta español nacido el 20 de enero de 1920. Su intensa biografía le ha hecho convertirse en uno de los símbolos de la cultura antifascista.
Preso 23 años durante la dictadura franquista. Estuvo junto a Miguel Hernández, al que llegó a conocer antes de su muerte, y terminó en el penal de Burgos, donde permaneció desde 1946 hasta 1961. Destacó entre sus compañeros al hacerse responsable de pasquines que circulaban por la prisión en los que se alentaba a resistir a los presos, por lo que fue condenado a muerte en 1941 en Consejo de Guerra (tras la segunda condena falleció su madre, encontrada en una zanja cerca del Penal de Burgos) así como por formar grupos organizados e incluso un diario clandestino llamado Juventud.
Su poesía desgarradora animaba a combatir la dictadura con la palabra y hacía un llamamiento a la liberación de los presos políticos. Su obra llegó hasta muchos intelectuales españoles exiliados y la organización Amnistía Internacional, que presionaron para su liberación, lo que ocurrió el 17 de noviembre de 1961.
Obra: Poemas desde la cárcel (1960, publicado en Brasil); España a tres voces (1963, publicado en Argentina); Las soledades del muro (1977); Decidme cómo es un árbol (200
7)


Obra: Patio de presos - Vincent Van Gogh

  Jacobo Fijman

9 de mayo de 2010



El “Otro”

Tarde de invierno.
Se desperezan mis angustias
como los gatos;
se despiertan, se acuestan;
abren sus ojos turbios
y grises;
abren sus dedos finos
de humedad y silencios detallados.

Bien dormía mi ser como los niños,
¡y encendieron sus velas los absurdos!

Ahora el Otro está despierto;
se pasea a lo largo de mi gris corredor,
y suspira en mis agujeros,
y toca en mis paredes viejas
un sucio desaliento frío.

¡La esperanza juega a las cartas
con los absurdos!
terminan la partida
tirándose pantuflas.

Es muy larga la noche del corazón.



Jacobo Fijman
Rusia (1898 – 1970)
De “Poesía completa”
Ed. del Dock 2005

Poeta, escritor, músico y pintor argentino. Jacobo Fijman nació en el seno de una familia de inmigrantes judíos que llegaron a la Argentina en 1902 huyendo de la persecución antisemita.
Gran lector, estudia filosofía, leyes, matemática, gramática, medicina y astrología en forma autodidacta. En 1917 abandona a la familia y se traslada a la capital de Buenos Aires, estudiando en el "Profesorado de Lenguas Vivas", egresando como profesor de francés. Mientras se desempañaba como periodista en 1921, Jacobo Fijman tiene una profunda crisis existencial, es detenido arbitrariamente por la policía, maltratado y llevado al Hospicio de las Mercedes por varios meses, donde los castigos recibidos le dejarían marcas durante toda su vida. En 1923 participa de la revista literaria Martín Fierro, colabora en distintos periódicos y revista y publica su primer libro de poemas en 1926,”Molino Rojo”. Jacobo Fijman realiza varios viajes a Europa entre 1928 y 1931, visitando Francia, Italia, España y Bélgica. En 1932 comienza a viajar por el país como músico


Revista Crisis Diciembre 1986

  Alejandra Pizarnik

8 de mayo de 2010



Sala de Psicopatología (Fragmentos)

Ignoro qué hago en la sala 18 salvo honorarla con mi presencia prestigiosa (si me quisieran un poquito me ayudarían a anularla)
Oh no es que quiera coquetear con la muerte
Yo quiero solamente poner fin a esta agonía que se vuelve ridícula a fuerza de prolongarse,
(Ridículamente te han adornado para este mundo- dice una voz apiadada de mí)
Y
Que te encuentres con vos misma – dijo
Y yo le dije:
Para reunirme con el migo de conmigo y ser una sola y misma entidad con él tengo que matar al migo para que así se muera el con y, de este modo, anulados los contrarios, la dialéctica supliciante finaliza en la fusión de los contrarios.
......................................
Sala 18
Cuando pienso en laborterapia me arrancaría los ojos en una casa en ruinas y me los comería pensando en mis años de escritura continua,
15 o 20 horas escribiendo sin cesar, aguzada por el demonio de las analogías, tratando de configurar mi atroz materia verbal errante,
porque –oh viejo hermoso Sigmund Freud- la ciencia psicoanalítica se olvidó la llave en algún lado:
abrir se abre
pero ¿cómo cerrar la herida?
..........................................
Pero le pasó (a Kafka) lo que a mí:
se separó
fue demasiado lejos en la soledad
y supo –tuvo que saber-
que de allí no se vuelve

se alejó –me alejé-
no por desprecio (claro es que nuestro orgullo es infernal)
sino porque una es extranjera
una es de otra parte,
ellos se casan,
procrean, veranean,
tienen horarios,
no se asustan por la tenebrosa
ambigüedad del lenguaje
(No es lo mismo decir Buenas noches que decir Buenas noches)
El lenguaje
-yo no puedo más,
alma mía, pequeña inexistente,
decídete;
te las picás o te quedás,
pero no me toques así,
con pavura, con confusión,
o te vas o te las picás,
yo por mi parte, no puedo más



Alejandra Pizarnik
De “Poesía Completa”
Ed. Lumen - 2000



Obra: Autor-Carlo-Zinelli - 1916/1974

  José María Pallaoro

7 de mayo de 2010



La casa verde

construiré mi casa no tan lejos
de los seres queridos no tan cerca del dolor

incendiada casa de hiedras y enamoradas / heraldos de rocío / no
vivirá el lujo la austeridad será comarca / de las paredes de la casa
brotarán fragancias pigmentadas jazmines chinos y amarillos
y rojas campanas como harapiento muro silencioso

una casa verde precedida en su camino por profundas torres de cipreses
niquelados álamos develadores de apotegmas azules

una casa vegetal morada en alguno de sus rincones una siempreviva
adivinadora araucaria ofrendando en momentos de mortal necesidad
nutriente mosto / para que a la hora de la sacra ceremonia
su leyenda se cristalice pura

construiré mi casa / mi verde
casa / tendré profana sepultura



José María Pallaoro
Argentino - 1959
De “En medio de la lluvia, la noche, el día”, 1983-1991


Nació el 28 de febrero de 1959 en La Plata.
Es director de la revista de poesía "El espiniyo" y editor de Libros de la talita dorada. Sus blogs: Aromito y Los Ojos.
Como escritor publicó plaquetas, cuadernos y los libros de poemas: "El viaje circular" (1973-1981), 1998; "Pájaros cubiertos de ceniza" (1982-1990), 1999, "Son dos los que danzan", 2005; "Poemas anteriores", 2008; "Cuando llueve / el mundo / es otro" y "Andante Ma Non Troppo Tren"(en revista Sismo Trapisonda, nº 1/2008 y nº 3/2009, respectivamente). En 2009 publicó "Sobreplaquetas". Seleccionó los textos de las antologías: "Naranjos de fascinante música: poesía contemporánea de amor en La Plata" (2003, que reúne a 34 autores de la ciudad de las diagonales desde la segunda mitad del siglo XX hasta el presente) y "Disculpas del irascible" de Néstor Mux (2009).


Obra: Camino con cipreses - Vicent Van Gogh

  Gustavo Caso Rosendi

6 de mayo de 2010



en la voz del autor


Ventana

Va a haber que pasarle la mano a esta tarde empañada
acomodar ciertas cosas
como por ejemplo ponernos los huesos
de cuando teníamos nueve años

llovía y en la ventana colmada de aliento
y calor de hogar aparecían hombrespalotes
de cabezas redondas y sonrisas anchas

Va a haber que dibujar de nuevo sobre el vidrio
hoy que las habitaciones están solas
y lo único que se escucha es el tic-tic
de la lluvia que quiere mojarnos la cara

Aún deambulan por el patio niños de medias húmedas
rostros envueltos en bufandas de niebla
(motivos que habíamos olvidado en los cajones)
olores a naftalina desolada

Va a haber que empuñar de nuevo una cucharita
y correr alrededor de la mesa
intentar cazar las mariposas de vapor de té
que sobrevuelan el living del viejo cumpleaños

Habrán conseguido escaparle a los cables
aquellos barriletes o estarán volando todavía
como ícaros vestidos de payaso queriendo alcanzar el sol

o estarán volando todavía

Aún hoy deambulan por el patio niños con bonetes
como cornetines en tus distintas bocas
plegándose y replegándose

uno parecido a vos se acerca al vidrio
lo golpea con el dedo como queriendo aplastar
cada gotita de cada día lluvioso
contra tu cara que mira de adentro
cada gotita de cada día lluvioso de afuera



Gustavo Caso Rosendi
De "bufón fúnebre" (1995)

  Norma Etcheverry

5 de mayo de 2010



Aguas

“La lluvia es bella y triste
y acaso nuestro amor sea bello y triste”

Raúl González Tuñón

Dice la lluvia que esta vez
pasará de largo
que no se llevará los colchones
ni las fotos del bebé
ni los papeles del renó
ni la escritura del terreno
que no dejará su marca en las paredes
heridas de arroyo abierto
bajo un cielo de cartón
chapas grasas de la noche
en que resbalan las gotas
por la frente del barrio
dice la lluvia que luego
se tenderá mansita
sobre el asfalto que viene a cuenta
de una promesa
o en otras sogas de la ropa
o en el escote del veranito
que arrima mesas
a la vereda

Va tan rápido el mundo, la vida,
pasan los nombres en el diario
y tantas cosas pasan
pero el agua
no
el agua se queda
estancada
un remolino de basura
frunce la banquina y tus labios, negra,
que antes del agua fueron de miel
ahora son dientes
perros en furia mordiendo el barro

dice la lluvia que ya basta
digo yo, negra, que ya basta
que así no se puede construir
ningún amor
ningún recuerdo
para mañana.



Norma Etcheverry
De "La ojera de las vanidades y otros poemas" (2009)

Nació en Ranchos, provincia de Buenos Aires. Reside en La Plata. Estudió periodismo en la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) y cursó en humanidades materias de literatura y filosofía. A fines de los 80 participó con, entre otros, E. Tomaz, Caso Rosendi, Rezzano, Patricia Coto, Carlos Ríos, Susana Dakuyaku y Ralveroni, de la Feria del Autor Inédito, un proyecto que llevó la poesía a la calle mediante la difusión de producciones artesanales en plazas y espacios públicos. Publicó Máscaras del tiempo (1998) Aspaldiko (Editorial Universitaria de La Plata, 2002) y La ojera de las vanidades y otros poemas (2009)Colabora en la revista de poesía El Espiniyo y en publicaciones del interior de su país. Produce Diagonal Converso, revista breve que se distribuye periódicamente por correo electrónico. Ha participado en talleres de escritura en la Casa de la Poesía de Buenos Aires bajo la coordinación de Alicia Genovese.

  Néstor Mux

4 de mayo de 2010



Ante la radiografía del pie de nuestro hijo

Ahora no recordamos si el pie entonces
pateó una piedra o cayó de un árbol mientras jugaba
para quedar ante nosotros aprisionado en esta radiografía.
A pesar de no ofrecer la consistencia de la carne adherida
uno imagina una hoja seca con sus nervaduras
pugnando por flotar en las sombras de la placa.
Porque en su vida real este pie deberá pisar
en medio del amor y la desdicha,
en medio de la plenitud de la tierra y del precipicio,
luego de haber llegado hasta la casa
del único amigo que le quede en el mundo.
Y habrá de caminar con los sueños y el aliento
que tenga para construir su propia historia
complicado en la historia de los otros.
Este pie que continuará al mío
y empujará a ese otro pie que recomience
ya lejos de nosotros y del espacio breve
que ocupamos para comida del olvido.
Porque si bien la muerte y el tiempo
sólo respetarán nuestros huesos
uno no admite, mientras tanto, este recuerdo de mañana,
este simulacro pálido de la eternidad.



Néstor Mux
En: “Disculpas del irascible”, antología (1978-2009)

Nació en 1945 en La Plata, donde vive. Publicó en poesía: “La patria y el invierno”, 1965; “Nosotros en la tierra”, 1968; “Cartas intimas para todos”, 1974; “Como quiera que sea”, 1978; “Perros atados”, 1982; “Poemas”, 1985; “Poesía reunida” (incluye un libro inédito: “Cosas que nos rodean”, 1986), 2000; “Papeles a consideración”, Libros de la talita dorada, 2004 y “Disculpas del irascible”, antología (1978-2009) con selección de textos de José María Pallaoro e introducción de Mario Arteca, Libros de la talita dorada, 2009.

  César Cantoni

3 de mayo de 2010




Ayer vino mi madre

Ayer vino mi madre muerta a visitarme.
Vino vestida de entrecasa, con su gastado delantal a cuadros,
que colgaba de un gancho en la cocina.
No preguntó por nada ni por nadie. Simplemente,
quería saber si todo se encontraba en orden:
las camas tendidas, los cuartos ventilados,
las plantas podadas y con agua...
De paso, me recordó que la felicidad no dura,
que el amor es triste y duele demasiado
y que, al final, sólo queda arreglárselas como se puede.
También me dijo que no comiera dulces
y, sobre todo, que me cuidara del invierno,
que, en invierno, el viento suele ser traicionero en las esquinas.
Después, cuando la tarde agonizaba,
salió a la calle, saludó a los vecinos como de costumbre
y se fue con su escolta de ángeles indulgentes.
Sí, ayer vino mi madre muerta a visitarme.



César Cantoni
De "Diario de paso" (2008)

Nació en La Plata en 1951. Su obra poética publicada comprende los siguientes libros: “Confluencias” (1978), “Los días habitados” (1982), “Linaje humano” (1984), “La experiencia concreta” (1990), “Continuidad de la noche” (1993), “Cuaderno de fin de siglo” (1996), “Triunfo de lo real” (2001), “La salud de los condenados” (2004) y “Diario de paso” (2008). Publicó, además, la plaqueta “Irlanda” (1998) y el cuadernillo “Intemperie y otros poemas” (2006) "Diario de paso" (2008).

  Rolando Revagliatti

2 de mayo de 2010



Omisión

¿Cómo es sentir
tanta omisión:
que hoy no venga
que esté faltando?

(Ella
¿te deshace?)

Lugares comunes:
que la esperés en vano
que te mueras por ella

¿Será esta
inoculación al menos
una variante de la
“pura ausencia”?

Te descoyunta
que ella pueda ahora
estar
en otra parte.


Nada es imposible

No es imposible que sean treinta
los años que hace que no la veo

Con ella convivo
-no es imposible-
desde hace treinta años

Mi ceguera
                 y ella:
nada es imposible.



Rolando Revagliatti
De "Infamélica" (febrero 2010)

Nació en la ciudad de Buenos Aires
en 1945. Publicó en soporte papel dos volúmenes con cuentos y relatos, uno con su dramaturgia, quince poemarios, además de tres antologías poéticas.
Su poemario "Ojalá que te pise un tranvía llamado Deseo", inédito en soporte papel, cuenta con dos ediciones-e: en PDF y en Versión FLIP (Libro Flash)

  Efemérides del 24 al 31

1 de mayo de 2010


24 de Mayo - Nace en 1940 Joseph Brodsky



25 de Mayo - Bicentenario de la Revolución de Mayo



25 de mayo - Muere en 1974 Arturo Jauretche



30 de Mayo- Nace en 1265 Dante Alighieri



30 de Mayo - Muere en 1994 Juan Carlos Onetti



31 de Mayo- Nace en 1819 Walt Whitman

  Efemérides del 16 al 23


16 de Mayo - Nace en 1917 Juan Rulfo



16 de Mayo- Muere en 1886 Emily Dickinson



17 de Mayo- Muere en 2009 Mario Benedetti



19 de Mayo- Muere en 1895 José Martí



22 de Mayo - Muere en 1967 Langston Hughes



22 de Mayo - Nace en 1880 Alfonsina Storni



22 de Mayo - Nace en 1930 Agustín Tosco



23 de Mayo- Muere en 1992 Atahualpa Yupanqui



23 de Mayo- Nace en 1591 Luis de Góngora