Estación Quilmes: 01/01/2014 - 02/01/2014

  Renzo Cecenarro

30 de enero de 2014



La espera


En lo sucesivo me preguntaré cómo debo esperar.

los espejos sin orillas
el color blanco de los amantes
los olvidos de la cruz del sur
los fantasmas a la intemperie
la desgracia bajo la esquina
las guerras en el papelito
la almohada que mira la sábana
el no te humo en el corazón
las espaldas como hélices
las lenguas como rúculas
y el muerto en la fatiga
y la extremidad en el carrousell
la brisa naranja de tucumán
y el hilo entre los dientes
la vida entre las medias de los niños
y la poesía en cintura viva


El jazz predestina ese gusto a podrido de los ingenios.

A la mañana las estrellas no se notan, pero giran.
Yo preguntaré cómo esperar.



13


Vea: mi cuerpo no es un desalojo
más bien sufre de astigmatismo
de astrolabio
de fractura que fragata los veinte mares
y deambula
como búho
por encima de los toldos
esperando una mañana de menta sin maraña
y asumiendo
y lamiendo
y cortajeando
todas las desgracias que pueda patinar el piélago


Usted puede ser ventana
a veinte toboganes de deslizo

No pierda el suspiro,
no piense en desalojo,
todos estamos llenos

Llenos de gente
que viene y que va.



Renzo Cecenarro
De “Pinula”


Nació en Catamarca. Es poeta y músico.


  Javier Adúriz

25 de enero de 2014



Delirio del dios

Ven, dulce amiga, ven…
E.E.               


Perséfone divina,
rompé, vení, brotá,
señora del infierno.

Mi barba es una manta
viva
para nuestros piojos.

¿O no dijiste vuelvo
pronto, y desde anoche
no volviste, cariño?

La llama de la fe
vacila así, dietética
señora, caradura.

Desde el último sorbo
cada soplo que doy
me pesa como un  ancla,
sin contar los juanetes.

Vení, brotá, rompé,
si todo joven
(incluso del noventa)
exige tu delicia:
¡cuánto más esta ruina!

No mires, no me mires.
sabé que ya no puedo,
sabé que ya no importa:
miráme, concedéme.

Yo sé besar querida,
aún figurado y pocho,
uvita chinche mía,
cartoncito de ensueño.

Vocecita, mi cielo,
vení, rompé, brotá,
turrita de tinieblas.




Javier Adúriz
Argentino (1948 – 2011)
De: "Canción del Samurai" - Ed. del Dock – 2004.


Imagen: www.escritosenlacalle.com

  Cristina Peri Rossi

21 de enero de 2014



Considerando


Teniendo en cuenta y considerando
el progresivo deshielo de los mares
el efecto invernadero
la veloz extinción de las especies
el hambre feroz en África y el sida
las guerras religiosas en Oriente
los miles de mujeres asesinadas
por sus hombres más cercanos
la progresión del cáncer
la infibulación de las niñas
el aumento del precio del petróleo
el turismo sexual en Tailandia
las múltiples torturas impunes
el numeroso grupo de dictaduros
y dictablandos
el tráfico de armas
el tráfico de órganos
el tráfico de blancas
las matanzas y los genocidios
las violaciones y los accidentes automovilísticos
el hecho de que tú y yo ya no hagamos el amor
es sencillamente irrelevante.



Cristina Peri Rossi
Uruguay – 1941

De: Habitación de Hotel.
Ed. Random House Mondadori – 2007
Books.google.com.ar


Obra: El Desamor – Pedro Altadill Jiménez (España )


  Alberto Szpunberg

17 de enero de 2014



V

  Luego vinieron y echaron abajo las puertas y ventanas,
  sin más prueba que el apenas leve roce de los días
  contra la cal que blanquea las paredes y la tregua aún
  más blanca que el domingo:

- a ver ustedes, ustedes, descuelguen esas miradas del techo,
  alguno que otro clavo, una foto de mamá, el florerito
  con las rosas de hace un mes, y la manga de una
  campera verde –el otro brazo no hizo falta- olvidada
  en la silla del comedor,

- ¿Verde? ¿era verde? ¿era de un verde ya gastado, a punto
    de ceder a la altura de los codos que sostienen
    todo el peso de las circunstancias?

- ¿Es que acaso solía apoyarse en la mesa, abrir un libro
     y subrayar ciertas palabras?

- ¿Es que previamente hay una cintura que investigar,
     un talle ceñido una noche o todas las noches?

- Alguien, vaya a saber su nombre, alguien confesó
    antes de morir que se amaban, y esta pelusa que la
    pala recoge del aire es la prueba contundente de la
    liviandad del amor que practicaban, por la manera
    de dejarse caer en el aire, lentamente, el mismo casi
    mismo movimiento, como un copo de nada, apenas
    una hebilla de carey, huesos, cristales, miopías
    destrozadas por la visión del mundo, los alaridos que
    retumban todavía , porque tampoco sabe si él es él
    o a lo mejor era ella u otro/otra que gritaba, es fácil
    confundirte, confundirme, confundirlos…

- Pero, ¿alguien oyó algo?

- Yo no oí nada, señor, era domingo y nadie oyó nada…

- Naides más que naides, aquel de los oídos receptivos,
   ¿tampoco oyó nada?

- Yo no fui, señor, yo todavía no había nacido y,
   además, era de noche.



Alberto Szpunberg
Argentino – 1940

De: “Luces que a lo lejos” – 2008 - En: “Como sólo la muerte es pasajera”.
Poesía reunida - Ed. Entropía – 2013


Foto extraída de: www.radio.cz


  Francisco Madariaga

13 de enero de 2014



Edgar Bayley


Estaban ocultas las estrellas entre una lluvia
roja
que llegaba hasta la ventana del Hospital,
pero de pronto resaltaron y pararon a la lluvia,
para acompañar al Rey del Sueño.

-Murió Edgar Bayley- se lee en los diarios de Buenos
Aires.
Pero Edgar no ha muerto, ha quedado encantado,
con ese antiguo esplendor de los cantores
sobre cuyos cabellos dormían los pájaros que sabían
qué era y cuándo nació la poesía.

La Capital del Sueño lo ha reclamado.
Buenas albas, dolor.



Francisco Madariaga
Argentino (1927 – 2000)

De: Criollo del universo - Ed. Argonauta – 1998

Foto extraída de: dossierstematicos.blogspot.com.ar
(Madariaga – Bayley  y Rodolfo Alonso)



  Digdora Alonso

9 de enero de 2014



Prosapia del gato


Misterio en los destellos de sus ojos en la noche,
en los saltos desde la altura cayendo de pie y sin daño,
en su andar silencioso de uñas escondidas...


Sube a los tejados para ver a Isis en la Luna
y se tiende gozoso bajo los rayos de Horus.
No tiene dueño.
Pasa indiferente entre los hombres
que ya no son sus adoradores.
Vive con nosotros sólo por su odio ancestral a los
ratones que profanaban los templos de Amón Ra.
Pero ama la casa como un templo.
De los mitos griegos le viene su temor al perro
que siempre es el Can Cerbero.
y huye del agua de la laguna Estigia.


Cierra los ojos mientras come
para no ver a los que le ofrecen sobras.
Y gusta del pescado que no sabe pescar,
porque se lo llevaban como ofrenda
desde las márgenes del Nilo.


El gato era un Dios y lo recuerda.


Digdora Alonso 
Cuba (1921 – 2007)

De “Yo, mi desconocida” – 1988  - En: “Retorno”- Poesía casi completa
Ediciones Matanzas - 2010


Foto extraída de: ogunguerrero.wordpress.com

Obra: http://www.abretelibro.com


  Arturo Carrera

6 de enero de 2014



Reyes

I

¿Qué me van a traer –pá- los reyes?;
¿me van a traer esos bsbss que les pedí? –y
me lo decía al oído, poniendo su manita en el contorno
de mi oreja como para volver más audible
el enigma,


y el cielo donde vimos pasar, sobre la luna llena,
caravanas de nubes y mirra, incienso en forma de
camellos y el turbante finito y los zuecos escamados
de cobre y piedras parecidas a
este cielo, de terraza,
cuando otra vez la vocecita nombra
todo el supremo intercambio:

“qué les daré yo, pá?
¿Pasto?”



Arturo Carrera
Argentino – 1948

De: Potlatch - Ed. Interzona – 2004

Obra: Mosaico antiguo de la Iglesia de San Apolinar el Nuevo – Ravena (Italia)
Foto extraída de: ernestogarcialopez.blogspot.com


  Marcelo Marcolin

2 de enero de 2014



Un huracán está llegando


hay sequía loco,             
va para largo que no cae
una gota de merca         
Marcos Silber

Aquella sonrisa rota dibujada en el bar
o aquellas piernas saladas desde el atlas,
tal vez el héroe en un caballo blanco circulando por los laberintos
o las brisas de mayo temblando en un bulevar de Rosario;
todo eso mujer en mis persecuciones de espera
todo eso con un trago fuerte bajo el farol
sin un ómnibus para viajar al otro lado.
Por favor basta de golpearme la puerta
ya comprendí al che, marx
y también las putas concesiones democráticas.
Hoy me pondré las medias y los pantalones,
leeré le monde y beberé ese amargo silencio.

Necesito tu lengua sobre los poemas
necesito mi cuerpo sobre tu lengua
y también necesito demasiadas revoluciones para esta noche.
Alguien está agitando el teléfono
alguien agita su sexo:
que se inunde de sexo este milenio
que lluevan orgasmos sobre las cabezas momificadas
que el viento revuelva la sangre y los corazones.

Has llamado a mi amigo?
Has preguntado en que lugar se quiebran las esquinas?
Voy hacia aquellas rutas
las del no sé donde debo partir
las rutas donde la noche traza su enigma
y la respiración sacrificada aprieta las venas.
El poeta no ha nacido y todos lo deben saber
el verdadero poema no ha sido escrito
y la tormenta se ha llevado la inspiración.

Toma aquella carretera hacia el sur
bebe otra mujer al borde de la locura
hazle el tajo más perfecto y respira su miel sin hormigas
acaricia su centro hacia el este
para descifrar sus transparencias a través de los espejos
ponle un lazo a su estima
y provócale sexo mucho más allá de su cuota sentimentalista.

Oh mis amigos no pudimos con las estrellas y los setenta
regresamos vomitando freud y cuba libre,
por favor no preguntes esta noche
sobre los cometas que se han perdido
yo me duermo entre botellas naufragas
y mi padre está muy lejos para abrir las ventanas
y aún no he encontrado la habitación de los sueños.

¿Saben los dioses de esta cena?
¿Saben bien ellos de aquellos desvelos en la ruta 8?
¿Saben las mujeres del pasado lo bien que está este futuro?

Retomaré urgente hacia tus costas,
hundiré mi karma en tu cielo en llamas:
ya no habrá calma para tus abismos,
ya no habrá sangre en las copas de los traidores.
Es un final nocturno de febrero
sin condenas ni perros blancos en la delicia
vamos por el azul a despeinar ciudades y diamantes.
Urgente vístete de zonda sobre las sabanas marcadas
y escribe tu lágrima en las horas que regresan.

Ya lo gritan los quemeros de los vientos
ya lo hemos proclamado en esta noche alucinada;
lo dijo el rusito vladimir, lo afirma el marica federico
lo agitan las putas baratas y viejas de villa tranquila,
lo gritan los hombres desde las casillas ocultas,
lo piden los pibes del barrio:
todo el poder a la doce / todo el poder a la doce /
todo el poder a la doce.



Marcelo Marcolin
De "Otros elefantes de regreso a la constelación de Orión" - El ojo de la ballena  (2009)

Argentino (1957-2011) Poeta y editor. Miembro de la Generación Subterránea.
Nació en Buenos Aires.