Estación Quilmes: 10/01/2014 - 11/01/2014

  Néstor Tellechea

29 de octubre de 2014




tenue

los árboles se encendían
soplados por la brisa
de una tarde infinita
y yo era una mano
extendiéndose demasiado
ansiosa y rústica
para lo que esperan
de un poeta
las conversaciones
sensibles
mientras me alcanzaban un mate
y el dueño de esa
gentileza
seguía hablando
sobre la plenitud
delicadísima que tiene la música
viviente alrededor de todas
las cosas
hasta que
por fortuna
conseguí dejarlo casi a solas
con los detalles
de su profundidad
intensísima
diciéndole
en silencio
Juan Ele
gracias
por haber sido
para siempre
el aire



Néstor Tellechea
Argentino – 1962



De: a la sombra - Ed. de autor – 2014

Foto extraída de: laimagendigital.com.ar

  Carlos Latorre

23 de octubre de 2014





Ciencia cierta

Un poema no se hace,
comparece;
va emergiendo como un islote que el mar pone lentamente en descubierto.
Un poema no dice nada de lo dicho ya,
grita, más bien,
como un apuñalado a quien el arma le revuelve las entrañas ferozmente.
Un poema no canta
ni encanta demasiado,
nos toma de la garganta como Jack, el Destripador en el estertor del consumado crimen de su negra imaginación.
Un poema no explica
ni justifica,
nos somete como una borrachera desatada a medianoche en el estanco de un burdel.
Un poema no hace luz
ni oscuridad,
sin embargo enceguece como el sol cuando se lo mira cara a cara.
Un poema es gratuito como un accidente
y comprometedor como un crimen sin coartada.



Carlos Latorre
Argentino (1916 – 1980)



En: 200 años de poesía argentina - Ed. Alfaguara – 2010

Obra poética: Puerta de arena (1950); “La ley de gravedad” (1952); “El lugar común” (1954); “Los alcances de la realidad” (1955); “La línea de flotación” (1959); “Las cuatro paredes” (1964); “La vida a muerte” (1971); “Campos de operaciones” (1973); “Los puntos de contacto” (1974); “Los temas del azar” (1975); “cabeza o triste páramo” (1979); “Los móviles secretos” (2001 Antología y poesía inédita).

Obra: El grito - Edvard Munch

  Daniel Freidemberg

19 de octubre de 2014




De repente en la noche pienso en mi madre 


La señora de manos amarillas
vela por mí.
La noche
rompe astillas de hielo contra su poca voz.
La llovizna de invierno le quema las pestañas.
Mañana vendrá el viento,
vendrá todo de negro,
y se la va a llevar;
qué país derrotado recorrerá en su canto,
cuántas manos amargas se le caen,
cuánto viejo silencio
la nombra alrededor…

Ella, blanca en mi noche,
me espera, me vigila.
Cuando se vaya sé que no tendré un temblor,
ni un grito, ni una lágrima;
voy a andar lentamente por detrás de mis pasos,
voy a pasar intacto frente a la soledad.
Voy a quedar callado.
No la voy a nombrar.
(La señora hace tiempo me enseñó muchas cosas.
No me enseñó a llorar.)

Voy a saber qué tono
tiene todo sin ella.

La señora de manos doloridas
en mi noche
vigila.
Yo duermo,
yo no temo.
Yo no conozco nada de la vida.


Daniel Freidemberg
Argentino – 1945



De: Diario en la crisis - Ed.  Libros de Tierra Firme – 1986

Obra: Madre de Gustav Klimt (Austria)


  Manuela Fingueret

15 de octubre de 2014




País esquina País



Ya sé que sí
que sí
herida como los mendigos
de esta ciudad
abrumada de frío invierno
duermen en la calle
su olvido día a día
Como encendida
me cubro
vergüenza
ni República
ni Perdida
ni Territorio
sólo paisito
que supimos conseguir
sentados sobre un verde limón
a quemarropa
¿Cómo éramos cuando ya no somos?
me cubro
que sí
como encendida
entre escalones y personas
al calor del subte

Me asombro de nosotros
Me aburro de nosotros
que contamos personas
ordinales y cardinales
Números de la miseria
de nosotros
los que reímos con balazos en la espalda
territorio o paisito
Ni República
Ni Perdida
que supimos conseguir
Con dolor ajeno
heridos de muerte propia
que sí
deshojando la miseria de ellos
sentada en un verde limón




Manuela Fingueret
Argentina  (1945 – 2013)

De: Esquinas
En: “En el revés del cielo” - Antología de poetas argentinas y españolas –
Ed. Paradiso - 2006

Escritora, periodista y gestora cultural. Sólo en poesía ha publicado:  “Tumultos contenidos” (1975); “Heredarás Babel” (1977);  “La piedra es una llaga en el tiempo” (1980); “Ciudad en fuga y otros infiernos” (1984); “Eva y las máscaras” (1988); “Los huecos de tu cuerpo” (1992); “Uva y racimo” (1998;  “Esquina” (2001); “En el revés del cielo” (16 poetas argentinas y españolas). Selección y prólogo de Concha García (2006);  “Fábulas con moraleja”, publicado por GEAL (2009); “La vida espuma”, muestra con la artista visual Mirta Kupferminc (2010).

  Matsuo Bashó

9 de octubre de 2014





El poema dice todo


Toda la noche
amotina las olas
el viento en cólera.
Y los pinos chorrean
húmeda luz de luna.

El poema dice todo sobre este paisaje. Si añado algo más sería como añadir otro dedo a la mano.



Matsuo Bashó
Japón  (1644 – 1694)


En: El libro de las horas
Ed. El Ateneo – 2003


Fue el poeta más famoso del período Edo de Japón. Está considerado como uno de los cuatro grandes maestros del haiku . Bashō cultivó y consolidó el haiku con un estilo sencillo y con un componente espiritual. Su poesía consiguió renombre internacional, y en Japón muchos de sus poemas se reproducen en monumentos y lugares tradicionales.
Bashō no rompe con la tradición sino que la continúa de una manera inesperada, o como él mismo comenta: "No sigo el camino de los antiguos, busco lo que ellos buscaron". Bashō aspira a expresar con nuevos medios el mismo sentimiento concentrado de la gran poesía clásica.4 Sus poemas están influidos por una experiencia de primera mano del mundo que le rodea y, a menudo, consigue expresar sus vivencias con una gran simplicidad. Del haiku Bashō había dicho que es "sencillamente lo que sucede en un lugar y en un momento dado".

imagen extyraída: http://www.iromegane.com/japan/japaneses-soul-haiku-reading-matsuo-basho/


  Alberto Girri

6 de octubre de 2014




Mosaicos


Sólo para mantener en pie
ese puente
tendido hacia Bizancio,
para relajar
con un formalismo inteligente
nuestras ataduras
a los emblemas
de cuando la luz era incierta
y la paloma, el pez, el ancla y el pastor
decoraban catacumbas.

Solo para que la fe
quede reemplazada por el dogma
incapaz de cambiarnos
de lobos en perros
se desplegaron
como un único, vasto esqueleto,
sobre las paredes y ábsides
cristalizando
hileras de vírgenes, mártires y palmas,
los objetos del culto,
la sofisticada corte de Teodora.

Solo para el triunfo
en líneas claras y figuras sin volumen
sugiriendo, no representando,
con el blanco, color de la verdad,
el azul, color de la noche
(rojo, el manto de Cristo,
azul profundo,
el cielo).

Solo para sentirnos
tan alejados de Jerusalén
como de la antigua camaradería de los dioses.




Alberto Girri
Argentino (1919 – 1991)

 

De: Poemas - Antología
Ed. CEAL – 1982


Obra: Mosaico de Teodora - Iglesia San Vital de Rávena, Siglo VI

  Presentación de libros

4 de octubre de 2014