Estación Quilmes: 05/01/2017 - 06/01/2017

  Alberto Szpunberg

19 de mayo de 2017





5


La habitante entró así en el corazón de la nieve
y sus huellas descalzas quedaron grabadas
como las corcheas de un pentagrama mudo:
a punto de embestir contra sí mismo,
bramó un torbellino de esquirlas de hielo.
y hasta el viento, erizado se contuvo.
A orillas del mar que va y viene, ensimismado,
como un león cansino, aburrido, vegetariano,
el chillido de los buitres crujió hasta el llanto.



15

¿De qué dios fueron sílabas, escanciados balbuceos,
los estallidos de ira, los maremotos más salvajes,
al proferir de por vida falsas dulzuras y anatemas?
por último, ni Churyúmov ni Guerasimenko,
de la Academia de Ciencias de la URSS,
acudieron a la cita fijada en un punto de la estepa.
ligera como un rumor, la habitante hoy se desliza
por los rincones más íntimos de su lúcida belleza:
en cada una de sus huellas amaga un temblor.



20


-¿Qué se hizo de mis camaradas astrónom@s?
-¿Aún observan arrobad@s desde la roja muralla?

Cuando la trade se apaga contra los ladrillos,
ellos recuerdan una bandera que ya no flamea:
parpadean, se les cierran los ojos, casi sueñan
con un cometa que escribe sus nombres en el cielo.
la habitante mira a lo alto y descifra el mensaje:
la niña que desfila por la mañana en el koljoz
de noche se cubre con la frazada y oye pasos.





Alberto Szpunberg
Argentino – 1940



De: La habitante del cometa 67/P Churyúmov – Gueramisenko
Ed. Lamás Médula – 2017


  Ricardo Zelarayán

11 de mayo de 2017





Cosas peores


Aquel que consiguió filtrarse y vivir,
dicen,
no es nadie si no se hace notar
y entra a echar plumas.
Y cuando menos espera, se viene abajo.
Y es bien sabido que abajo es de una sola
cara…
Arriba muchas.
Viva las de arriba
aunque les cueste la vida
y cante nomás, emplumado.
Pero no vuele.
Agítese todo lo que quiera
y deje que la vida se venga abajo
en silencio.
Hay quien se salva
o salvó así.
¡Increíble!
Puede ser.
Contar las vueltas de la rueda
sin perdonar una
siempre serán más que las plumas
del plumaje crecido con el miedo
que vuelva a subir sin alas.
Las manzanas,
los espías
no son gusanos que sacan la cabeza,
las filtraciones son más que grietas
la calvicie se te mete en la oreja
y se alza con todo.
y los solos son mayoría
el montón.
Huesos enormes no hacen ruido
aunque tropiecen como llave inglesa
que te caza de un salto
del cogote.
El ruido se hace hondo
de tanto meterse en él.
Habrá que enterarse por las señas
o por el humo que se queda adentro
alborotando,
gateando,
hasta quebrarse los dedos,
ni hablar de uñas,
como barriles sin fondo.
Darle a la cama de duraznos
brote,
gajo de trote,
en dejarse brotar
por miedo larva clueca
hacha mocha
narigona.
Por tratar sin dejar,
por no dejarse oscurecer,
por temblar al revés,
por las llaves estériles,
amontonadas,
que llenan sin piedad
todas las piezas igualmente amontonadas,
como los cilindros que musiquean al rodar
interminablemente.
Y vamos con las cerraduras, las dentaduras, los dientes
cariados, las jetas de corcho, los kilos de manzanas.




Ricardo Zelarayán
De: Ahora o nunca – Poesía reunida - Ed. Argonauta – 2009



Argentino (1922 – 2010)


Obra: Mural for Joaquim Gomis  de Joan Miró (España – 1893 – 1983)