Estación Quilmes: 06/01/2018 - 07/01/2018

   Kay Ryan

22 de junio de 2018




Las cosas no deberían ser tan duras



Una vida debería dejar
profundas huellas:
surcos en el sitio
en que ella salía y volvía
para buscar el correo
o mover la manguera
en el jardín;
donde solía
pararse ante el fregadero,
un lugar desgastado;
bajo su mano,
los tiradores de porcelana
frotados hasta convertirse
en pastillas blancas;
el interruptor que solía
buscar tanteando
a oscuras
casi borrado.
Sus cosas tendrían
que conservar sus marcas.
El paso de una vida
debería verse;
mostrar su erosión.
Y cuando la vida se interrumpe,
un cierto espacio
-por pequeño que sea-
tendría que exhibir las cicatrices
de ese tránsito
grandioso y dañino.
Las cosas no tendrían
que ser tan duras.





Insignificancia


Si te place, Dios,
que menos ocurra.
Nivela curvatura
de nuestra Tierra, aplana
el Eiger, suaviza
el Gran Cañón.
Haz los valles
un poco más altos,
amplía las fisuras
hasta que sean tierras cultivables,
reduciendo a la mitad
o duplicando
todos los accidentes geográficos,
tendiendo a la humildad.
Deja de pasar sobre nuestros corazones.
Retira tu grandiosidad
de estas regiones.






Kay Ryan
(1945, California, Estados Unidos.

Traducción: Mirta Rosenberg (en "El Paisaje Interior" - 2012,  BAJO LA LUNA)

Fotografía extraída: https://www.poetryfoundation.org/poets/kay-ryan



  Liliana Ancalao

4 de junio de 2018




EL FRÍO

las mujeres y el frío
(fragmento)


yo al frío lo aprendí de niña en guardapolvo
estaba oscuro
el rambler clasic de mi viejo no arrancaba
había que irse caminando hasta la escuela
cruzábamos el tiempo
los colmillos atravesándonos
la poca carne
yo era unas rodillas que dolían
decíamos qué frío
para mirar el vapor de las palabras
y estar acompañados



las mamás
todas
han pasado frío
mi mamá fue una niña que en cushamen
andaba en alpargatas por la nieve
campeando chivas
yo nací con la memoria de sus pies entumecidos
y un mal concepto de las chivas
esas tontas que se van y se pierden
y encima hay que salir a buscarlas
a la nada.


mi mamá nos abrigaba
ella es como un adentro
hay que abrigar a los hijos
el pecho
la espalda
los pies y las orejas
dicen así
y les crecen las ramas y las hojas
y defienden a los chicos del invierno
y a veces sale el sol y ellas tapando
porque los brazos se les van en vicio
y hay que sacarles
despacio con palabras
esos gajos


pero el frío no siempre
lo sé porque esa noche en aldea epulef
dormíamos apenas
alrededor de nuestro corazón al descampado.
eufemia descansaba el purrún del camaruco
y la noche confundió su pelo corto con el pasto


era la madrugada y eufemia despertó
con la helada en el pelo
y el frío esa vez tenía boca
y se reía con nosotras
se está poniendo viejo el frío nos decían


las mujeres aprendemos
tarde
que hay un tiempo de vida
en que hasta sin intención
vamos dejando una huella de incendio
por el barrio
ni sé por que la perdemos
y esa tarde yo precisaba
medias de lana cruda para cruzar las calles




Liliana Ancalao
De "Mujeres a la intemperie"   -  2009 - El Suri Porfiado Ediciones 


Nació en Comodor Rivadavia en 1961.
Pertenece a la Comunidad mapuche-tewelche Ñamkulawen.

Fotografía extraída: https://www.lacanciondelpais.com.ar/notas/literatura/poetas-del-pais/liliana-ancalao.html