Estación Quilmes: 1 oct 2011

  Elvio Romero

1 de octubre de 2011




Con un silbido


Con un silbido
derribaré esa puerta, esa ventana;
penetraré en tu corazón con un silbido.
Viene, lo reconoces,
de una ancestral maraña, de un primario
temblor reiterativo convocando a las aves,
por eso te habla así, te indica derroteros,
reconoce tus aires, respira si respiras,
se liga a una costumbre de dominio secreto,
ocupa el sitio airoso donde los dos vivimos.
Se me ocurre
que cuando silbo piensas y recuerdas
los naranjales que nos dieron sombra,
el aroma quemado de un horno de ladrillos
donde la harina blanca de una raíz gemía
o el maíz ofrendaba su maravilla de oro,
se me hace que te pierdes en lejanas praderas
donde ya el caminante callado te aguardaba.
No ha de cejar su renonancia,
invadirá el tapial y los jardines del fondo,
silbido agudo y único en la siesta,
melodía insistente por donde caminemos,
siempre a tu lado en celo y vigilando,
señal de mi presencia sobre tus huellas siempre.
Y si yo no estuviera,
perdido y esparcido en una umbrosa brizna,
entre los eucaliptos, solo,
lo escucharas todavía, lo sentirás saliendo
de los recodos últimos, de los cuartos vacíos
sobresaltándote,
recordándote al hombre que a tu penumbra
uniera su penumbra.



Elvio Romero
Paraguay (1926 – 2004)

De: "El viejo fuego"
Ed. Losada - 1977

Obra: Marc Chagall


Nacido en Yegros, Paraguay, en 1926, se sitúa entre una (la del ‘40) y otra generación (la del ‘50), en la historia de la poesía paraguaya del presente siglo.
Ha recibido el elogio y el reconocimiento de numerosos lectores, entre ellos tres ganadores del Premio Nobel de Literatura, como Gabriela Mistral (que afirmaba leerlo "como acostada sobre la tierra"), Miguel Ángel Asturias ( " Poesía invadida llamo yo a esta poesía, poesía invadida por la vida, por el juego y el fuego de la vida") y Pablo Neruda ( "poesía llena de fuerza y follaje"). El poeta Hamlet Lima Quintana lo señala como uno de los referentes más importantes de nuestra poesía latinoamericana.
Es la voz poética paraguaya más conocida en el mundo hispano hablante
Obra poética: “Días roturados” (1948); “Resoles áridos” (1950); “Despiertan las fogatas” (1953); “El sol bajo las raíces” (1956); “De cara al corazón” (1961);“Esta guitarra dura” (1961); “Libro de la migración” (1966); “Un relámpago herido” (1967); “Los innombrables” (1970); “Destierro y atardecer” (1975); “El viejo fuego” (1977) “Los valles imaginarios” (1984); “Flechas en un arco tendido” (1994); “Cantar de caminante” (2007).