Estación Quilmes: 05/01/2012 - 06/01/2012

  Perotá Chingó

30 de mayo de 2012







Ríe chinito


Ríe Chinito  Ríe chinito,
se ríe y yo lloro porque el chino ríe sin mi.
Ríe en la noche,
y achina los ojos morochos mas lindos que vi.
Sopla las cañas,
sube la montaña, mañana quizás bajará.
Se hace de día,
el sol lo encandila, los vientos descansa y el chino se amansa.

Ríe chinito,
se ríe y yo lloro porque el chino ríe sin mi.
Ríe en la noche,
y achina los ojos morochos mas lindos que vi.
Sopla las cañas,
sube la montaña, mañana quizás bajará.
Mira la luna,
mi niña y se acuna, que es larga la noche y claro el camino.

Mi despedacito de río hasta donde bajaras
Mi despedacito de río, hasta donde bajaras

Ríe chinito,
se ríe y yo lloro porque el chino ríe sin mi.
Ríe en la noche,
y achina los ojos morochos mas lindos que vi.
Sopla las cañas,
sube la montaña, mañana quizás bajará.
Mira la luna,
mi niña y se acuna, que es larga la noche y claro el camino.

Mi despedacito de río hasta donde bajaras
Mi despedacito de río hasta donde bajaras.




Perotá Chingó

Julia Ortiz y Dolores Aguirre

  Ayelén Rocío Araujo

27 de mayo de 2012














El circo nocturno



Las copas de los árboles
golpean a tu puerta.
Las lechuzas se esconden de las ratas
y te miran altaneras.
Ataré tus cabellos
con ramas de eucalipto.
Estás descalzo.
Besaré tus pies
            tus piernas.
Y seguiré subiendo.
Tu acento extranjero sisea.
La noche gruñe.
Tus ojos
se desorbitan como aceitunas.
Las lechuzas quieren ser aves de rapiña
y practican con tus costillas.
La embajada del país de las maravillas
está cerrada.
El circo nocturno
extiende su carpa.
Si nos esfumamos entre la multitud
si hacemos bien los trucos
si caminamos en la cuerda floja
sobre los dientes afilados de los caníbales
al amanecer
                  no seremos carroña.




Llevo la magia

Levo la magia
en una máscara contra el espanto
y en un librito
como una bomba militar.
Mastico papeles brillantes
con letras mundanas inscriptas.
Inscriptas como en una lápida
imborrables recordadas.
Mastico palabras mundanas.
Las saboreo y deleitan mi garganta.
Todos los ríos acuden
a acallar mi sed de barbaridades medievales.
Bailan por mi cuerpo
las atrocidades heroicas del mundo.
(Podría vomitar arrepentimiento ahora mismo.)
Dicen que he muerto.
Yo no recuerdo haber nacido.
Con mano como de otra dimensión
me figuro que estoy acá
y sobre todo, que existo
y existo en esta vida
donde saber lo que hacemos es importante
y ser conscientes, un delirio.
Llevo la magia
de la ambigüedad.





Ayelén Rocío Araujo

Quilmes (1995)

 Inéditos - 1º premio "Concurso Literario Carlos Patiño" 2011 (categoría Juvenil) 
 organizado por la Sociedad Argentina de Escritores - S.A.D.E. - Bernal-Quilmes 


Realizó talleres literarios en la "Biblioteca Mariano Moreno de Bernal"
y con la poeta Liliana Souza (2009)


Obra: Minnie uy Mickey Mouse Just Married - Max Papeshi

  Nora Isabel Delgado

24 de mayo de 2012












Un día en el mundo


                                                       “Abro las mañanas de par en par”
                                                            María Teresa Carmona de Alsina


Abro las mañanas de par en par.
La simetría de los días me encandila
y no puedo bajar las escaleras sin tropiezo.
La risa disimula el desacierto y la caída
y otra vez el miedo se aferra a las llaves
y cierra.
Me acostumbro cada día más
a los paisajes enrejados.
A veces la tarde se demora en el patio interno,
y no sé si va llevándome, o si las nubes pasan.
Preparo la ducha y una puerta más me separa del resto de la casa y del mundo.
Rebautizada,
salgo y derramo perdones por las calles.
Más veloces que los autos
se alejan las horas.
Tengo hambre.
Las hojas  cayeron definitivamente.
La bolsa cargada de comestibles se apura,
la música estridente en la ventana
no le cede el paso y yo
creo haber estado en todos los lugares.
Vuelvo
buscando un plato caliente y una cama tibia.
Más tarde,  escribiré sobre las sábanas.






Nora Isabel Degado


 Inédito  - 2º premio "Concurso Literario Carlos Patiño" 2011 (categoría Adulto) 
 organizado por la Sociedad Argentina de Escritores - S.A.D.E. - Bernal-Quilmes 

Nació en la ciudad de Córdoba, reside en Quilmas. Es profesora de Inglés y Perito Traductora. Tradujo al inglés "La Trampa", ocho piezas para títeres, de Gabriel Castilla, en colaboración con Jorge Paolantonio. Participa en el taller de creatividad literaria coordinado por Mónica Cussotti. Obtuvo 1er. premio en el Concurso Literario de Primavera de la Asociación Cultural Mariano Moreno (Bernal) 2010;  2do.  premio en el Sexto Certamen Nacional e Internacional de Poesía “ALMAFUERTE” – 2010 de Berazategui; 2do. premio en el III Certamen Nacional 2011 organizado por Artistas y Pensadores Independientes (API) de Córdoba.

  Raquel Fernández

21 de mayo de 2012












ITINERARIO DEL HAMBRE

                                                                                                A Lewis Carroll


Una niña sonámbula
le camina los ojos
y él se marchita educadamente,
tan inglés, tan atildado,
tan estúpidamente virgen.


Una niña  dormida
sucede en su regazo
y él resbala por una flor caliente.
Contiene la respiración
para no despertarla.
Ella es blanca como un caracol de vidrio.
Él no se atreve
a anclar el rostro en la carne dulcísima,
a recostar la sed en esa boquita fruncida
como un clavel intenso.


El viejo solterón
dialoga con el fuego
y repeina los rizos melancólicos
que anochecen sobre sus orejas.
Al vacío, el amor.
Al vacío, las semillas del cuerpo.


Una niña insolente
se sienta en sus rodillas.
Es la hermanastra del pecado.
Levanta una copa de baba
y sonríe
con sus senos inexistentes.
La niña crece y se va.
Él no se atreve.



 Inédito - 1º premio "Concurso Literario Carlos Patiño" 2011 (categoría Adulto) 
 organizado por la Sociedad Argentina de Escritores - S.A.D.E. - Bernal-Quilmes 




JUEVES DE CENIZA

                                                                                          A Patricia


La muerta,
la muertita,
tenía una brújula de sal entre los labios.
El norte de la tierra severa.
La promesa de arcilla fría.

La muerta,
la muertita,
tan verde
como la clorofila sin objeto
de un trébol amputado,
tan sola
en la trinchera de los dientes.

Le lavaron los pies en silencio
(para que no la rasparan las palabras).
Le midieron el sudor y el asco
(le olfatearon la ausencia).
La cubrieron de flores,
de polvo,
de insectos ambiciosos
(no más sangre para ella, pobrecita,
no más corazón bombeando peces rojos
no más promesas rojas a la altura del pubis).

La muerta,
la muertita,
se durmió en sus laureles.

Muchos años después,
un Jueves de Ceniza,
yo me acordé de ella.
Me acordé de lo linda que era
cuando se reía.





Raquel Fernández
Nació en Villa Domínico, en noviembre de 1967.
En el año 1986 a los 17 años recibió su primer premio en Poesía , certamen organizado por el Taller Cultural Paco Urondo.
Obtuvo el 1º Premio en el “IV Certamen de Poesía Mujeres Silenciadas Argentina Rubiera” (organizado por el Colectivo Les Filanderes y la Asociación de Mujeres El Fresno, de Sama de Langreo, Asturias)  y 1º Premio en el “III Concurso Internacional Revista Hybrido” Modalidad Poesía, organizado en Nueva York.

Autora de cinco poemarios: “Ojos que miran el cielo”, “Revelaciones”, “Todos los hombres que me amaron”, “Hermano” y “La antigua enfermedad del otoño”, cuatro de ellos publicados gracias a la obtención de primeros premios en distintas editoriales a lo largo del país.
Es Profesora de Nivel Inicial.


  Roberto Juarroz

18 de mayo de 2012
























15


El amor empieza cuando se rompen los dedos
y se dan vuelta las solapas del traje,
cuando ya no hace falta pero tampoco sobra
la vejez de mirarse,
cuando la torre de los recuerdos, baja o alta,
se agacha hasta la sangre.

El amor empieza cuando Dios termina
y cuando el hombre cae,
mientras las cosas, demasiado eternas,
comienzan a gastarse,
y los signos, las bocas y los signos,
se muerden mutuamente en cualquier parte.

El amor empieza
cuando la luz se agrieta como un muerto disfrazado
sobre la soledad irremediable.

Porque el amor es simplemente eso:
la forma del comienzo
tercamente escondida
detrás de los finales.




Roberto Juarroz
Argentino (1925 – 1995)

De: “25 poetas argentinos contemporáneos”
Ed. Papiro – 2005


Obra: Los amantes - Rodin

  César Vallejo

15 de mayo de 2012













XIV


¡Cuídate, España, de tu propia España!
¡Cuídate de la hoz sin el martillo,
Cuídate del martillo sin la hoz!
¡Cuídate de la víctima a pesar suyo,
del verdugo a pesar suyo
y del indiferente a pesar suyo!
¡Cuídate del que, antes de que cante el gallo,
negárate tres veces,
Y del que te negó, después, tres veces!
¡Cuídate de las calaveras sin las tibias,
Y de las tibias sin las calaveras!
¡Cuídate de los nuevos poderosos!
¡Cuídate del que come tus cadáveres,
Del que devora muertos a tus vivos!
¡Cuídate del leal ciento por ciento!
¡Cuídate del cielo más acá del aire
Y cuídate del aire más allá del cielo!
¡Cuídate de los que te aman!
¡Cuídate de tus héroes!
¡Cuídate de tus muertos!
¡Cuídate de la República!
¡Cuídate del futuro!...



César Vallejo
Perú (1892 – 1938)


De: España, aparta de mí este cáliz
Ed. Losada – Página 12 - 2006

  Hernán Vargascarreño

12 de mayo de 2012













Trenes  
                                                  Para El Guardagujas, de Juan José Arreola



1

Una estación que ve llegar
trenes rojos
trayendo como único pasajero
la noche;
un día el sueño se cumple:
llega el tren rojo,
se baja la noche,
y se instala para siempre
en la estación del olvido.


2

Los trenes que siempre han pasado
silenciosos, vacíos,
y en su última ventanilla
un niño muerto
dibujándome un adiós
con su mano triste.


3

O el tren perdido,
el que nunca regresó
y tampoco llegó a su destino;
dicen que ahora es un fantasma;
a veces aparecen sus huellas
en los sembrados.


4

Los trenes deseados,
los que nunca humearán;
alguna vez nos despertará
su estrepitosa presencia
ante el asombro de la Muerte.


5

El tren transparente,
repleto de hermosa gente transparente;
ahora pasa cada nueve lunas
ante el estupor de los aldeanos,
pero nadie lo comenta
por temor a que los crean locos.


6

El guardagujas perverso;
el que enredó los hilos metálicos
e instauró el Caos.


7

El maquinista de sueños
que añora su oficio
en la última estación.
Cómo anhela que los rieles
vayan más allá de su memoria.


8

El vendedor de boletos
que una tarde
vino a comprarse a sí mismo
un boleto sin regreso.


9

El tren de los dioses.
Pasa solo una vez.
Alguien se baja, gira la aguja,
borra la memoria de los hombres
y todo vuelve a empezar de la Nada.


10

El pregonero de rutas
que jamás ha subido a un tren.


11

El tren que sueña con ser tren;
cada vagón una pesadilla
y su único pasajero yo mismo;
una vez se bajó y vino
a tomar el café conmigo;
desde entonces compartimos
la misma tumba.


12

El tren de los cuerdos.
El que sí pasa puntual todos los días;
el que regresa con mercancías
y pasajeros nuevos;
hoy ha llegado con un cargamento
de ataúdes importados, veinte
prostitutas vestidas de monjas
y cien cerdos blancos y hermosos;
ese tren nunca lo espero,
sin embargo, es el único maldito
que me humilla con su presencia.




Hernán Vargascarreño
Colombia – 1960

Poeta, traductor y editor. Docente de literatura egresado de la Universidad Industrial de Santander. Creó y dirigió en Santa Marta el programa nacional Poesía Mar Abierto (1991-2008). Dirige la revista de poesía Exilio. Actualmente se desempeña como docente en el distrito de Bogotá y como tallerista en la Casa de Poesía Silva.
Libros publicados: Plural (1993), País íntimo (2003, 2006 y 2007)) y sus traducciones al Castellano Almenas del tiempo, de Edgar Lee Masters (2003) y ¿Quién mora en estas oscuridades?, edición bilingüe de Emily Dickinson  (2007).
Entre otras, ha recibido las siguientes distinciones: Becado por el Ministerio de Cultura en la modalidad de creación literaria (1999); Premio Nacional de Poesía Antonio Llanos (Cali, 2000); segundo finalista en el Premio Nacional de Poesía Ciudad de Bogotá IDCT (2002); Premio Nacional de poesía sin banderas de la Casa Silva (2003).


Extraído de: www.festivaldepoesiademedellin.org

  María Meleck Vivanco

9 de mayo de 2012
















Si las caricias nos destruyen, los demonios sonríen
Elijo suburbios para el amor, haciendo malabares
con naipes de la tierra Respirando Desbordando en
un ciclón de olvidos
Soy viajera deseosa de naufragios Del giro
arrebatado de los dioses urgentes La más justa La
más profundamente aprisa La de vigilias y
ojeras de agua lluvia
Cubre tu corazón y entra en mi casa Conviérteme en
mendiga de pulso acelerado En reina silenciosa de
trineos del mundo, con portales de ajenjo
bohemio y equipajes Al sur empecinado de vientos,
te lo juro, soy la cría de junio de las flagelaciones,
que una gaviota agita en el incendio Elijo cobijarme
en tu sol tempestuoso Y trasponer las fábulas
Y trasponer la muerte
Sólo en tus ojos, intercambio mi espejo




María Meleck Vivanco
Argentina  (1921 – 2010)

De: “Antología Poética”
Fondo Nacional de las Artes – 2009


Nació en el Valle de San Javier, Córdoba, en 1921.
Publicó: “Taitacha Temblores”, (1956, poemas quechuas, Lima Perú); “Hemisferio de la Rosa” (1973); “Rostros que nadie toca” (1978); “Los Infiernos Solares” (1988); “Balanza de Ceremonias” (1992); “Canciones para Ruanda” (1998).
Su obra ha sido reconocida con las siguientes distinciones: Premio Libro de Oro, Lima, Perú (1956);  Segundo premio de poesía de la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires, (1978); Premio Fundación Argentina para la Poesía (1988); Premio de  poesía del Fondo Nacional de Las Artes (1991); Premio UNICEF, Nueva York, EE.UU. (1997); Premio Universidad de las Letras, La Habana, Cuba (1997); Premio Fundación Sociedad de Los Poetas Vivos (1998).
Falleció en 2010.


Foto extraída de: latrampera.blogspot.com.ar




  Gonzalo Rojas

6 de mayo de 2012















Materia de testamento


A mi padre, como corresponde, de Coquimbo a Lebu, todo el mar,
a mi madre la rotación de la Tierra,
al asma de Abraham Pizarro aunque no se me entienda un tren de humo,
a don Héctor el apellido May que le robaron,
a Débora su mujer el tercero día de las rosas,
a mis 5 hermanas la resurrección de las estrellas,
a Vallejo que no llega, la mesa puesta con un solo servicio,
a mi hermano Jacinto, el mejor de los conciertos,
al Torreón del Renegado donde no estoy nunca, Dios,
a mi infancia, ese potro colorado,
a la adolescencia, el abismo,
a Juan Rojas, un pez pescado en el remolino con su paciencia de santo,
a las mariposas los alerzales del sur,
a Hilda, l'amour fou, y ella está ahí durmiendo,
a Rodrigo Tomás mi primogénito el número áureo del coraje y el alumbramiento,
a Concepción un espejo roto,
a Gonzalo hijo el salto alto de la Poesía por encima de mi cabeza,
a Catalina y Valentina las bodas con hermosura y espero que me inviten,

a Valparaíso esa lágrima,
a mi Alonso de 12 años el nuevo automóvil siglo XXI listo para el vuelo,
a Santiago de Chile con sus 5 millones la mitología que le falta,
al año 73 la mierda,
al que calla y por lo visto otorga el Premio Nacional,
al exilio un par de zapatos sucios y un traje baleado,
a la nieve manchada con nuestra sangre otro Nüremberg,
a los desaparecidos la grandeza de haber sido hombres en el suplicio y haber muerto cantando,
al Lago Choshuenco la copa púrpura de sus aguas,
a las 300 a la vez, el riesgo,
a las adivinas, su esbeltez
a la calle 42 de New York City el paraíso,
a Wall Street un dólar cincuenta,
a la torrencialidad de estos días, nada,
a los vecinos con ese perro que no me deja dormir, ninguna cosa,
a los 200 mineros de El Orito a quienes enseñé a leer en el silabario de Heráclito, el encantamiento,
a Apollinaire la llave del infinito que le dejó Huidobro,
al surrealismo, él mismo,
a Buñuel el papel de rey que se sabía de memoria,
a la enumeración caótica el hastío,
a la Muerte un crucifijo grande de latón.



Gonzalo Rojas
Chile  (1917 – 2011)

Imagen extraída de: www.elpajaroverde.cl

  Mario Benedetti

3 de mayo de 2012




Chau número tres



Te dejo con tu vida
tu trabajo
tu gente
con tus puestas de sol
y tus amaneceres.

Sembrando tu confianza
te dejo junto al mundo
derrotando imposibles
segura sin seguro.

Te dejo frente al mar
descifrándote a solas
sin mi pregunta a ciegas
sin mi respuesta rota.

Te dejo con mis dudas
pobres y malheridas
sin mis inmadureces
sin mi veteranía.

Pero tampoco creas
a pie puntillas todo
no creas nunca creas
este falso abandono.

Estaré donde menos
lo esperes
por ejemplo
en un árbol añoso
de oscuros cabeceos.

Estaré en un lejano
horizonte sin horas
en la huella del tacto
en tu sombra y mi sombra.

Estaré repartido
en cuatro o cinco pibes
de esos que vos mirás
y enseguida te siguen.

Y ojalá pueda estar
de tu sueño en la red
esperando tus ojos
y mirándote.



Mario Benedetti
Nació en Paso de los Toros, 1920, murió en Montevideo, 2009 (Uruguay)