1 de septiembre de 2010
Numérica
Todo su cuerpo son números:
números espaciales perpetuamente tatuados
A veces con forma de pelo, otras de ojos
y muchas tantas de dientes.
Ella discute la matemática casi como una constante
y se convierte en sombra del uno, del dos
y demasiadas veces, como cinco,
del cinco.
Uno saborea su parte 62
y descubre el 25 en el inmenso placer
que otorga jugar en el 36.
Ella calma los números
desvela incógnitas
se enloquece a través del 57
y se hunde en el éxtasis que el 22 le provoca.
Me muerde el 18.
Me mira el 14.
Me perfuma el 51.
7 veces la quise.
8 veces morí por ella.
20 veces la espero.
Sé que estoy en sus números:
en el lugar del 27 (o sea en su corazón)
Por eso voy de un lado a otro de sus álgebras
sangrando ecuaciones imperfectas.
40 veces sueño en sus sueños,
eternamente resto pasiones a su pasado
infinitamente deambulo por el futuro de sus propios laberintos
en la enésima pasión que su cuerpo otorga.
Marcelo Marcolín
De “Otros elefantes regresando a la constelación de Orión”
Ed. El Ojo de la ballena - 2009