Estación Quilmes: 07/01/2013 - 08/01/2013

  Mariel Manrique

28 de julio de 2013





















XXXVII


Mi corazón no puede dormir,
se baja de mi pecho,
se estruja las manos
en sus calzones de varón.
Con sus manitos de varón
tantea los pasillos de la casa.
Con sus piernitas de varón
se trepa a la alacena y busca el tarro.
Mi corazón necesita chocolate.
Ven aquí, pequeño monstruo mío,
envuelto en tus papeles plateados.
(Si quiero vivir no tengo que verte)

Te ayudo a trepar y a subir y te coloco
cuidadosamente en mi costado,
donde nos condenaron a esta convivencia.
Mi corazón me mira antes de acostarse,
de volver a su hueco donde siempre es de noche,
de volver a la noche donde hace su trabajo.
El trabajo de mi corazón es darme cuerda
con sus deditos aplicados de varón.
Duermo con un varón desde que fui concebida,
antes de tener nombre, de ponerme un vestido.
Le pido que sea hombre y no se baje de mí.
Ven aquí, pequeño monstruo mío,
ni se te ocurra descorazonarme.
Junto hebras de coraje para no perderte,
me aferro a tus promesas en la oscuridad.
Pero mi corazón no habla,
no puede decirme nada,
son otros los que me hablan de amor.
(El amor es la historia del amor que me han contado).

Para que no me deje,
tendré que convertirme en chocolate.
Para que no se salga de lugar, insomne,
tendré que ser el tarro en la cocina
cargado de tentación y de consuelo,
envolverme en mis papeles plateados,
olvidarme de su funcionamiento,
deshacerme en su boca para sobrevivir.


Mariel Manrique
Argentina – 1968

De: Flores en la boca
Ed. Paradiso – 2013

Estudió Leyes e Historia del Arte. Ha escrito ensayos sobre cine, literatura y pintura, publicados en diversos medios de América latina y España.
Publicó: “la constelación de Andrómeda” (Crack-Up, 2008); “Descartes en Holanda” (Paradiso, 2010) y “Cómo nadar estilo mariposa” (Paradiso, 2011).

Foto: lostinmarienbad.blogspot.com.ar

  Liliana Waipan

23 de julio de 2013















Aires de noche


Bosteza la plaza:
en su vientre contiene
collar de frazadas         melena de cartones
cuerpos arrumbados a la bruma


Esteparias bolsas se montan
en los canteros
relumbran enquistadas botellas
espectros de basura
en el agua fastidiosa de la fuente

El líquido no cambia el curso
de sus pieles       no redime sus rutinas
entre los escombros de la noche
duerme esa gente
que no persigue un mañana



Liliana Waipan
Argentina










De: Rehenes (Poemas Liberados)
Ed. Namastei – 2008
1º premio V certamen de Poesía
“Victoria  Siempre 2008”


Obra: El mundo prometido a Juanito Laguna –
Antonio Berni  - Argentino.



  Elena Annibali

17 de julio de 2013













tabaco mariposa


aprendí a fumar con rubén
enrollando tabaco mariposa en papel
de seda
lo hacíamos de noche
sentados en un escalón de la casilla
mientras a nuestros pies
sus lánguidos perros soñaban
con la sangre dulce de las liebres
en el monte cercano
a veces todo era oscuridad, salvo
su cara
iluminada brevemente por el fuego
como un animal
por los relámpagos
el día que se fue del pueblo
me dejó su radio
y los jabones partidos
que yo usaba pasándomelos
despacio
por el cuerpo
con la última espuma disuelta en el agua
se fue, también, la memoria
y el deseo de él
una cosa fragante
y sutil
como los eucaliptos
cuando los moja la niebla



Elena Annibali
Argentina – 1976

De: Tabaco mariposa
Ed. Caballo negro – 2009

Foto extraída: alcoyanalcoyana.blogspot.com

  Dafne Pidemunt

13 de julio de 2013




















Si te pudiera pedir el sol como se pide un café.

Desayuno a solas con el tiempo
(implacable el tiempo a la hora de respirar)

Te digo palabras para que dejes de creer en mì:
digo abejita succionando una flor,
luna en tu sombra,
agua que te quema,
digo canción.

Te entregaría mi sangre a cambio de tus miedos.

- A veces el amor
no es asunto de los muertos



Dafne Pidemunt
De: La avidez del silencio - Ed. la mariposa y la iguana – 2012

Argentina – 1977 nació en Bs. As. Participó de diversos ciclos literarios y realizó talleres de escritura en la casa de la Poesía. Publicó “El juego de las estatuas” (Ed. Yügen 2004/ Reeditado por Ed. la mariposa y la iguana 2010). Participó de la antología de poetas argentin@s contemporáne@s “Si Hamlet duda le daremos muerte”
Desarrolla el proyecto editorial “Ediciones la mariposa y la iguana” junto a Leticia Hernando.

  Leopoldo Marechal

9 de julio de 2013














Descubrimiento de la Patria


1

Dije yo en la ciudad de la Yegua Tordilla:
“La Patria es un dolor que aún no tiene bautismo”.
Los apisonadores de adoquines
me clavaron sus ojos de ultramar;
y luego devoraron su pan y su cebolla
y en seguida volvieron al ritmo del pisón.

2

¿Con que derecho definía yo la Patria,
bajo un cielo en pañales
y un sol que todavía no ha entrado en la leyenda?
Los apisonadores de adoquines
escupieron la palma de sus manos:
en sus ojos de allende se borraba una costa
y en sus pies forasteros ya moría una danza.
“Ellos vienen del mar y no escuchan”, me dije.
“Llegan como el otoño: repletos de semilla,
vestidos de hoja muerta.”
Yo venía del sur en caballos e idilios:
“La Patria es un dolor que aun no sabe su nombre”.

3

Una lanza española y un cordaje francés
riman este poema de mi sangre:
yo también soy un hijo del otoño,
que llegó del oriente sobre la tez del agua.
¿Qué harían en el Sur y en su empresa de toros
un cordaje perdido y una lanza en destierro?
Con la virtud erecta de la lanza
yo aprendí a gobernar los rebaños furiosos;
con el desvelo puro del cordaje
yo descubrí la Patria y su inocencia.

4

La Patria era una niña de voz y pies desnudos.
Yo la vi talonear los caballos frisones
en tiempo de labranza;
o dirigir los carros graciosos del estío,
con las piernas al sol y el idioma en el aire.
(Los hombres de mi estirpe no la vieron:
sus ojos de aritmética buscaban
el tamaño y el peso de la fruta.)

5

La Patria era un retozo de niñez
en el Sur aventado, en la llanura
tamborileante de ganaderías.
Yo la vi junto al fuego de las yerras:
¡estampaba su risa en los novillos!
O junto al universo de los esquiladores,
cosechando el vellón en las ovejas
y la copla en las dulces guitarras de setiembre.
(No la vieron los hombres de mi clan:
sus ojos verticales se perdían
en las cotizaciones del Mercado de Lanas.)

6

Yo vi la Patria en el amanecer
que abrían los reseros con la llave
mugiente de las tropas.
La vi en el mediodía tostado como un pan,
entre los domadores que soltaban y ataban
el nudo de la furia en sus potrillos.
La vi junto a los pozos del agua o del amor,
¡niña, y trazando el orbe de sus juegos!
Y la vi en el regazo de las noches australes,
dormida y con los pechos no brotados aún.

7

Por eso desbordé yo mi copa de tierra
y un cachorro del viento pareció mi lenguaje.
Por eso no he logrado todavía
sacarme de los hombros este collar de frutas,
ni poner en olvido aquel piafante
cinturón de caballos
ni esta delicia en armas que recogí en Maipú.

8

Guardosos de semilla,
vestidos de hoja muerta,
los hombres de mi clan ignoraron la Patria.
Con el temblor sin sueño del cordaje
la descubrí yo solo allá en Maipú.
Y de pronto, en el mismo corazón de mi júbilo,
sentí yo la piedad que se alarmaba
y el miedo que nacía.
“La Patria es un temor que ha despertado”,
me dije yo en el Sur y en su empresa de toros.
“Niña y pintando el orbe de su infancia,
en su mano derecha reposa la del ángel
y en su izquierda la mano tentadora del viento.”
El temor de la Patria y su niñez
me atravesó encostado (la cicatriz me dura).

9

Tal fue la enunciación, el derecho y la pena
que traje a la Ciudad de la Yegua Tordilla.
Y así les hablé yo a los inventores
de la ciudad plantada junto al Río,
y a sus ensimismados arquitectos,
o a sus frutales hombres de negocio:
“La Patria es un dolor en el umbral,
un pimpollo terrible y un miedo que nos busca.
No dormirán los ojos que la miren,
no dormirán ya ell sueño de los bueyes.”
(Los apisonadores de adoquines
masticaban su pan y su cebolla.)

10

Y así les hablé yo a los albañiles:
“La Patria es un peligro que florece.
Niña y tentada por su hermoso viento,
necesario es vestirla con metales de guerra
y calzarla de acero para el baile
del laurel y la muerte”.
(Los albañiles, desde sus andamios
hacían descender cautelosas plomadas.)

11

Y dije todavía en la Ciudad,
bajo el caliente sol de los herreros:
“No solo hay que forjar el riñón de la Patria,
sus costillas de barro, su frente de hormigón:
es de urgencia poblar su costado de Arriba,
soplarle en la nariz el ciclón de los dioses.
La Patria debe ser una provincia
de la tierra y del cielo.”

12

Me clavaron sus ojos en ausencia
los amontonadores de ladrillos.
Los abismados hombres de negocio
medían en pulgadas la madera del norte.
Nadie oyó mis palabras, y era justo:
yo venía del Sur en caballos y églogas.

13

Y descubrí en mi alma: “Todavía no es tiempo:
no es el año ni el siglo ni la edad.
La niñez de la Patria jugará todavía
más allá de tu muerte y la de todos
los herreros que truenan junto al río.”

14

La Patria no ha de ser para nosotros
una madre de pechos reventones;
ni tampoco una hermana paralela en el tiempo
de la flor y la fruta;
ni siquiera una novia que nos pide la sangre
de un clavel o una herida.

15

Yo la vi talonear los caballos australes,
niña y pintando el orbe de sus juegos.
La Patria no ha de ser para nosotros
nada más que una hija y un miedo inevitable,
y un dolor que se lleva en el costado
sin palabra ni grito.

16

Por eso, nunca más hablaré de la
Patria.




Leopoldo Marechal
Argentino (1900 – 1970)

En: Poemas de Marechal
Ed. Eudeba – 1966

Imagen extraída: guillerzeus.deviantart.com

  Leticia Hernando

5 de julio de 2013




















Asilo


Tus manos una contra otra
bajo tu mirada        tus manos

una contra otra       tus uñas
negras laceran.

Laceran.



Asilo II ( un sacrificio a ojos abiertos )


Alguien yace su último poema:

mujer insólita habla
descalza la sonrisa
abierta
a los costados/
autopista/
acechando/
y vuelve,
todavía viendo todavía pisando

y espera.



Asilo III


( Me mira con ojos estáticos de otro lado )

Estática,

no soy más
que unos ojos acuosos.

Acuosa,

no soy más que el balbuceo
de unos ojos,

    una sonrisa opaca y mendiga.



Un sacrificio a ojos abiertos II ( Asilo IV )

“Alguien golpea en las venas.
Voy a abrir.”
-Daniel Grad-

¿Hay pasión estéril a la que no cobije?

¿piernas que no aprieten la garganta?

¿Mujer que no golpee en las venas? Oscura. ¿Que no sonría?




Asilo V ( acechar )


¿Quién se disgrega
y se repite frente a un espejo
( imagen que contiene )
y junto a su sombra
a los pies de quién
siempre mide
comprueba su pulso,
ríe?




Asilo VI


por aprender a arrastrarse,
por des-aprender a levantarse:

( mi lengua lamiendo las baldosas
ásperas, heladas, olvidadas… )




Asilo VII


Antigua.
Retorcía las manos en el aire
inventando sombras
contra su sola, propia cama.
Nueva.
Engendra un ojo negro.
Pierde la mirada.



Leticia Hernando
De "La alegría del desarreglo" (poemas 1993 - 2001)

Nació en Buenos Aires en 1976.

Imagen extraída: www.elortiba.org

  Jorge Prieto

2 de julio de 2013










Sólo la espera hace atractivo el final


En aquellos mediodías indefensos
sin distancia en las miradas
ni señal alguna de pájaro
el viento
contra todo lo esperado
alejó mis tristezas.



Pura suerte


Todo el tiempo
cada vez tan sin rumbo
iba sin mi.

Aquel día,
arrastrado por el viento
una cierta musiquita
me trajo a vos.


Jorge Prieto
De " Álbum de esperas y otros asuntos" - Ediciones El Mono Armado (2010)

Argentino