Estación Quilmes: 04/01/2014 - 05/01/2014

  Oliverio Girondo

28 de abril de 2014



Derrumbe


Me derrumbé,
caía
entre astillas y huesos,
entre llantos de arena
y aguaceros de vidrio,
cuando oí
que gritaban:
"¡Abajo!"
"¡Más abajo!"
y seguía cayendo,
dando vueltas
y vueltas,
entre ásperas cenizas
y gritos mutilados,
"¡Abajo!"
"¡Más abajo!"
en espiral,
rodando,
envuelto en lo derruido,
en turbios remolinos
de trozos y fragmentos,
de esquirlas,
de gemidos,
"¡Abajo!"
"¡Más abajo!"
entre escombros y ruinas
ululantes,
informes,
a través de la asfixia,
del horror, del misterio,
más allá del aliento,
de la luz,
del recuerdo.



Oliverio Girondo
Argentino (1891 – 1967)

De: Persuasión de los días - Ed. Losada – 1998

Ilustración: Ricardo Ajler
extraído: http://www.elortiba.org/girondo.html


  Ricardo Molinari

25 de abril de 2014



En el otoño lluvioso


Llueve sobre la hoja
verde, jugosa,
sin tiempo ni memoria.
Llueve desde todo
el sueño,
y se moja el árbol
y el centro angustioso
de mi corazón.

Hay algunas ramas
amarillas
sobre el empapado césped,
brillantes
y perdidas como un pájaro
lejos de su bandada.
La lluvia las lava
y resplandecen
con una luz suave
y distraída.

Estoy mirando llover
y el frío humedece
mi rostro,
igual que una hoja
que descanse indemne
sobre otra, despegada.

Se cierne el agua
y cantan los pájaros,
pero sigue helándose el campo,
tercamente,
como una idea sin fin,
de hastío.

¡Y el otoño ya va tirando
sus nubes
por la llanura!



Ricardo Molinari
Argentino (1898 – 1996)



En: La mejor poesía, selección de Héctor Yánover - Ed. Planeta – 2000

Molinari siendo muy joven editó su primer libro “El imaginero”, cuyo lenguaje poético hizo que los intelectuales lo reconocieran como unos de los grandes poetas de la época. Junto a Borges y Leopoldo Marechal, integró el grupo literario  reunido alrededor de la revistas Martín Fierro, Inicial y Cuadernos del plata. Obtuvo el Premio Nacional de Poesía en 1958 y ocupó desde 1968 una silla en la Academia Argentina de Letras. Entre sus obras se destacan “Panegírico de Nuestra Señora de Luján”,  “Odas a orillas de un viejo río”, “El pez y la manzana”, “Mundos de la madrugada” y el “Libro de las soledades del poniente”.


Obra: Les Alyscamps – De Vincent Van Gogh


  Claudia Masin

20 de abril de 2014



El calor del mundo 


 "Las siestas del verano duran muchísimos años. Una extensión de tiempo para la cual aún, como para tantas cosas, no se ha inventado un nombre. ¿Es un mar la siesta?, ¿Es un desierto? Tal vez las dos cosas, un mar subterráneo que por debajo de las dunas se encrespa y se atormenta por no poder mostrar su fuerza a la luz del sol, allá arriba, donde nada se mueve, no hay un soplo de viento que agite la arena, ni una abeja que ronde ninguna flor, porque la vegetación de la siesta, del desierto está siempre sola, siempre a la espera del agua que no llega.
En esa vida tranquila y suspendida donde solo había dos destinos posibles, la lectura o el sueño, yo elegí la lectura. Y conocí el amor al riesgo, un amor que me desprendería para siempre de mi tierra natal. Es que son peligrosos los libros que se leen bajo la sombra hechizada de la siesta, multiplican su encanto, su capacidad de arrastrarte a otra vida. A una vida donde las cosas que se han deseado mucho, fatalmente suceden".



Claudia Masin
Argentina - 1972


Nació en Resistencia, Chaco. Es psicoanalista y escritora. Vive desde 1990 en Buenos Aires. Coordina talleres de escritura.

Audio extraído de  Canal Encuentro 
Obra: Mujeres leyendo - Fernando Botero

  Walter Iannelli

16 de abril de 2014



Nene ponete la camisetita



Si te vas a leer poesía, Nene
ponéte la camisetita.
La poesía es fría Nene.
Ya sé que dicen que calienta el alma
pero qué alma Nene en la parada del colectivo
este invierno a las cinco de la mañana.

Ponete la camisetita Nene.
¿Y los guantes?
Cuidáte de los versos que cortan
cuidáte Nene de esas palomas
de la luna
del viento
del poniente Nene que se desangra sobre las
casas como una marea escarlata.
Nene: ¿No pensaste en la bufanda?
Ya van a venir a soplarte hielo al cuello
a afilar la palabrita
retorcerla como si fuera tu cogote.
Sabés cómo son esos tipos Nene.
Te dan la mano, te aplauden y después
te mandan de vuelta con el estómago vacío.
Y no me comiste nada antes de irte.
Ahí te dejé el guiso de papas y arvejas.
Si al menos te llevaras el añorak de tu difunto padre
o el sobretodo. Pero te vas sin darme un beso
Nene.
Cuántas veces te dije que tenés que encaminarte.
Estudiar abogacía, conseguir una novia que al menos
los domingos no esté borracha.
Pero Nene, vos andás con esos que viven del aire
revoleando las letras.
¿Dónde viste el fulgor del cosmos infinito?
¿Desde cuándo el fuego es una llamarada impúber?
Decime Nene, no te vayas todavía.
Te hubieras puesto los zapatos con suela de goma
a ver si tanta imantación, si tanto voltaje te electrocutan.
Pero Nene: ¿No viste que estoy sola?
¿Que mamá te necesita más que todo el diccionario?
¿Que ninguno de la academia o de la SADE te va a tapar de noche?
Podemos jugar Buraco, terminarnos el strudel
ver sábados continuados al lado de la estufita de cuarzo.
¿Para qué el doble sentido
la metáfora
la sinécdoque
la metonimia, Nene
si me volvés con un resfrío?
Para qué la paradoja, Nene, el verso libre
La aliteración, la elípsis.
¿De qué sirve la otredad
o el misterio de la muerte?
Si es todo tan simple como que te vas desnudo
porque vivís una realidad hecha en pedazos.
¿A eso le llaman poesía?
Vení, Nene
que mamá te hace una sopa con galletitas Manón
en el té con leche.
No seas tonto
el mundo debería ser chico
el mundo no se conquista agrandándolo de sentido
ni doblándolo, ni pegándolo
ni siquiera tratando de romperlo.
El mundo es, mirá vos Nene lo que te digo,
el mundo es como el cajoncito de tu ropero.
Así, cuadrado, en el fondo de una habitación
en tu propia casa, con todo lo que hace falta.
Vení Nene, que ahí está tu camisetita nueva.
Mirá qué linda.
Se la compré a Don Samuel en dos cuotas.
Ponétela Nene.
No quiero que tomes frío.




Walter Iannelli
Argentino (1962 – 2014)



Escritor y periodista cultural.

Publicó entre otros Alguien está esperando (1996, cuentos), Sanpaku (2002, novela), Zumatra y la mecánica de tu corpiño (2005, poesía) y Metano (2008, cuentos).

Fue premiado en seis oportunidades por el Fondo Nacional de las Artes de Argentina, organismo que también le otorgó la Beca Nacional de Creación en 2008. En el año 2007 obtuvo el 2° Premio Municipal de Literatura de la Ciudad de Buenos Aires a Novela editada bienio 2002/3.

Imagen extraída de: diosenlasvegas. Blogspot.com

  Eduardo Romano

11 de abril de 2014



Los discursos


Esta llave es el humilde homenaje
Eres el mismo que conocí una tarde
infantilmente despeinado y sin bolsillos
en la avenida de los desesperados
colgabas del viento tu desprecio
y encendías cigarros con la furia
de la ciudad a uno de sus mejores hijos
Eres el mismo que me tuvo
abierta entre sus brazos el primero
suave como las horas del día que envejece
enamorado de mí hasta la explosión
que la llenó de fábricas flotas hijos naturales
Eres el mismo muchacho solitario
que manejaba su juventud a ciento ochenta
y tuvimos distancias a favor
cosechas imposibles en invierno
en un generoso despliegue vital
Eres el mismo que descubrió petróleo
desvió varios ríos a patadas
hundió arrancó plantó derramó lágrimas
sobre bosques y valles donde antes
se vivía del canto de los pájaros
que honra los archivos de su generación
Eres el mismo hombre misterioso
que dio y quitó de comer a tanta gente
que fue votado aplaudido amenazado
jinete de las grandes aventuras
a fuerza de morir siguió creciendo
y lo constituye en modelo de la ambición
Eres el mismo que perdí tan fácilmente
en brazos de una amante ocasional
-esa rubia gallina sexo de oro-
carente de escrúpulos, vacilaciones, sentimientos
Eres el mismo borracho vomitando
que llamaba a su madre por los cuartos
que rompió una botella y pretendía
clavar los recuerdos contra el piso
borrar a salivazos su pasado.
Eres el mismo, contéstame,
He aquí la llave
no sonrías cordial pero hacia nadie
todavía te amo, contéstame,
¿quién eres?
He aquí la ciudad.
Aplausos, fogonazos, la banda
ha comenzado a tocar entre bostezos algo así
como Tengo unas viejas ganas de gritar.



Eduardo Romano
Argentino – 1938

De: Entre sobrevivientes y amores difíciles - Ed. el surí porfiado – 2008

Nació en Avellaneda, Pcia. de Buenos Aires. Sus libros de poesía son "18 poemas", "Entrada prohibida"; "Algunas vidas, ciertos amores"; "Mishiadura" y "Doblando el codo". Docente universitario, escribió notas de cultura en varios medios. También realizó una amplia labor crítica sobre narrativa, expresiones de la cultura popular y medios de comunicación.


  Mariel Manrique

6 de abril de 2014




XXXVIII

José de Judea está inclinado
sobre su pobre mesa de trabajo.
Aserrín, aserrán,
los maderos de San Juan
piden pan y no les dan.
No les darán el pan.
Piden queso y les dan huesos.
Reciben la tortura como hostia bendita.
María gesta, azorada,
el tormento de un desconocido.
Acaricia su vientre con pavor.
Un viento de fábula arrastró a María
hacia noches insomnes.
El absurdo duplica los dolores de parto.
Su hijo se pregunta “¿por qué a mí?”.
Todavía diluvia en Galilea.
María besa los pies martirizados
que tal vez no hubiera abandonado
José de Judea.
Aserrín, aserrán,
balan ensangrentados los corderos.
¿Quién tapa sus oídos para no escuchar?
Nuestro cuello se ofrece al mejor postor
porque no somos hijos de Dios, sino de Abraham.
Los autómatas cumplen sin dudar las instrucciones.
Se quitaron los ojos, se pusieron agujeros.



Mariel Manrique
Argentina – 1968



De: “Flores en la boca” - Ed. Paradiso – 2013

Capilla al Centro Pai Menni - Betanzos (a Coruña) -España

Obra: María a los pies de Jesús - Mosaico

  Raquel Fernández

1 de abril de 2014



Maniac Monday

“I´m gonna shoot the whole day down, down, down
I´ll shoot it all down”
Bob Geldorf, “I don´t like Mondays


Es cierto.
No me gustan los lunes.
No sé si por tristeza o por cansancio.
O porque arrastran los cadáveres
de los domingos imperfectos.
Pero yo no soy la madre
de los vidrios rotos.
No me embellezco nunca para el fuego.

Mis gestos
no saben desmontarse de la pena.
Los lunes.
Me miro en el espejo
y nadie avanza
a treparme la sangre.
Entonces soy la cara de mi madre,
su cuchillo sin filo.

Hubo desconocidos
que sonrieron
recostados en una ambulancia.
Hubo quien robó tus flores.
Podría matarlos a todos
si fuesen patitos en fila.

Pero el patito soy yo.

Espero el disparo.



Raquel Fernández
Argentina – 1967



De: “Hermano” - Ed. El mensú – 2012

Imagen extraída: pond5.com