6 de abril de 2014
XXXVIII
José de Judea está inclinado
sobre su pobre mesa de trabajo.
Aserrín, aserrán,
los maderos de San Juan
piden pan y no les dan.
No les darán el pan.
Piden queso y les dan huesos.
Reciben la tortura como hostia bendita.
María gesta, azorada,
el tormento de un desconocido.
Acaricia su vientre con pavor.
Un viento de fábula arrastró a María
hacia noches insomnes.
El absurdo duplica los dolores de parto.
Su hijo se pregunta “¿por qué a mí?”.
Todavía diluvia en Galilea.
María besa los pies martirizados
que tal vez no hubiera abandonado
José de Judea.
Aserrín, aserrán,
balan ensangrentados los corderos.
¿Quién tapa sus oídos para no escuchar?
Nuestro cuello se ofrece al mejor postor
porque no somos hijos de Dios, sino de Abraham.
Los autómatas cumplen sin dudar las instrucciones.
Se quitaron los ojos, se pusieron agujeros.
Mariel Manrique
Argentina – 1968
De: “Flores en la boca” - Ed. Paradiso – 2013
Capilla al Centro Pai Menni - Betanzos (a Coruña) -España
Obra: María a los pies de Jesús - Mosaico