Estación Quilmes: 09/01/2010 - 10/01/2010

  Carlos Battilana

30 de septiembre de 2010




La demora
(Fragmentos)

I

Por mí,
o por vos, o por
la clemencia que el tiempo otorga
esa perfección
se ha vuelto costumbre,
descanso en la sombra,
tranquilidad
de estos muros
verdes y transparentes.
Vicio horroroso,
los días prometen algo
de lo que no estamos seguros.


II

Esto y lo otro
río sin luz
perro, perrito herido,
por tu cierta entrega de espuma
por tu
actividad sin celo
sos el rocío
que la ceniza
no niega.



III

Para no decir
que esto
es esto otro,
para no usar palabras
que los escribas cansados
se permiten
sin acertar,
retomo aquella huella,
este minúsculo aire
que el bosque
con su razón
reclama. Voces,
ruina cuyo origen
no es un hecho
sino la hiedra preciosa de la
Constancia.



Carlos Battilana
Nació en Corrientes el 19 de septiembre de 1964. Reside en Buenos Aires.
Publicó Unos días (1992) y El fin del verano (Siesta, 1999). La demora (Siesta, 2003) y El lado ciego (Siesta, 2005).
Es docente de Literatura Latinoamericana y de Semiología en la Universidad de Buenos Aires.

  Los nadies



Sueñan las pulgas con comprarse un perro y sueñan los nadies con salir de pobres, que algún mágico día llueva de pronto la buena suerte, que llueva a cántaros la buena suerte; pero la buena suerte no llueve ayer, ni hoy, ni mañana, ni nunca, ni en lloviznita cae del cielo la buena suerte, por mucho que los nadies la llamen y aunque les pique la mano izquierda, o se levanten con el pie derecho, o empiecen el año cambiando de escoba.

Los nadies: los hijos de nadie, los dueños de nada.

Los nadies: los ningunos, los ninguneados, corriendo la liebre, muriendo la vida, jodidos, rejodidos:

Que no son, aunque sean.

Que no hablan idiomas, sino dialectos.

Que no profesan religiones, sino supersticiones.

Que no hacen arte, sino artesanía.

Que no practican cultura, sino folklore.

Que no son seres humanos, sino recursos humanos.

Que no tienen cara, sino brazos.

Que no tienen nombre, sino número.

Que no figuran en la historia universal, sino en la crónica roja de la prensa local.

Los nadies, que cuestan menos que la bala que los mata.


Eduardo Galeano


Por: Caleb Gonzalez

  Balada del amor imposible

Alejandro Dolina



Los cronistas más serios del barrio del Angel Gris coinciden en destacar
la propensión de sus habitantes hacia los amores imposibles.
       Así, mientras los jóvenes de otros barrios se enamoran de muchachas
groseramente posibles, los hombres de Flores parecen condenados a
amar - casi siempre en secreto - a mujeres que no serán para ellos.
       Y en honor a estas damas es que los Hombres Sensibles hacen lo que
hacen.
       Algunos emprenden desde chicos el estudio del violín, únicamente
para aprender a tocar un vals en obsequio de su amada. No importa que
ella no alcance jamás a oírlo. Ese no es el punto.
       Otros indagan los secretos de la versificación y se sumergen en el
dolor para lograr una poesía.
       Hay quienes se ejercitan en el coraje y cultivan la guapeza. Y no
faltan los que eligen la melancolia o la locura.
       Piensan los Hombres Sensibles que siendo mejores merecerán ser
amados. Y para la ética sentimental de este barrio, los mejores hombres
son artistas, valientes, tristes o locos.
Por eso los muchachos más virtuosos de Flores sufren por amor.
Esta realidad ha despertado la atención de todos y la piedad de muchos.
Cada semana, los enamorados de Flores reciben el consejo de sus
amigos sabios de otras barriadas.
       - ¿Por qué amar a la Gran Marquesa del Norte, que es en realidad un
duende? ¿Por qué no conformarse con la hija del yesero?
       Son voces tentadoras que exponen las ventajas del amor razonable.
       A estas exhortaciones, los Hombres Sensibles responden - no sin
acierto - que en el amor no existe el libre albedrío y que nadie puede
decidir de quién va a enamorarse.
       Sin embargo - ya a riesgo de caer en especulaciones psicológicas fuera
de tono - cabe reconocer que los muchachos del Angel Gris tienden a
aproximarse sentimentalmente a las mujeres que menos les convienen.
       Los tratadistas de Villa del Parque y los Refutadores de Leyendas
sostienen que buscar pareja es una tarea enteramente racional y hasta
científica.
       Vale la pena citar la novela didáctica "Hoy te amo con la cabeza", del
profesor Amadeo Battista. Esta obra esconde - apenas - la tesis
antedicha, entre los rotosos pliegues de su trama.
       Parecidos criterios auspicia la esposa de este pensador, la doctora
Alba C. de Battista en su libro "Me casé con un cretino".
       Muchos hombres de negocios, comerciantes e industriales de la
zona han entendido que el amor imposible es cosa nefasta, no sólo para
el que ama, sino también paa el desarrollo de las actividades productivas
en general.
       Declaran estos lúcidos mercaderes que, por lo común, los enamorados
sin esperanza son pésimos empleados, más atentos al recuerdo de
unos ojos pardos que a la correcta realización de una nota de débito.
       Tratando de reducir el número de desencuentros amorosos en
beneficio de la felicidad general, los Refutadores de Leyendas con la
ayuda de dos contadores de la Sociedad de Fomento de Villa Malcolm, prepararon
las Tablas del Amor Infalible, especie de regla de cálculo según la cual
las medidas del cuerpo del hombre, su coeficiente intelectual, su edad,
su educación, fortuna y berretines determinaban de un modo preciso a la
mujer más conveniente para sus planes amorosos.
       Esto es ni más ni menos que la refutación de una leyenda o - lo que
es peor - su reducción a términos científicos. La leyenda es ésta:
       "Hay para cada hombre una mujer, una sola, que reúne todas las virtudes
que ese hombre sueña. Su belleza está hecha para deslumbrar a ese
hombre.
Su voz ha sido creada para seducirlo. Su inteligencia, para sucitarle y
sugerirle ideas amables. Su ternura, para hacerle dulce el diario sufrimiento.
Esa mujer existe y anda por esas calles. Pero el destino ha decidido que
nunca jamás se crucen los caminos de ningún hombre con la mujer que para él
fue concebida."
Manuel Mandeb asegura en sus Memorias que cierta tarde creyó
reconocer a lo lejos a la mujer que le correspondía, conforme a la
leyenda. Inmediatamente se trabó en lucha con el destino y trató de alcanzar a la
muchacha. Lo consiguió en la esquina de Artigas y Avellaneda. Luego de
interceptarle el paso, procedió a explicarle la vieja creencia de los
Hombres Sensibles, mientras se secaba el sudor y trataba de recobrar el aliento.
Pero la mujer no conocía la leyenda, o tal vez la conocía y la acataba
puntualmente: dio media vuelta y se fue por Artigas hacia el norte.
       Y ya que mencionamos a Manuel Mandeb, conviene recordar que su
ilegible prosa se alzó solitaria frente a los tratados racionalistas y a
los inventos de los Refutadores de Leyendas.
       El polígrafo de Flores dejó un voluminoso estudio caratulado Registro
de amores imposibles en la linea del Sarmiento.
       La obra consta de 914 fichas que corresponden a otros tantos casos
concretos de amor sin recompensa. Está dividida en cuatro cápitulos:
       El primero, subtitulado Nunca le dije nada, es el más extenso y
registra episodios protagonizados por enamorados silenciosos.
       El segundo, Negativas expone 115 rechazos, sus motivos, sus términos
y consecuencias, para no hablar de otros detalles más bien superfluos
que suelen recargar toda la obra de Manuel Mandeb.
       El tercer cápitulo, Amargo desengaño, cataloga 126 decepciones,
incluidas cuatro padecidas por el propio autor.
       El cuarto y último cápitulo es un inspirado texto romántico que se
conoce como Elogio del amor inconcluso. Veamos este párrafo:
       "...Así como las personas que mueren en la plenitud nos ahorran el
recuerdo de su vejez, los amores interrupidos abruptamente siguen siguen
viviendo en nuestro corazón no como brasas agonizantes, sino como horrorosas
llamas que queman cada noche...
       "...No hay mejor amor que el que nunca ha sido. Los romances que
alcanzan a completarse conducen inevitablemente al desengaño, al encono
o a la paciencia; los amores incompletos son siempre capullo, son siempre
pasión."
       Pero dejemos ya a Manuel Mandeb y reflexionemos sobre ese delicado
asunto. Es cierto que infinidad de personas decentes viven la módica
dicha del amor común y corriente.
       Pero el amor imposible, aquél del cual solamente son capaces los
Hombres Sensibles de Flores, es el único cabalmente maravilloso y digno
de admiración.
       Ocurre así: un muchacho se enamora de la Mujer Más Hermosa.
       Desde ese momento, su vida no tiene otro sentido que ese amor.
       Sin embargo, el hombre sabe que no tiene chance en esa carrera,
pues las Mujeres Más Hermosas suelen casarse con otros caballeros,
generalmente ricos o buenos mozos o ambas cosas.
       Sus buenos amigos le aconsejarán el olvido, pero este hombre ha
nacido en Flores y no tiene la menor intención de gambetear el dolor.
       Y cada día deja mansamente que la tristeza le invada los huesos y que
tiña hasta el último de sus pensamientos.
       A veces, las distracciones y los mundanos asuntos amenazarán con
hacerle olvidar siquiera por un momento su amor y pesadumbre. Pero el
hombre reaccionará inmediatamente y se sumergirá otra vez en su propio
abismo.
       Que nadie se engañe. Este hombre que ríe a carcajadas cuando algún
conocido le refiere el cuento de los supositorios, está pensando en su
amor imposible.
       Y la sangre que hincha sus venas es negra y espesa.
       Pero, atención. Este amor que lo hace desgraciado es el que le hace
mejor. El ya ha renunciado a la Mujer Más Hermosa. Jamás padecerá
decepciones. Su pasión no envejecerá ni se envilecerá. Nadie podrá
engañarlo.
Y a fuerza de bañarse cada día en el sufrimiento, habrá aprendido el
secreto de la resignación.
       Los caballeros exitosos no conocerán jamás la verdadera escencia del
amor imposible. Ellos jamás juegan su vida a una sola baraja. Con toda
prudencia realizan inversiones en uno y otro lugar para compensar con
unas las pérdidas ocasionadas por otras.
       Pero el amor imposible no es cosa de prudentes, sino de Quijotes.
       Sólo cuatro veces en doce años vio Alonso Quijano a Aldonza
Lorenzo.
       Jamás cruzaron palabra. Pero eso le bastó para vivir en ella y por
ella.
Sin esperar recompensa.
       Por eso, señores, si acaso atesoran ustedes uno de estos metejones
locos, a no arrepentirse. Sigan soñando y esperando lo imposible. Aunque
sepamos que nuestras ilusiones no habrán de cumplirse nunca, sigamos
acariciándolas. Lo contrario sería - como pensaba Wimpy - confundir
una ilusión con un pagaré.
       Será una larga jornada. Muchas veces tendremos ganas de contar
nuestra pena, pero no podremos hacerlo, para no profanarla. Siempre
estaremos solos y tristes, pero no es para tanto. Después de todo, ya
se sabe que los únicos paraísos que existen son los paraísos perdidos.



Alejandro Dolina
"Balada del amor imposible"
En la voz: Alejandro Apo

  Canciones del Buen Amor




Tus ojos claros


Pues me han llamado
y sin saberlo, ay,
tus ojos claros.
Y sin quererlo tú, me han derrotado.
Y allí donde es más clara su luz
soy vulnerado.
Y no soñé jamás que una victoria
tornara mi sino afortunado,
que el perder de esta forma no es afrenta
si no suave destino
deseado.
Con blanda espada soy,
qué dulcemente, traspasado.
Mas yo sabré responder, a ese llamado.
Que ya me puedo morir,
si en tu mirada yo soy
resucitado.




José María Vitier
Cuba - 1954 Letra y música
Silvio Rodríguez – Voz
Cuba - 1946

José María Vitier es hijo de los destacados poetas cubanos Cintio Vitier y Fina García Marruz. Cursó sus primeros estudios en el Conservatorio Amadeo Roldán. Su trabajo recoge un amplio espectro, pues ha escrito música para diferentes medios como televisión, teatro, cine y radio. Formó parte del Grupo Síntesis en sus inicios. Muchas de sus composiciones están basadas en canciones populares o en versos de notables poetas, como por ejemplo: Bosque, Caballito, Canción de otoño, Cizaña, Cortesía Décima, Déjame tomar asiento, El aire que te rodea, Ilusión de realidad.
En 1983 formó su propio grupo. Se desempeñó como profesor de piano en la Escuela Nacional de Arte y llevo a cabo estudios de composición en el Instituto Superior de Arte.
Ha realizado actuaciones por todo el mundo. Su obra creativa se caracteriza por una notable versatilidad, donde se combina la música de cámara y la popular, con incursiones al jazz, todo bajo un marcado acento de cubanía.

  Del putear literario




Por Juan Sasturain

No debe ser casual que nuestra narrativa haya nacido con un hermoso texto lleno de puteadas, El matadero, en el que proliferan las tetas, los cojones y los huevos... Tampoco debe ser casual que esas “malas palabras”, puestas en boca de personajes bárbaros, fueran a la vez exabruptos sordos y casi secretos, permisos que se concedió un escritor –el a veces inasible Esteban Echeverría– al expresarse espontáneo y sin pudores, como si no fuera a ser leído en lo inmediato, ni siquiera por encima del hombro.

Y es que así fue, exactamente. Tenemos ese texto (tan puteado) precisamente “porque no se podía” escribir en ese registro. Si Echeverría hubiese concebido El matadero para publicarlo en ese lugar y momento –Buenos Aires durante la década del cuarenta, virulento gobierno de Rosas– no lo habría escrito así o no lo habría escrito, a secas. Es que se trata, de algún modo, de un texto privado cuyas condiciones de difusión no estaban dadas, ni siquiera previstas, para y por el autor. Incluso después, durante su estadía en Montevideo, donde moriría en 1851 tras diez años largos de exilio.

Es bien sabido que el laborioso Juan María Gutiérrez, nuestro primer crítico e investigador literario, da a conocer El matadero recién a mediados de los años setenta, un cuarto de siglo después, cuando se hace cargo de la edición de las obras completas de Echeverría y recoge, acaso descubre, sus inéditos. Ahí, pudoroso escrupuloso, Gutiérrez recurre a los puntos suspensivos –“m...” por mierda, “p...” por puta, “c...” por cojones– que sin duda no existían en un manuscrito original de escritura nerviosa y a veces casi ilegible por el temblor, producto –aventura el compilador– “más de la ira que del miedo”. Seguramente.

La cuestión es que Echeverría, encendido y desatado, con el oído fiel y fino, hace putear a Matasiete y sus abominables carniza/mazorqueros, los hace entrar creíbles de palabra y obra en la literatura nacional sucios de barro y sangre; a la inversa, es evidente que se le lengua la traba, se le engola la gola, a la hora de darle la palabra a su idealizado unitario alternativo, irascible sin zafaduría, capaz de reventar de rabia con todos los calificativos agraviantes en la boca y sin ninguna puteada... Ahí el realismo romántico y su afirmación de lo particular nacional entra en colisión con la idealización del héroe ídem, y la verosimilitud –al menos en términos de registros del habla– se va de algún modo al carajo. ¿Acaso no puteaban los unitarios y/o el mismísimo Echeverría en privado; acaso sólo lo hacían entre pares y no cabe acá homologarse con los usos del enemigo?

Un rastreo somero pero representativo del mal hablar literario nos mostraría que contra todo pronóstico los personajes de Arlt no putean –aunque el “rajá turrito, rajá” que el farmacéutico endilga a Erdosain es marca de fábrica arltiana–; y que, por ejemplo, los de Sabato –como los de Echeverría– sólo lo hacen para demostrar su condición de clase: “Métase las casullas en el culo” le dice un peronista empatotado a la mujer que quiere impedir el saqueo de las iglesias la noche de los incendios del ’55, en Sobre héroes y tumbas, confirmando que la barbarie también es verbal.

También en el primer Cortázar, el heroico Pelusa –el personaje “mersa” de Los premios, toda una revelación incluso para el autor sobre el final– monopoliza las puteadas y “malas palabras” de la novela. Pero acá está claro que –ante el peligro y el enemigo concretos– el Pelusa no sólo hace (pelea) sino que dice (llama a las cosas por su nombre): así, trata de “manga de cagones” a los mayoritarios claudicantes de su heterogéneo grupo de clase media. Hay un cambio de signo.

Walsh sembró escasas y significativas puteadas en sus cuentos. En Corso, porque registra –a la manera que después, largamente, Fontanarrosa– el coloquial reo. Y en el prólogo ejemplar de Operación Masacre, porque cuando necesita mostrar/explicar en una frase cierta revelación personal de cómo son las cosas, oye y pone en boca del soldado herido el “no me dejen solo, hijos de puta” en lugar de un supuesto “viva la patria” convencional.

Acaso el texto ejemplar que cierre el imaginario, arbitrario círculo de lo malhablado literario esté en un poderoso relato de Rozenmacher de los sesenta: Cabecita negra. Una sola palabra, una sola expresión rápida, vulgar y usual, puesta en boca del corriente señor Lanari, revela, más que cualquier discurso explicativo, todo el odio de clase: “Negra de mierda” piensa y dice el burgués amenazado.

La víctima unitaria de Echeverría y la viejita que tironeaba las pilchas sagradas en Sabato han encontrado por fin su auténtica voz.


Fuente: Página|12

  Arpa soy





Es rubia: el cabello suelto
Da más luz al ojo moro
Voy, desde entonces, envuelto
En un torbellino de oro.

Voy por el bosque, a paseo
A la laguna vecina:
Y entre las ramas la veo,
Y por el agua camina.

Mi amor del aire se azora;
Eva es rubia, falsa es Eva:
Viene una nube, y se lleva
Mi amor que gime y que llora.

Se lleva mi amor que llora
Esa nube que se va:
Eva me ha sido traidora:
Eva me consolará

¡Arpa soy, salterio soy
Donde vibra el Universo:
Vengo del sol, y al sol voy:
Soy el amor, soy el verso!



José Martí
Canta: Pedro Luis Ferrer


Obra: Juan Vicente Bonachea

  .Sobre mi



"Mas allá, donde los autos van a cien kilómetros por hora, está la autopista La Plata-Buenos Aires. Acá estoy yo, sentada en mi escritorio, con los anteojos puestos, mirando la luna, oyendo como mi hermana grita desde la ducha piediendo si alguien le alcanza la toalla.
Hasta hace un rato estaba pensando en anteayer, en el domingo, en el dos de julio, en el once de febrero, en el veinte de diciembre, en el trece de noviembre, me acordaba y sonreía, me sentía una tonta, una tonta feliz, una tonta con recuerdos maravillosos, una tonta que hasta el momento y con lo poco que lleva, tuvo una buena vida. Ahora me pregunto qué hago escribiendo sobre cosas tan obvias para la gente que me conoce, qué hago escribiendo sobre fechas para algo que supongo voy a publicar en facebook o voy a hacer leer en el colegio. Resultara muy ridículo pensar que esto es una forma de descargarme ya que justamente en los días que mencioné no tengo guardada una pizca de rencor, así que no se, no sé que pensar al respecto.
"Pasemos a otro tema no quiero hablar de eso", amo usar frases de canciones para expresarme, me gusta el hecho de releer lo que escribo y poder "cantar" en alguna parte. Retomo el tema que no empecé, soy feliz, tengo amigos a los que amo muchísimo, tengo alguien a quien querer (aunque sea con comillas), no tengo problemas en casa ni en el colegio, me encanta escribir y, como verán, lo hago. Tema terminado, voy a hablar de mis experiencias: no olvídense, ni loca dejo que alguien mas lea sobre mis experiencias, si llega a manos equivocadas me muero. Recién pensaba en el tiempo que perdía hará entre diez meses y un año hablando por teléfono, era prácticamente una máquina de hablar, bueno no se porque digo eso ahora no hay mucha diferencia, pero antes era diferente (miro por la ventana y veo la luna, me acuerdo de cuando hablaba tanto por teléfono el año pasado, era tan lindo... retomo el escrito). Ahora que vi la luna me acordé que una vez cuando tenía siete, siete y medio, estaba en la casa de mis abuelos maternos y estábamos reunidos por año nuevo; mi abuela paterna miró por la ventana y dijo que la luna era una luna de terremoto, esa fue la única vez en mi vida que escuché hablar de una "luna de terremoto" y me quedó grabado en la cabeza de tal manera que cuando veo la luna me acuerdo de eso. También me acuerdo de la fiesta de disfraces que hizo un amigo el año pasado para halloween, treinta de octubre, qué gran día, es el día de hoy que algunas personas cuando hablo de esa fiesta me sonríen tiernamente y se acuerdan conmigo de esa luna inolvidable, otra vez me voy por las ramas y hablo de fechas, creo que tengo que darle la razón a un grupo de amigos que dicen que soy un "calendario viviente"; pero créanme que tengo mis razones, y que mas que un calendario viviente soy un "recuerdo viviente", yo no sería nada sin mis recuerdos, cada vez que necesito un consejo mas que recurrir a mi mejor amiga y, que me perdone, recurro a mis recuerdos, mi vida entera es un recuerdo y le debo eso a muchas personas que no deben ser nombradas por mi pero que cuando lean esto van a saber que son ellas a las que me refiero y para que no me malinterpreten parte de esas personas son mujeres, que ya dije amo y necesito porque también son parte de mis recuerdos. Ya que estoy recordando voy a hablar un poco de mi niñez, tengo trece, trece y pico, ya se que no soy grande y que mi niñez no está tan lejos, pero me resulta bastante ajena en varios aspectos. Me acuerdo que un día estaba en mi casa y mi mamá me dijo si no quería ir a mc donald's a tomar un helado porque mis compañeritos de jardín iban a hacer una excursión. En ese entonces yo vivía en frente de mc donald's pero no tenía muy claro eso de donde quedaban los lugares, si me decían abajo yo señalaba el piso no entendía que abajo era bajando por el ascensor y saliendo del departamento así que cuando vi que mi mamá abría la puerta la miré con una cara rara y le dije "no íbamos abajo?" y le señale el piso. También me acuerdo de mis berrinches agarrada de la reja de lo de mi madrina porque "no me quiero ir!!!!", y ahora cuando protesto de los berrinches de mi hermana me lo recuerdan y me hacen cerrar la boca. Otro recuerdo: el quince de mi prima Aye, que digamos no es un recuerdo muy largo, pero estaba muy entusiasmada porque era mi primer quince!,y me sentía re grande; de lo que mas me acuerdo es de la remera rayada roja y blanca de mi prima Flor, de que casi rompe su pollera de jean por subirse a no me acuerdo donde y de que (si no me falla la memoria) casi pierdo una cadenita de oro nueva. Un recuerdo mas reciente (aunque no tanto) es el del casamiento de mis tíos, tenía un vestido cremita con una faja color durazno, y como mi hermana y yo éramos el cortejo teníamos que vestirnos igual; no tiene nada que ver pero ya que me acordé lo pongo, ahí fue donde probé el sushi y debe ser que la comida fue lo que mas me gusto de la fiesta porque de lo que mas me acuerdo es de todo lo que comí, bueno de eso y de la serie de hechos desafortunados por la que pasó mi papá desde dos días antes cuando se cortó con la raqueta de tenis en el medio de la frente hasta cuando tuvo que hacer una diligencia antes de ir al salón de fiestas. Ahora que ya no me acuerdo nada mas de mi vida, me cansé de recordar.
Pienso, soy joven, tengo menos vivido de lo que me queda por vivir, para que escribo ésto?, entonces me respondo: porque mi vida es un recuerdo y de vez en cuando y para no olvidarse hay que acordarse de todo.



Chiara Mariuzzi
Vive en Quilmes, tiene 13 años, estudia en el Colegio Don Bosco donde cursa el octavo año, se divierte con su grupo de amigos, practica patín, participa del Taller de Escritura Creativa en la Cultural Inglesa con el profesor en Letras Carlos Dotro.

  TAREA "Han de Saber que..."




Tarea


Han de saber
que cuando en la oficina no hay trabajo,
yo trabajo,
trabajo como un negro,
sudo tinta,
ando detrás de pájaros azules,
me meto en grandes líos con los sueños,
me desangro en palabras,
salgo a cazar ballenas y crepúsculos,
domestico elefantes
(hay que ver qué furor el de la selva)
le explico al faraón cosas del tiempo,
hago el amor a veces,
lucho con los zulúes cuerpo a cuerpo,
tengo que abrirme paso en un perfume,
volver para las doce,
morirme,
andar recuerdos.
Tengo que hablar con Dios,
volverme loco,
lanzar varias proclamas de justicia,
escapar de la hoguera,
vestirme de jamás para un entierro.
No descanso ni un minuto,
me doy ung ran trajín con las cigarras,
me cito con Lenin y arreglo el mundo,
llamo a larga distancia,
digo anote en mi agenda: Nazareno,
trato cosas del aire con gaviotas,
compro verdes, azules, amarillos
y los despacho por expreso al cielo.
Hago arreglo con nubes,
firmo tardes de otoño con llovizna,
corro a cambiar estrellas que andan flojas,
promuevo madreselvas,
dicto inviernos...

cuando el jefe me mira y dice ejem,
ya que usted no hace nada y tiene tiempo...



Humberto Costantini

En la voz: Daniel Costantini (hijo de Humberto Costantini)
Emisión del programa radial Atrapados en libertad por AM 530, La Voz de las Madres

  Marina Alessio

29 de septiembre de 2010




Feliz

Acabo de ver una camisa de hombre cayendo por el aire desde la ventana
Caía desde un piso muy alto de un edificio muy alto
La tiró una esposa enojada
o se cayó de una soga
¿Será feliz la camisa como las banderas?
Porque ayer me dijeron eso, que las banderas son felices
Me lo dijo alguien que se ató un mantel al cuello y corrió por un bosque
y se sintió bandera
o se sintió feliz
o percibió la felicidad de su mantel que se sentía bandera

Salgo al balcón
y pienso que si me tirara yo también podría ser feliz
pero miro para adelante y veo a la camisa
tirada en el techo de un galpón bajito y feo
inmóvil, sin vida
Miro para abajo y pienso
que si me tirara de un cuarto piso
mi felicidad duraría muy poco
y después quedaría como la camisa
tirada inmóvil y sin vida
entonces vuelvo a entrar
me siento frente a la computadora
y entiendo
que para ser feliz hay que estar
atada a un cuello o a un palo.



Marina Alessio
Nació en Buenos Aires en 1980.
Publicó “Amigos, se sacarían la ropa para mí?” en 2003 y “Contigo punk y cebolla” en 2005.

  Liliana Souza

28 de septiembre de 2010




Postal


I


El agua

                 opone su jadeo.

                 Ese rumor

                                                   ira subterránea

                 sólo deja espacio

                                                   para amordazar.


II


                 Desbocada

                                                   puesta a persistir

                                                   en su añeja y vasta mordedura,

el agua se retira en desorden.

                 Como un mantel

                                                   jalando la sobremesa.



III


                 No habrá éxodo

                                                   sino sorpresa en los límites.


El agua no cicatriza.


                 Se acoda y puja

                 en aparente

                                                   estado terminal.



IV


El agua

                 debajo del agua

                                  más agua engendra.


                 El resto es fuga para el ojo.


V


El agua

                 separa idénticos perfiles

                 menguando la frontera

                 de sangre y barro.


                 Migajas para la miseria

                                  y la unción.



VI


El agua

                 ya no hace fondo.




Liliana Souza
Nació en 1958, en Avellaneda, actualmente vive en Don Bosco.
Por su labor poética obtuvo 16 primeros premios nacionales, a los que se suman reconocimientos en España y EE.UU.
Ha publicado en antologías, diarios, revistas y en sitios web.
Ha sido convocada como jurado en concursos literarios.
Sus poemas se incluyen en los libros LA MUJER ROTA y CIRCULO DE POETAS, publicados en Méjico y España, respectivamente.
Colabora con la Dirección General de Cultura de la Universidad Nacional de Quilmes, editando una Página de Poesía -Quilmespoesía- que se difunde en gigantografías dentro y fuera del establecimiento.
También -poemás- folletos de poesía que se distribuyen en diferentes puntos de la comunidad.
Coordina Talleres Literarios Infantiles y Juveniles. También Talleres para Adultos Mayores con el fin de ejercitar el área cerebral. Ambas actividades las desarrolla en Bibliotecas Públicas.
Es socia activa de la Sociedad Argentina de Escritores.
Acaba de editar “esa otra forma” , libro que será presentado en noviembre del corriente año.

  Víctor Redondo

27 de septiembre de 2010




Viernes


Si vieras mi rostro en el espejo
del ascensor. Los pisos no suben,
me bajan. Cada milímetro me aleja de vos.
Hay pequeñas arañas surcándolo.
Yo estoy apoyado contra una de las metálicas paredes
y me observo y me doy miedo y me hastío y ya no canto.
No es no tenerte mi mayor problema:
es no tenerte mi mayor problema.
En el espejo hay un agujero del tamaño de una nuez:
es tu boca. Y hay otro agujero y es tu nombre
lo que falta en él. No nombrarte.
La desaparecida en el ascenso.
Mi boca tiene una sombra que me asusta.
Es otra araña, en el espejo, sobre mi labio.
Otra noche le pregunté porqué me perseguía,
y tan inmunda no me dijo ni mú: me dejó
hablándome solo. Así son las arañas.
Al pasar el tercer piso me deshice.
Quise volver atrás, pero es difícil frenar un ascensor.
Sólo atiné a apagar la luz. Y ahí te vi.
Tenías puesta una víbora en la cabeza, como si fuera tu sombrero cotidiano, y una rosa tristísima en el arco superior de tu oreja derecha, la que te muerdo cuando nos amamos. No me hacía falta verte así para reiterarte que te adoro. Entre el tercero y el cuarto dos arañas me hablaron en cada oído: ella también te ama, me tradujeron. Ya lo sé. Sé todo. Sé que después del tercer piso viene el cuarto, que cuando llueve el balcón amenaza rebalsar y nunca rebalsa. Sé que la hamaca salvadoreña ya tiene tu olor, y sé también que no sé nada. En el cuarto piso prendí la luz y el flash de la noche tuvo tu nombre, una vez más, sobre las letras en mi corazón. Aquí estoy, atravesando un cuarto piso que debe tener parejas dormidas, animales disueltos, acabados o resurrectos caballos arrastrando mulas sobre las autopistas del destierro. Eso pienso que hay en los pisos de este edificio, o de cualquiera. Estuve en edificios con monjas mogólicas, ratas narcotizadas, pulpas salvajes mudas, y con cenicientas majestades: no sé porqué recuerdo hoy, esto, que nunca más existirá. Las mogólicas son sabias porque no hay monjas mogólicas. Estoy en el quinto piso. El silencio de las once de la noche es lejano. Aparto las arañas para verme en el espejo. Te veo. Es lo único que verme. Y así raudo voy atravesando los pisos de este ascensor que me aleja. Soy un superhéroe sin nombre buscando una oscuridad que no sé para qué mierda sirve. En el quinto piso había, o hay, estatuas egipcias sonriéndome. Tienen pequeños rostros de araña, y a su pesar me sonríen.

Apenas entrar al sexto aguardaba una telépata, sus ojos rojos
y serenos buscaron mi pupila. Un infinito de segundo observó y dijo:
"Tus pupilas no son azules ni brunas ni melancólicas ni secretas ni sabias ni sublimes ni otras ni puras ni desesperadas". No terminaba de maldecirla que el séptimo atracó con un galeón en cuyas velas estaba tu rostro insultándome. Los vientos fueron favorables a mi rabia y te hicieron descender. Aún veía la cara de la telépata en cuatro patas aullando como la Sibila del Velo Roto. Las cruces metálicas diagonales me hacían gracia. "Tú que todo lo sabes y todo lo puedes, entrégate a ella", me decían. Escuché y obedecí esa voz y giré hacia abajo y volví a verte,

la testa coronada por pequeñas serpientes con mi rostro besándote. Acerqué mi boca al espejo y te hablé así: "Hasta la muerte en esta vida,
amada de mi sangre que arde en tu lejanía".
Sin ser un verso brillante era una manera de hablar. No sé si la única, pero las condiciones no eran dignas de Ulises y vos aún no eras la Penélope nueva del vestido viejo e inmortal.

En la mitad del séptimo sello se abrió la partida y estuviste a punto de darme jaque, a punto, si no hubiera corrido a otra reina al rincón de una torre. Tuve ganas o lloré, el tiempo se hacía breve en el ascenso hacia sin vos. En el octavo una virgen de blanca certeza hizo una aparición digna del silencio. Diminuta como un colibrí su lengua se transformó en palabras inauditas: "Aquí estoy, desde tu nacimiento deslumbrada, buscándome". Hoy ha muerto un amor y ha nacido un amor. Ni la Virgen Inmaculada se enfrenta a esta compleja virtud. Hola amor, estamos ya en el comienzo del noveno piso. Puedes ver las guirnaldas del zodíaco, las cabras del monte y la flecha que surca siempre las noches trazándote en tu anterior ausencia. Quizá no vengas esta noche. Quizá pase muchas noches sin cubrirte. Quizá las sierpes ya estén muertas y el solo silencio tenga tu voz pura.

Llego a nuestra casa. En breve llegarás. Hola amor.




Víctor Redondo
Extraído de hotelceline.com.ar

Nació en Buenos Aires, Argentina en 1953. Integró los grupos de poesía El sonido y la furia y Nosferatu. Publicó Poemas a la Maga (Ed. Sunda, 1977); Homenajes (Ed. Ultimo Reino, 1980), que obtuvo el Primer Premio de Poesía Nicolás Guillén en conmemoración del Milenario de la Lengua Castellana (España) en 1978; Circe, cuaderno de trabajo 1979-1984 (Ed. Ultimo Reino, 1985) y Mercado de ópera (Ed. Ultimo Reino, 1989. Editó también la novela Las Familias Secretas (Ed. Catálogos, 1985). Varios de sus libros tienen re-ediciones. Dirige desde 1979 la editorial de poesía Último Reino, que ha editado 400 libros en los últimos veinte años.

  Miguel Angel Morelli

26 de septiembre de 2010



datos personales

a excepción de mi barba
rebelde y obstinada
muy poco puede decir de mí:

nací del lado de la desesperanza
aún no he comprado mi porción de cielo
le di dos hijos a esta tierra y su mañana

no fui si no lo que he olvidado
robé y mentí para salvar a un niño
tuve un amigo como yo (y ahora está muerto)

estoy en tránsito del trigo a la piedra
sin otro equipaje que la rabia y algún poema
jamás escribiré mi epitafio



Miguel Angel Morelli
Argentino – 1955

Texto extraído de su página personal: mamorelli.com.ar

Nació en Cnel. Suarez, Pcia. de Buenos Aires, (1955)
Ha publicado: “Piedra blanca sobre piedra negra” (1980); “Los signos de fuego” (1989); “Fragmentos de un cielo impenetrable” (Faja de Honor de SADE, 1998); y “Humanos, casi humanos” (2008)

  Juano Villafañe

25 de septiembre de 2010



Último aprendizaje

Con mi padre aprendí que antes de morir hay que encontrar a la madre.
Con mi madre,
que uno se muere sin padre y sin madre.
En el ramo vive el jardín y en su fondo se fija el otro ramo.
Con la pérdida se acrecientan los ramos y los fondos del ramo.
Pero ya nadie levanta el jardín con las manos, sólo se desea la entrega y se ofrece su fondo.
Nadie levanta un jardín, por eso estamos llenos de fondos y de ramos.
Es imposible levantar un jardín, como exceso nos rodean sus habitantes, su perfume y su fondo.
Uno va solo a la cita con su ramo de espera y uno espera levantarla.
Ella espera el ramo, su primer perfume.
A mi madre la subí con su ropa de teatro.
Es imposible levantar un jardín.



Juano Villafañe
Argentino - 1952

Poeta, escritor, ensayista y periodista argentino nacido en Quito, Ecuador, residente en Buenos Aires desde 1955. Hijo de Javier Villafañe y de Elba Fábregas, ambos poetas y titiriteros .Formó parte del taller literario Mario Jorge De Lellis en la década del 70. Cofundador de las revistas literarias: "Tientos y Diferencias" (Quito, 1979) y "Mascaró" (Buenos Aires, 1983). Fue director de Liberarte Bodega Cultural, y asesor literario de Ediciones Desde la Gente -editorial del Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos-. Desde el 2001 tiene a su cargo la dirección artística de Centro Cultural de la Cooperación "Floreal Gorini". Poemarios: "Una leona entra al mar”; "Poemas anteriores" " Visión retrospectiva de la botella”; “Deconstrucción”.

  Juan Sasturain

24 de septiembre de 2010



Poema para recuperar a una mujer

Para recuperar una mujer
hay que estar dispuesto a todo.
A todo
menos
ella.
Porque ella es todo lo que uno no tiene.
Es decir:
uno tiene el mundo pero
la realidad es:
ella de un lado
y uno y todo lo demás
del otro.
Y hay que estar dispuesto a disponer de todo
para que ella disponga,
se sirva, se abra,
se ponga y se deje.

Para recuperar una mujer
hay que estar dispuesto a hacer
un embudo
y meter toda la vida en él
para que vaya y caiga
sobre ella;
hay que encender
un ventilador
en el sentido de todas las palabras
y hacerlo soplar
sobre ella;
hay que meterse, finalmente,
en una picadora de carne
y hacer con ella empanaditas
que ella pueda
comer sin esfuerzo;
hay que disolverse y llover
sobre ella
y todo es poco
y no duele
que duela.

Para recuperar una mujer
hay que entrarle por todas partes:
ser la basurita en su ojo,
el ruido que no la deje dormir,
un resto de amor pegado
a su contestador
como
un residuo entre dientes
para su eterno forcejeo;
una piedrita en el zapato,
una gota de sangre en el borde
de su cama
y de su olvido.
Para recuperar una mujer
todo es poco
porque primero
hay que haberla perdido.



Juan Sasturain
Argentino – 1945

Nació el 5 de agosto de 1945 en González Chaves, provincia de Buenos Aires, Argentina. Luego de haberse graduado en Letras y de desempeñarse como docente de Literatura, Sasturain optó por dedicarse de lleno al periodismo.
Como periodista colaboró en diversos diarios y revistas como Clarín, La Opinión, Humor y Super Humor. Creó las revistas "Feriado Nacional" y "Fierro".
Es autor de las novelas policiales "Manual de perdedores", "Arena en los zapatos" y "Los sentidos del agua".
Publicó también las novelas de aventuras "Los dedos de Walt Disney" y "Parecido S.A.", y los volúmenes de relatos "Zenitram" y "La mujer ducha".
Es guionista de los volúmenes de la historieta "Perramus", dibujada por Alberto Breccia, que obtuvo el Premio Amnesty Internacional para el área francófona en 1988. En 1990 recibió el Premio Internacional Semana Negra de Gijón por su relato "Con tinta sangre".

  Jaime Dávalos

23 de septiembre de 2010



Tonada del viejo amor

Jaime Dávalos (Arg. 1921 -1981) – Letra
Eduardo Falú (Arg. - 1923) – Música
Juan Carlos Baglietto (Arg. - 1956)- Intérprete


Y nunca te'i de olvidar
en la arena me escribías
y el viento lo fue borrando
y estoy más solo mirando el mar.

Qué lindo cuando una vez
bajo el sol del mediodía
se abrió tu boca en un beso
como un damasco lleno de miel.

Herida la de tu boca
que lástima sin dolor
no tengo miedo al invierno
con tu recuerdo lleno de sol.

Quisiera volverte a ver
sonreír frente a la espuma
tu pelo suelto en el viento
como un torrente de trigo y luz.

Yo se que no vuelve más
el verano en que me amabas
que es ancho y negro el olvido
que entra el otoño en el corazón.



Jaime Dávalos
Nació en la ciudad de Salta del 29 de enero de 1921.
Cursó estudios en su ciudad natal. Ha reunido en varios libros su producción de escritor, entre los que citamos: "Rastro Seco" (poemas, Salta, 1944), "El Nombrador" (poemas y canciones. Bs. As., 1957. Dos ediciones); "Toro viene el río" (relatos, Bs As., 1959 ; y "Coplas y canciones" (Bs. As. 1959)
Muchas de sus composiciones fueron recopiladas en 1962 en "Canciones de Jaime Dávalos". Entre ellas: Zamba de la Candelaria, Zamba de un triste, Vidala del nombrador, Hacia la ausencia, Zamba de los mineros, La nochera, Zamba de San Juan, La angaquera, Tiempo dorado, La verderrama (cueca), Canción del jangadero, Trago de sombra, Pato sirirí, La golondrina, Zamba enamorada, Vamos a la Zafra.
Falleció en 1981.

Obra: Amantes Nº 2 de Virginia Palomeque
Extraído del blog de la autora: virginiapalomeque. blogspot.com

  Eugenio Mandrini

22 de septiembre de 2010




Una palabra que empieza con A

Esos que de noche ven demasiado con el oído: los asustados
Esos que por órdenes, por fracasos, por hastío, agachan
        la cabeza cada vez más, y uno se pregunta ¿querrán
        morderse el corazón?
Esos que pueden vivir sin mí del mismo modo que yo
        (a veces) no puedo vivir sin sus muertes
Esos que se acuestan con una servilleta al cuello para soñar
        con la Primera Cena: los desmigajados, los convidados a nunca
Esos que mudan los paquetes de la sangre a un carro y se
        golpean los huesos con las coces de un caballo, para que arren
Esos que llevan los roperos al mar y regresan desnudos: los
        ilusos vírgenes
Esos que no pueden dormir porque al despertar oyen relojes
        atrasados: tic-crac tic-crac
Esos que miran caer los contoneos de una hoja de otoño
        y piensan en la devoradora tristeza antes que en los
        bosques del amor
Esos que leyeron el poema de Eluard, juzgaron que faltaba
        oscuridad de aljibe o chillido de desesperación allí, y
        se ponen a nombrar la libertad con un dedo de fuego
        sobre una mole de hielo
Esos que han gastado su último manjar de tabaco y elaboran
        sus propios humos con polvo de diente rechinado
Esos que a pedacitos se cortan las arrugas con tijeras
        porque han visto su respiración perder velocidad
        en los azotes del espejo
Esos que cierran las ventanas temerosos de morir ahogados
        por el polvo que levantan las banderas cuando soplan
        en las calles, y después, arrepentidos, se muerden
        las lágrimas
Esos que dan sus puños solo frente a un momólogo, pero
        secretamente cuentan los abrazos que guardan
Esos que no sobornan a la poesía para que cante como un
        fantasma de oro, sino que la sumergen en lava para que
        explote y aturda con sus silencios al reino de los
        sordos; los mismos que la llevan a que espante a las
        fieras congregadas en las fiestas dominicales y asalte
        los candados que guardan a la inhallable mujer de Dios
Esos que se echan a vivir, sin equipaje, en andenes
        desolados, para saber si después del último tren, bajo
        la noche lustrada por las viejas y empecinadas estrellas,
        volverá a pasar la lluvia con sus latidos de añorado
        corazón: los melancólicos, los del hollín en un ojo,
        los boquiabiertos que tejen la paciencia con sus barbas
Esos que bañan sus lenguas en jugos de pólvora y las
        caricias en océanos de lija, y luego salen a cortejar
        a la muerte, a demorarla
En fin, los trapecistas que hacen reir a los pájaros,
        los suicidas que mueren centenarios en la cama
Para ellos los tesoros
        desenterrados por los locos que cavan en el aire,
        mi almohada de cuero de mortero que hace de pesadillas
        polvo, y en especial una palabra que empieza con A.



Eugenio Mandrini
Argentino – 1936

Poeta, ensayista y guionista de historietas. Fue fundador e integrante de La Sociedad de los Poetas Vivos y es director de la revista "Buenos Aires Tango y lo demás". En 2008 obtuvo el Primer Premio de Poesía "Olga Orozco" por su libro "Conejos en la nieve". Poemarios: "Criaturas de los bosques de papel" (que también incluye cuentos), "Antes que el viento se apague" y "Campo de apariciones".

  Mario Romero

21 de septiembre de 2010




Verdura

Del otro lado de las verduras está el ruidito de lo que no puede ser.
Es una zona donde siempre llueve, pero sin cesar, lo que vuelve
a la lluvia imperceptible.
Al lado de la puerta, aunque siempre de este lado, hay un estanque
con un pez muerto.
Ligerito, ligerito – dicen los pececitos que comen al pez muerto.
Pero, ¿quién come la noche?

El verdulero ha ido a buscar acelgas para la comida.
Se puede hablar (y caminar) sobre lo que se mira, sobre lo que no
se mira y sobre lo que nunca se verá.
Pero no se debe hablar todo el día adentro de un tarro, donde la voz
es un hueso: “verdura de la tempestad / de lejos parece un humo
y de cerca una sombra.”
El que se fue a La Nunca ha vuelto, anuncia el verdulero, el hombre
del arroyo, hueco como un caño plástico.




Mario Romero
Argentino (1943 – 1998)

De: 200 años de poesía argentina”
Ed. Alfaguara – 2010


Poeta, dramaturgo y traductor argentino nacido en Tucumán en 1943 y fallecido en la misma ciudad en 1998.
Desde 1980 hasta poco antes de su muerte vivió en Estocolmo, Suecia, donde había arribado como refugiado político. Ha sido traducido al inglés, francés, finlandés, italiano, portugués y sueco.
Publicó en Poesía: “Las señales”. Editorial Monopolo, Tucumán, 1973; “Pintura ciega”. Editorial Estaciones, Madrid, 1982; “La otra lanza”. Editorial Siesta, Estocolmo, 1983; “La última mejilla”. Editorial Tierra Firme, Buenos Aires, 1988; “Tinta roja sobre tinta negra”. Editorial Orions, Estocolmo, 1997; “Vieja pared”. Florida Blanca, Buenos Aires, 1998.

Foto: tomada de la revista virtual “El alacrán literario”.

  Eliseo Diego

20 de septiembre de 2010




Daguerrotipo de mi abuela

Mi abuela está sentada: es una joven
de esbelto rostro frágil
sobre el altivo cuello: mira inmóvil
la pupila en tinieblas que la mira
desde un abismo: si volviera
no más los ojos a la barba triste
del padre sonriente, se animara.
Pero mi abuela sigue inmóvil, joven.

Se ha de poner de pie muy pronto. El día
la arrastrará consigo hasta el zaguán
mientras la calle vibra al choque cósmico
de casco y casco. Se ha perdido.
Cuando la vuelva a ver, será una anciana.

Pero en tanto, serena, inconmovible,
sigue mirando hacia la sombra inmensa,
su esbelto rostro frágil
sobre el soberbio cuello. Es una joven.
Está, sencillamente, allí sentada.




Eliseo Diego
Cuba (1920 -1994)

De: “Obra Poética”
Ed. Letras Cubanas - 2001

Poeta, escritor y ensayista. Nace el 2 de julio en la ciudad de La Habana. Fue uno de los fundadores de la Revista Orígenes, junto a Cintio Vitier, Fina García Marruz, Octavio Smith, Agustín Pi, Julián Orbón, Gastón Baquero, Angel Gaztelu y Virgilio Piñera, entre otros.

En 1966 publica El oscuro esplendor, libro que consideró, uno de sus preferidos. En 1986 obtiene el Premio Nacional de Literatura por el conjunto de su obra. Recibiendo en 1988 y1989, sucesivamente el Premio de la Crítica. En 1992 la Universidad del Valle en Cali, Colombia, le otorga el Doctorado Honoris Causa. En 1993 recibe la Distinción Gaspar Melchor de Jovellanos que otorga la Federación de Asociaciones Asturianas de Cuba y el importante Premio Internacional de Literatura Latinoamericana y del Caribe Juan Rulfo.

Fallece el 1ro. de marzo de 1996, mientras se encontraba en México y sus restos son trasladados a Cuba, donde fue sepultado.

Obras: En la Calzada de Jesús del Monte (poesía), 1949. /Por los extraños pueblos (poesía), 1958. /El oscuro esplendor (poesía), 1966. /Muestrario del mundo o Libro de las maravillas de Boloña (poesía), 1967. /Versiones (prosa poética), 1970. /Los días de tu vida (poesía), 1977. /A través de mi espejo poesía), 1981. /Inventario de asombros (poesía), 1982. /Veintiséis poemas recientes (poesía), 1986. / Soñar despierto (poesía), 1988. /Libro de quizás y de quién sabe (ensayos breves y prosa poética), 1989. /Cuatro de Oros (poesía), 1990. /Conversación con los difuntos (traducciones), 1991. /En otro reino frágil (poesía), 1999. /Aquí he vivido (poesía), 2000. /Poemas al margen (poesía), 2000.

  Juana Luján

19 de septiembre de 2010




II

Ellos dicen
que mi tía, hermana de mi abuela
sería en realidad
su madre.
Mi bisabuela sería entonces
bisabuela de mi padre:
la madre todopoderosa
que fagocita niños
para criarlos como suyos.
Es por eso –dicen-
que las mujeres de la familia
mueren solas o secas,
sin hijos varones y sin hombres
perpetuando el apellido
que alguna vez fue maldito
por su fruto.




XII

Cuando mi papá tenía cinco
bajó por la defensa del río
y allá abajo
un perro le mordió el hombro izquierdo.
El perro se llamaba Otelo
y era grande y negro.
Las tías casi se desmayan
cuando vieron sangre.
Era seguro, decían, que Otelo
había cortado el músculo y la cicatriz
seguiría ahí por siempre.
Mi padre no recuerda cómo llegó a la casa
y la herida ya no sabe bien
dónde estaba.
Es mi abuela
quien se acuerda.
Mi abuela
juntó ceniza de romero, greda
y pelaje del mismo Otelo
y lo untó en la herida.
Se acuerda
porque esto pasó antes
de que le quitaran el hijo
de que la mandaran lejos.


Juana Luján
Argentina - 1981

Extraído del blog personal de la autora: www.lanenafantasma.blogspot.com

Nació en Córdoba 1981.
Publicó “Fiestita” en Septiembre del 2005 con Editorial La Creciente.
Participó con “Troquel 06” en la intervención urbana “Troquel” en el 2005 y con “Binario” en la Intervención urbana “Pret-a-Poet” en abril de 2007, ambas intervenciones desarrolladas con el colectivo de artistas “Troquel” de Córdoba.

Obra: Abrazo de Luna www.ilustracionesbeatrizt.blogspot.com

  Juana Bignozzi

18 de septiembre de 2010




Veleidades con niños conocidos


Yo me esfuerzo por enseñarle a los niños que me rodean
que antes de abrir una puerta hay que decir permiso;
ellos miran a sus mujeres y piensan que soy una arpía,
los más benévolos dicen es una mujer con veleidades,
y como les han dicho que los hombres inteligentes ríen en voz baja,
los imitan en forma lamentable.
En los costados del camino los caballos sólo comen las flores azules
yo quisiera llevar a los niños que me rodean
para que empezaran a aprender algo sobre el buen gusto,
los caballos son grandes maestros.
Pero ellos prefieren la filosofía y morirán sin entender
vestidos de niños con mediecitas blancas
y con todas las crueldades absolutas de los niños.
La gente con veleidades que no creemos en los pecados
del precio, la venta o la entrega
los miramos jugar con sus barriletes
y nos ofrecemos tranquilamente
para que nos claven en el cuerpo flechas de colores primarios.



Juana Bignozzi
Argentina - 1937
De: “Mujer de cierto orden”

Nació en Buenos Aires el 21 de septiembre de 1937. Fue la única mujer que integró el mítico grupo literario “El Pan Duro”. Residió en España entre los años 1974 y 2004. Recibió el Segundo Premio Municipal de Poesía en el 2000 y el Premio Konex Diploma al Mérito en el rubro "Poesía: quinquenio 1999-2003". Bibliografía: "Los límites". Ed. Stilcograf, Buenos Aires, 1960; "Tierra de nadie". Ed. Nueva Expresión, Buenos Aires, 1962; "Mujer de cierto orden". Falbo Librero Editor, Buenos Aires, 1967; Libros de Tierra Firme, Buenos Aires, 1990; "Regreso a la patria". Libros de Tierra Firme, Buenos Aires, 1989; "Interior con poeta". Libros de Tierra Firme, Buenos Aires, 1993; "Partida de las grandes líneas".Libros de Tierra Firme, Buenos Aires, 1997; "La ley tu ley". Poesía reunida. Adriana Hidalgo Editora, Buenos Aires, 2000; "Quién hubiera sido pintada". Ed. Siesta, Buenos Aires, 2001.

Obra: Viaje en barrilete – www.ilustracionesbeatrizt.blogspot.com

  María Medrano

17 de septiembre de 2010




Camino

te despiertan a las 2
te duchás
te vestís
te maquillás
desayunás
esperás.
te buscan a las 4
te requisan
te bajan a judiciales
sacan fichas dactilares
te limpiás los dedos con pañuelo
papel, saliva , remera, pantalón
te sacan a traslado
en el primer camión de la mañana
5 y cuarto llega el camión
llega a las 6 a Palacio
te reparten
6:30 estás en Py.
te bajan del camión
te esposan
te entran
te sacan fichas dactilares
te requisan
si quedás
te meten en un cuarto
te sentás en el piso -no hay otro lugar.
esperás a que te llamen.
viene la boleta con milica
te esposan
te llevan a sala de juicio
si te toca el TOPE 3: cagaste.
y ahí comienza todo.
y tenían razón.
te entran a la sala con esposas
tres jueces: acuña-gandolfi-oliva hernández
fugados de Saló.
tu defensora oficial
el defensor oficial del otro
tu traductora
la traductora del otro
el fiscal
secretarios y secretarias varias
en el medio una mesa
donde exponen las pruebas en tu contra.
vos mirás sin entender
y empezás a sentir lo que pensás
en el idioma que desconocés.



María Medrano
Argentina – 1971

Nació en Buenos Aires, Argentina, en 1971.
Libro publicado: "Despeinada" Ed. Libros de Tierra Firme, 1997. Otras publicaciones: "Unidad 3" e "Industria Argentina"
Premios y distinciones: 1996- Primer Premio "Bienal Buenos Artes Joven" por "Despeinada"
-(Jurado: Leónidas Lamborghini, María del Carmen Colombo y Paulina
Vinderman) ; 1996- Seleccionada en el concurso: "Concurso Nacional de Poesía -Miguel
Angel Bustos, Roberto Santoro, Francisco Urondo-" organizado por la
c.t.a. , por "Unidad 3" -(Jurado: Javier Cófreces, José Luis Mangieri,
Diana Bellesi, Edgardo Pígoli, Martín Prieto, Víctor Redondo y Juano
Villafañe) ; 1997- Primer Premio en el : "Concurso Nacional de Poesía organizado por
la Multisectorial de Solidaridad con Cuba" por "Unidad 3" (Jurado:
Víctor Redondo, Juana Bignozzi, Juano Villafañe, Diana Bellessi, Daniel
García Helder, José Luis Mangieri, Jorge Boccanera y Mirta Rosemberg);
1997- Primera Mención en el Concurso organizado por los sitios de
Internet "Mundo Latino", "Amsterdam Sur" (Holanda) e "InterNauta Poesía"
por el trabajo "Unidad 3" (Jurado:Daniel García Helder, Verónica Viola
Fischer, Edgardo Russo y Leónidas Lamborghini)
Además es editora (dirige la editorial “Voy a salir y si me hiere un rayo”

(www.simehiereunrayo.com.ar)

  Rodolfo Páez

16 de septiembre de 2010




Al lado del camino



Me gusta estar a un lado del camino
fumando el humo mientras todo pasa
me gusta abrir los ojos y estar vivo
tener que vérmelas con la resaca
entonces navegar se hace preciso
en barcos que se estrellen en la nada
vivir atormentado de sentido
creo que ésta, sí, es la parte mas pesada
En tiempos donde nadie escucha a nadie
en tiempos donde todos contra todos
en tiempos egoístas y mezquinos
en tiempos donde siempre estamos solos
habrá que declararse incompetente
en todas las materias de mercado
habrá que declararse un inocente
o habrá que ser abyecto y desalmado
yo ya no pertenezco a ningún istmo
me considero vivo y enterrado
yo puse las canciones en tu walkman
el tiempo a mi me puso en otro lado
tendré que hacer lo que es y no debido
tendré que hacer el bien y hacer el daño
no olvides que el perdón es lo divino
y errar a veces suele ser humano
No es bueno hacerse de enemigos
que no estén a la altura del conflicto
que piensan que hacen una guerra
y se hacen pis encima como chicos
que rondan por siniestros ministerios
haciendo la parodia del artista
que todo lo que brilla en este mundo
tan sólo les da caspa y les da envidia
yo era un pibe triste y encantado
de beatles, caña legui y maravillas
los libros, las canciones y los pianos
el cine, las traiciones, los enigmas
mi padre, la cerveza, las pastillas los misterios el whisky malo
los óleos, el amor, los escenarios
el hambre, el frío, el crimen, el dinero y mis 10 tías
me hicieron este hombre enreverado
Si alguna vez me cruzas por la calle
regálame tu beso y no te aflijas
si ves que estoy pensando en otra cosa
no es nada malo, es que pasó una brisa
la brisa de la muerte enamorada
que ronda como un ángel asesino
mas no te asustes siempre se me pasa
es solo la intuición de mi destino
Me gusta estar a un lado del camino
fumando el humo mientras todo pasa
me gusta regresarme del olvido
para acordarme en sueños de mi casa
del chico que jugaba a la pelota
del 49585
nadie nos prometió un jardín de rosas
hablamos del peligro de estar vivo
no vine a divertir a tu familia
mientras el mundo se cae a pedazos
me gusta estar al lado del camino
me gusta sentirte a mi lado
me gusta estar al lado del camino
dormirte cada noche entre mis brazos
al lado del camino
al lado del camino
al lado del camino
es mas entretenido y mas barato
al lado del camino
al lado del camino



Rodolfo “Fito” Páez
Del álbum “Mi vida con ellas”

Nació el 13 de marzo de 1963 en Rosario, Argentina, y su pasión por la música fue, sin ninguna duda, una herencia familiar.
Su madre, fallecida a poco de nacer Fito, era profesora de piano y su padre lo introdujo en la buena música. Esas influencias lo llevaron desde su adolescencia a integrarse y formar sus propios grupos, en su ciudad a comienzos de los 80, junto a Jorge Lionch, Raul Sepúlveda y Liliana Herrero, entre otros, formó el grupo cultural SUMA. Poco tiempo después se integró a la banda de Juan Carlos Baglietto, rosarino también, protagonista de un fenómeno musical que muy pronto llegó a Buenos Aires.

  Marisa Villagra

15 de septiembre de 2010




La lengua del gato

Se sabe cómo es el desarraigo
cuando un gato lame la mano
con un gesto de hastío.
Hay figuraciones
para reconocer
en silencio:
la neblina del amanecer
en Ekensberg,
el ómnibus 165 casi invisible,
mi compañera de ruta
sonríe, apenas me saluda
para que el frío no le duela
los dientes,
la gente con la mitad del cuerpo
en los asientos
y la otra todavía
en las sábanas.
Una haciendo frente
de puro corajuda
a la mordacidad del frío.
(y este maldito tren que se demora)
yo llegaré –ay, por dios, nó-
otra vez cinco minutos tarde
al trabajo
y Janne Larsson se acercará – no cabe duda-
a golpear con su índice mi hombro
-klockan sex, kocklan sex-
Será como si las palabras
no dieran cuenta de todo
y esta vez la lengua del gato
habrá raspado el rostro.



Marisa Villagra
Argentina

De “Refugiados”
Ed. Desde la Gente – Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos – 2000

Poeta y licenciada en letras. Nació en Tucumán y se exilia primero en Bolivia y luego en Suecia. Publica en Estocolmo “Con el cielo a cuestas” y “La lengua del gato”. Realiza estudios en la Universidad de Estocolmo sobre la comunidad campesina Amaicha. Actualmente reside y es docente de la Universidad de Tucumán.

  Pipo Lernoud

14 de septiembre de 2010



Ayer nomás


Ayer nomás,
en el colegio me enseñaron,
que este país
es grande y tiene libertad.
Hoy desperté
y vi mi cama y vi mi cuarto
en este mes no tuve mucho que comer.

Ayer nomás,
mis familiares me decían
que hoy hay que tener
dinero para ser feliz.
Hoy desperté,
y vi mi cama y vi mi cuarto,
ya todo es gris y sin sentido,
la gente vive sin creer.

Ayer nomás,
había una chica en mi cuarto
y la besé sin fundamento.
Hoy ya la chica ya no está.

Ayer nomás
vi una chica en mis brazos.
En este mes
no tuve mucho que comer.

Ayer nomás
salí a la calle y vi la gente
ya todo es gris y sin sentido,
la gente vive sin creer.
Sin creer.



Letra: Alberto "Pipo" Lernoud
Música: Mauricio "Moris" Birabent
Intérprete: Mauricio "Moris" Birabent

Alberto "Pipo" Lernoud
Nació en Buenos Aires en 1946. Poeta, compositor y periodista. Se lo considera uno de los padres del rock nacional. De hecho, canciones como “Ayer nomás” o “La princesa dorada” son de su autoría. Dirigió las revista “Expreso Imaginario” y “Canta rock” y la producción y publicación de la “Enciclopedia Rock Nacional 30 años de la A a la Z” (Mordisco, 1996). Es también conocido por ser uno de los precursores de la agricultura orgánica en nuestro país. En 2007 publicó su primer libro de poemas, “Sin tiempo, sin memoria”.

  Martín Rodríguez

13 de septiembre de 2010



Guerra

Todo era huir de la madre.
De la muerte de la madre,
la madre muerta,
morir con la madre,
resucitar entre sus piernas
crucificado, deseoso el que huye de la muerte de la madre
porque es su propia muerte en sustancia, el que
huye de la locura de la madre,
de sus voces en el sueño,
de sus pasos en el corral,

Todo era huir.
Todo era resucitar.
Todo era calcinarse al sol, junto a un palo.



Paraguay

¿Cuando empezó la guerra, Mariscal?

¿Corrientes no era Polonia?

El Mariscal quería pisar tierra, una vez.
Paraguay era una ciudad de agua, un pantano.
Mato Grosso-Corrientes, países de agua también
pero que van hacia el mar…
Las aguas como la piel de gallina:
llegó a Corrientes pisando las aguas,
en patas, tirando flores. Quería pisar tierra, una vez.

Con su vapor de la marina paraguaya, de una marina sin mar.

No te duermas sin haber cantado las nanas de la guerra. Decía.

Pintate con carbón no sólo los bigotes, el ceño fruncido, la bala hundida, el orificio: todo.

Después llegó la guerra, Mitre, Caxias, las batallas, una a una, en series:
Curupaytí: el flujo temporal de la batalla.
Curupaytí: 3ra columna, 4ta columna, columnas de humo hacia el fuego.

Pero fueron necesarios los niños. Los niños: la bala líquida.

”Esquema semiótico básico”: ataque-defensa, aliados-enemigos, derrota-victoria.

Pero los niños, como el agua, se escurrían en los dedos. Grababan sus figuras en el barro, temblaban con el racimo de sus dedos (la uva blanca), contra el agua dejaban caer el polvo de la pólvora como polvo dorado, se sacaban todo de encima. Incluso la guerra se la sacaban de encima: corrían como si tuviesen encima un hormiguero. Hormigas rojas corrían en ellos también.

Siguieron al Mariscal hasta la muerte, en manos de los negros-esclavos-libres.



Martín Rodríguez
Nació el 8 de abril de 1978 en Buenos Aires.

Libros de poesía: Agua Negra (Siesta 1998), Natatorio (Siesta, 2001), El conejo (Ediciones del Diego, 2001), Lampiño (Siesta, 2004 - 1er premio del Fondo Nacional de las Artes), Maternidad Sardá (Vox, 2005), Paniagua (Gog y Magog, 2005).

  Alfredo Zitarrosa

12 de septiembre de 2010




Pa’l que se va



No te olvides del pago
si te vas pa’ la ciudad
cuanti más lejos te vayas
más te tenés que acordar.
Cierto que hay muchas cosas
que se pueden olvidar
pero algunas son olvidos
y otras son cosas nomás.
No eches en la maleta
lo que no vayas a usar
son más largos los caminos
pa’l que va carga’o de más.
Ahura que sos mocito
y ya pitás como el que más
no cambiés nunca de trillo
aunque no tengas pa’ fumar.
Y si sentís tristeza
cuando mires para atrás
no te olvides que el camino
es pa’l que viene y pa’l que va.
No te olvides del pago
si te vas pa’ la ciudad
cuanti más lejos te vayas
más te tenés que acordar.
Cuanti más lejos te vayas
más te tenés que acordar.



Alfredo Zitarrosa
Uruguay (1936 – 1989)

Nació en Santiago Vázquez 1936 y falleció en Montevideo, 1989. Cantante y compositor considerado uno de los más reconocidos representantes de la canción popular y de protesta de Latinoamérica.
Mucho antes de que se transformara en una de las personalidades más significativas de la canción latinoamericana, desempeñó diversos oficios: fue locutor en Radio Ariel, actor teatral, periodista y poeta. En 1959, obtuvo el Premio de Poesía concedido por la Intendencia de Montevideo con su libro Explicaciones, que nunca quiso publicar.
Desde esta perspectiva estética, creó canciones imperecederas, como Guitarra negra, Adagio en mi país, El violín de Becho, El candombe del olvido y Canto de nadie. Sus canciones fueron prohibidas tras el golpe militar de 1973, tras el que inició su exilio, primero en España, y luego en México, donde compuso gran parte de sus obras tardías. En 1984 volvió a Montevideo, donde una multitud llenó la rambla para recibirlo. En 1988 publicó su único libro de cuentos, Por si el recuerdo.

  Leonardo Martínez

11 de septiembre de 2010




Todas ellas
madres tías madrinas abuelas
la multitud de primitas
las hermanas que no tuve
mis sobrinas del aire
las novias de la fiebre
la infinita servidumbre de mujeres
todas ellas
hilan y tejen y destejen
trepan a trenes sin destino
y se alojan al borde de la madrugada
en casas ruinosas
donde miran pasar alborotos de la vida
Cumplieron con los preceptos morales
y también con los inmorales
Vivieron de oraciones y novenas
de comida de llanto
de alegrías moribundas
matizadas de sexo mezquino y subrepticio
Están quietas
junto a una pared de sombra
condenadas a dejar pasar la vida
a negarla
ellas
mis viejas diosas



Leonardo Martínez
Argentino - 1937
de “Asuntos de Familia y otras imposturas”, 1997

Nace en 1937: catamarqueño, egresado de la Escuela de Artes Musicales de la Universidad Nacional de Tucumán, donde ejerció la docencia.
Ha publicado “Tacana o Los linajes del tiempo” en 1989 (Faja de Honor de la SADE - 1990); “Ojo de brasa”, editado en la colección “Cuadernos de Sudestada”, dirigida por Ana Emilia Líate; “El señor de Autigasta”, Ed. Último Reino - 1994, y “Asuntos de familia” (Último Reino 1997). Ha recibido, entre otras, las siguientes distinciones: Mención Especial en Poesía, Producción 1992/1995, dentro del Régimen de Premios Nacionales; Primer Premio de Poesía, año 1996, en el concurso de la Fundación Carmen Gándara, y Primer Premio a la Producción Intelectual y artística de Catamarca, en 1994.



Obra: Avignon - Picasso

  Juan Gelman

10 de septiembre de 2010




Lamento por la tórtola de Butch Butchanam

el pobre butch butchanam pasó sus años últimos
cuidando a una tórtola ciega y sin querer ver a nadie
en solidaridad con el pájaro al que amaba y cuidaba
y a veces aleteaba en su hombro dejando caer
un dulce sonido a naranjos azules girando por el cielo
a demonios de pie sobre un ratón
a monos de piedra sorprendidos en el acto de hacer

"oh tórtola" decía butch butchanam. "amas la ceguera
y yo convertí mi corazón en ceguera
para que vueles alrededor de él y te quedes"
pero lo que debe desaparecer
todo lo que se masca come chupa bebe o saborea,
venía con el crepúsculo y tristeza para butch
tristeza para butch.

el cual:
soñaba con el desierto sembrado de calaveras de vaca
los castillos de arena instantánea o polvo rápidamente
quieto en tierra
los oleajes (como de serpiente) del tiempo en Melody
Spring
y los antepasados que ya no conocían el dolor ni el dolor
de la muerte
y hablaban un idioma lento amarillo feliz
como un lazo de oro en el cuello

noches y noches soñó butch butchanam
hasta que supo que iba a morir
enfiló su cama hacia el sur y se acostó de espaldas al cielo
y dejó escrito en la tórtola que lo enterraran de espaldas
al cielo
y aquí yace de espaldas al cielo mirando todo lo que baja
y sube en Melody pueblo de miserables que:

degollaron la tórtola la asaron la comieron
y comprobaron con cristiano horror
que los miraba desde el plato
con el recuerdo de sus ojos


Juan Gelman
Argentino – 1930

De “Los poemas de Sidney West”
Ed. Seix Barral – Ed. 1994