Jorge Mario de Lellis : Estación Quilmes Estación Quilmes:   Jorge Mario de Lellis

  Jorge Mario de Lellis

19 de mayo de 2010



Canto a los hombres del dólar

"Tened cuidado. ¡Vive la América española!
Hay mil cachorros sueltos del león español"

Rubén Darío


Por suerte están muy lejos.
Por suerte se terminan poco a poco,
declinan sus abyectos cauces,
se anuncian como son -monedas-,
escupen chicles, tienen guatemalas.

Porque donde fueron posible intervención,
donde vieron la fruta sazonada
al alcance del brazo que encajona,
no dudaron de hacerlo.

Porque donde se hallaron
con guano, con petróleo,
con estaño sudado,
con cajeras bonitas y fábricas textiles,
con sucios pescadores de lampreas,
con terrenos de caucho
o magros buscadores de oro en las riberas,
o pequeños patrones de chatas en los puertos,
o aun con simples piedras del paleolítico;
donde hallaron lo útil,
la clásica ganancia para su impavidez,
lo embarcaron en anchas bodegas trasatlánticas,
lo custodiaron mucho
y le dieron destino de usinas o de acciones.

Por suerte están muy lejos.
Por suerte ya no tienen talismanes que los salven
y hacen que otros abran sus ventanas,
sus viejas banderolas,
vean de lleno el sol que fecundó las mieses,
vean de lleno obreros, cargadores,
muchachos sin comer,
jerárquicos pastores con la biblia al hombro,
católicos creyéndolos
y raspajes de muerte
en mujeres queridas de turismo,
y entonces es posible que esos otros
los vean como son
y piensen libertades
y crean en el unto de amor de las familias
y busquen desprenderse.
(Se desprenden).

Porque ellos caen de pronto
-felices capataces de las tierras volcánicas,
de las islas varadas en medio del océano,
de las quintas cargadas de rocío
donde crece el tomate como un coágulo,
de la locomoción,
de la primera plana y el teléfono-
caen sin que nadie diga qué importancia
tendrá darles, de más, metros de tierra.

Pero al caer transforman, miden, quitan.
Y con la venia dulce de la luna
se instalan mercaderes de los sueños.
Porque acabadamente,
con letreros y avisos y empresarios
se hicieron democracia en el ocaso
y en el duro maíz
y en la sal de los trópicos.

Porque rastreramente,
con la corbata chic del diplomático
intervinieron muelles, jeroglíficos,
lugares donde matan a cuadrúpedos,
tallarines cantados, ejércitos de negros.

Porque impecablemente
vinieron a llevarse bandoneones
y se fueron.

Porque tardíamente
dieron el oro a cambio del obrero
y con sus duros ganglios de bandidos
después de comprobarnos el declive
se nos fueron.

Porque pusieron pie y robaron tierra.
Porque nosotros somos
ese ejército limpio de cachorros
con un diente en la lengua y un puño en cada lance
y un amargo sudor donde acabadamente
han de caer los hombres de los dólares,
los cajeros del caucho y del petróleo,
los que nos dieron luz sin alumbrarnos,
los ricos mercaderes que creyeron
que América no es de carne y hueso.



Jorge Mario de Lellis
(1922-1966) es una de las voces más sobresalientes de la generación del 40. Autodidacto por decisión propia.
"Cantos humanos", "Hombres del vino, del álbum, del corazón" y "Hortigueral de Almagro" son algunos de sus poemarios.

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