Estación Quilmes

  Alfredo Rubin

12 de agosto de 2011




La Marilyn


Rubia de las platinadas,
teñida como esas que pasan por tele
de jean apretado, camina Marylin.

Encara un taxi, sonríe
boquilla en la mano, guarda, el tapizado!
y el negro la mira, le dice: A dónde vas?

Trabaja de sobrinita
con un secretario de otro secretario
que no era del barrio, y la hizo progresar.
Y ahora le sigue la corte a un chico ‘e familia pa’l matrimonial.

La Marylin se fue pa’ la U.C.D,
se comió la película de veras.
Y está viviendo allá en un derpa,
en la avenida Alvear,
diez noches de patín para garpar.

La Marylin, la sweety, petit chat.
No le hablen de las cuestiones sociales,
en Recoleta copetín sólo con gente bien,
y a los cabezas no nos puede ver.




Alfredo Rubin (“El Tape”)


Intérprete: La Chicana con la participación de: "el negro" Fontova
Del CD Ayer hoy era mañana (1997)

Ilustración: Mapa de comunas de ciudad de Buenos Aires

  Miguel Angel Bustos

10 de agosto de 2011




VIENTRE PROFETA SIN TIEMPO

Yo no soy de ningún siglo.

Vivo ausente del tiempo. Soy mi siglo como soy mi sexo y mi delirio.

Soy el siglo liberado de toda fecha y penumbra.

Pero cuando muera, el profeta que hay en mí se alzará como un niño sin moral y sin patria. Un niño loco con lengua de alaridos. Entonces amanecerá en el millón de
Galaxias.

Madres del futuro; cuidado; cuando muera puedo volver.

Entonces, ay, vientre que me aguardas, dulcísimo catedral de tinieblas.



Miguel Angel Bustos
Argentino (1932 -1976)
en “Visión de los Hijos del Mal” (1967)

  Les Luthiers

8 de agosto de 2011




Añoralgias


Esta zamba canto a mi tierra distante
cálido pueblito de nuestro interior
tierra ardiente que inspira mi amor
gredosa, reseca,
de sol calcinante
recordando esa tierra quemante
resuena mi grito,
!qué calor|

Como te recuerdo mi lindo pueblito
con tu aire húmedo y denso de día
noches cálidas de fantasía
pobladas de magia
y de encanto infinito
y el cantar de tu fresco arroyito,
salvo en los diez meses de la sequía.
Siempre fue muy calmo mi pueblo adorado,
salvo aquella vez que paso el huracán,
viejos pagos, ¡que lejos están!
mi tierra querida, mi dulce poblado,
tengo miedo que estés muy cambiado
después de la ultima erupción del volcán.

Tierra que hasta ayer mi niñez cobijaba
siempre te recuerdo con el corazón,
aunque aquel arroyito dulzón
hoy sea un hirviente torrente de lava
que por suerte a veces se apaga,
cuando llega el tiempo de la inundación

los hambrientos lobos aullando estremecen,
cuando son mordidos por fieros mosquitos,
no se puede dormir por los gritos
de miles de buitres que el cielo oscurecen,
siempre algún terremoto aparece
y al atardecer llueven meteoritos.

y si a mi pueblito volver yo pudiera
a mi viejo pueblo al que no he regresado
si pudiera volver al poblado
que siempre me llama que siempre me espera,
si a mi pueblo volver yo pudiera,
no lo haría ni mamado.



Les Luthiers


Interpretado por Les Luthiers
y Los Chalchaleros.

  Antonio Requeni

6 de agosto de 2011




Islas Eolias


Vengo del mar color de vino.
En Taormina vi el mágico espectáculo
del sol entre las rocas y a Afrodita
jugando con la espuma iridiscente.
Los dioses me ayudaron a escapar
ileso de las fauces
de Caribdis y Scila.
Ahora voy por la maraña
de las calles de Lípari
-Giove, Giunone, vícolo di Venere-
Eolo es ese marinero
que me mira, impasible, tras el humo
de su pipa que borra el horizonte.
Los viejos pescadores no conocen
mi historia de viajero apasionado
por la belleza y la nostalgia, ignoran
mis azarosas aventuras
de hoteles y taxímetros
en el país de los feacios.
El tiempo y la memoria me persiguen
y siento una lejana voz recóndita,
una luz que me atrae hacia su origen.
Pero debo volver a mi ciudad.
Mi nombre aquí siempre sería Nadie.
Mi esposa está esperándome y en tanto
corrige, infatigable, las carpetas
de sus alumnos. Allá están mis hijos
con sus cassettes y su computadora.
Debo volver a lo que es mío
antes que el don del sueño se aproxime
con afelpado paso o me seduzcan
con su engañoso canto las Sirenas.
Mi nave me conduce por el mapa
de un intrincado laberinto
donde al final recobraré mi rostro.
Buenos Aires no es Itaca.
Pero yo soy Ulises.




Roberto Santoro, poeta


La luz, medrosa, se repliega
y las lágrimas ruedan por los pómulos
de la impotencia y la respiración.
Sólo eres un nombre en una lista.
Pero yo creo
en la venganza del poema.

No haya paz en la tumba del verdugo


Antonio Requeni



Argentino – 1930


De: “200 años de Poesía Argentina”
Ed. Alfaguara – 2010


Nació en Bs. As. donde actualmente reside. Obra poética: “Luz de sueño” (1951); “Camino de canciones” (1953); “El alba en las manos” (1954); “La soledad y el canto” (1956); “Umbral del horizonte” (1960); “Manifestación de bienes” (1965); “Inventario” (1974); “Antología” (1977); “Linea de sombra” (1986); “Poemas 1951 – 1991”(1992); “Antología poética” (1996 – FNA); “l vaso de agua” (1997).

  Luisa Futoransky

4 de agosto de 2011



Mester de hechicería

A Ma. del Carmen Suárez


Hay que comer un corazón de tigre joven
para tener afiladas las zarpas;
hay que llegar al centro de la estepa
y cortarle la lengua a un lobo hambriento
para poder hablar con la luna;
hay que peregrinar con los tarahumaras
para ser rico en silencio;
hay que sufrir el celo de  todos los animales
para conocer los ritos del amor.

Recién entonces, mujer,
ve al encuentro de tu hombre
y camina a su lado por las estaciones;
no vuelvas la cabeza para llamar a tu inocencia
porque con ella alguien prepara
un nuevo sortilegio



Luisa Futoransky
Argentina – 1939

De: “De dónde son las palabras”
Ed. Plaza & Janés – 1998


Obra: Midsummer Night´s Dream – Marc Chagall

  Leonard Cohen

2 de agosto de 2011















9


No hay traidores entre las mujeres.
Ni siquiera las madres confiesan a sus hijos
Que no nos desean nada bueno.

A ella no se la puede domar por medio de la
/ conversación.

La ausencia es la única arma posible
Contra el supremo arsenal de su cuerpo.

Ella reserva un desprecio especial
Para los esclavos de la belleza.
Los deja que la vean morir.

Perdonadme, partisanos.
Canto esto sólo para aquellos
A los que le da igual quién gane la guerra.




29


Tú eres una persona mucho más cultivada que yo.
Tu poesía es mejor que la mía.
Siempre hay sangre en tu manzana
Y sólo a veces en la mía.
Actúo como un idiota
Cuando hablo con dos chicas otra noche más.
Una de ellas se hundió como un barco imperial
En mi resbaladiza conversación,
Y la otra fue un homenaje sin fin a Helen Keller.
Elígeme con voz más fuerte, por favor,
Aunque solo sea en el momento en que te hundes.
Podríamos ser amantes mendigando juntos.




Leonard Cohen
Canadá – 1934

Poeta, novelista y cantante canadiense, nació el 21 de septiembre de 1934 en Montreal. En junio de 2011 fue galardonado con el Premio Príncipe de Asturias de las Letras. Sus principales títulos traducidos son “Flores para Hitler”, Visor; “El libro del anhelo”, Lumen; “La energía de los esclavos”, Visor; La caja de especias de la tierra”, Visor; Comparemos mitologías”, Visor; Parásitos del paraíso”, Visor; “Memorias de un mujeriego”, Visor; “Poemas escogidos + Nuevos poemas”, Editorial Plaza y Janés;  “El libro de los salmos”, Editorial Fundamentos; “Canciones”, Editorial Fundamentos; “Canciones II”, Editorial Fundamentos; El juego favorito”, Editorial Fundamentos; etc.

Extraídos de: “Revista Ñ”
Pág. 28 del 3/12/2005


  Amelia Biagioni

31 de julio de 2011

















Concéntricos


Ardiendo frío circula en su curva idea
sin pausa el cazador plural
el invisible
-a quien tu nuca en todo sitio ve-
condenado a la esperanza y al éxtasis
de matar.

Lleva en el ojo un cazador que acecha
y éste en el ojo un cazador que acecha
y éste en el ojo un cazador que acecha
y así hasta las tinieblas.

Piensa sin tregua el ejemplar
su forma peso andanza olor sonido
lo piensa hermoso impar imposible
infinito
-en su ciervo todos los ciervos
todos los tigres en su tigre-
lo piensa hasta sentirlo mente afuera
hasta verlo entrar en su mira

No se prodiga no se agita.
Elabora la oblicua táctica
se ensaya ojo tras ojo,
y en el instante
en que su geometría dice ¡Ya!
desde el ojo más hondo
ese que no termina
ese que nunca duerme
ese que ronda inmóvil
desenfunda sus concéntricos cazadores
los despliega
consuman
los pliega
se los hunde.
Y en la continua curva idea
el acecho se inicia.



Amelia Biagioni
Argentina (1916-2000)
De: “Las cacerías”, 1976

En: “Otro río que pasa”- Un siglo de Poesía argentina contemporánea
Compilador: Jorge Fondebrider
Ed. Bajo la Luna – 2010

Obra: Cazador con arco - En las paredes de Tassili "desierto del Sahara"