29 de octubre de 2014
tenue
los árboles se encendían
soplados por la brisa
de una tarde infinita
y yo era una mano
extendiéndose demasiado
ansiosa y rústica
para lo que esperan
de un poeta
las conversaciones
sensibles
mientras me alcanzaban un mate
y el dueño de esa
gentileza
seguía hablando
sobre la plenitud
delicadísima que tiene la música
viviente alrededor de todas
las cosas
hasta que
por fortuna
conseguí dejarlo casi a solas
con los detalles
de su profundidad
intensísima
diciéndole
en silencio
Juan Ele
gracias
por haber sido
para siempre
el aire
Néstor Tellechea
Argentino – 1962
De: a la sombra - Ed. de autor – 2014
Foto extraída de: laimagendigital.com.ar
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