Estación Quilmes

  Marcos Silber

19 de noviembre de 2010




Finale

Mary L. la apasionada que se comió los ojos
con desvelo que le llevó toda la vida,
¿sabe que al fin yacerá fría y lejana?
Teodoro H. que azota con color y más color
a sus pinceles de chifladura
¿sabe que al fin yacerá frío y lejano?
Norma D. mártir doméstica de entrega total,
avivadora del primor hogareño
¿sabe que al fin yacerá fría y lejana?
Emanuel S. razonador de tiempo completo
que no deja de boyar entre uno y otro teorema
¿sabe que al fin yacerá frío y lejano?
Marina M. la pequeña que en un ahora y para siempre
juega con una de trapo más pequeña aún,
¿sabe que al fin yacerá fría y lejana?
Unos y otros miran para otro lado.
Al escalpelo no ¡eh!,
o lo que es lo mismo, la palabra escalpelo
que aguarda en el poema para trozar,
alejar, apartarlo todo.
Unos y otros miran para otro lado
y nada de vigilar la cabeza;
déjela plantada, solita,
a la que pensó, soñó, pasó por la vida
y entró para quedarse.
Nada de atender el tronco;
que se done a la estepa de mármol
el que hospedó la máquina de amar y desamar,
y a los ambos molinos de viento
y hospedó a la sagrada cocina.
En cuanto a las extremidades, bueno
seamos compasivos (hablemos en vos baja)
no le molestemos el receso;
descansan ellas el tanto ir y venir.
Unos y otros y cada parte del todo
¿saben que al fin yacerán fríos y lejanos?
¿Saben que el escalpelo del poeta los aguarda
para sacarles la luz que fueron?
¿Saben que la palabra escalpelo los aguarda
para desbaratarles la sociedad que fueron?
Unos y otros miran para otro lado.
Pero no el que suscribe,
el de blanco con acerito que hurga y rastrea.
Este/ese sabe que también al fin
yacerá frío y lejano.
Cómo no le iba a subir
un mortal enojo
cuando la savia derrota se le fuga
-así como así-
el fueguito de hacer y estar
lo abandona sacándole la lengua;
cuando el malestar le gana la boca
(carraspeo, música de protesta)
cuando todo se quita y en lento crepúsculo
se arrima a la última definitiva oscuridad.




Marcos Silber
Argentino – 1934

De su último libro: “Cabeza tronco y extremidades”
Ed. El Mono Armado - 2010


Obra: pintura de André Langer Fernpandez

  Juan Gelman

18 de noviembre de 2010




Renovaciones


En el azar de la palabra
las huellas cuelgan de un
hilito y al verano. La lluvia
tapa los ojos del camino. Cuánta
canción al fin del sobresalto
que habita al perseguido.
Ser arrojado en
desalientos de pobre y moscas,
rehace el cómo, dónde, cuándo,
a descifrar en esperas calientes.
¿Quién pidió aceite para
la llave que nada abre, infeliz?
Nadie se ama perfectamente a si mismo
y vagan astros y suplican sobre
la cama del despierto que ve
ahorcaditos que lloran.


De "de atrasalante en su porfía"
Seix Barral Biblioteca Breve


¿Te cabe?

En las rendijas del quién sabe
la razón parece un animal
que se mira las líneas de la mano.
No tiene futuro, ni fulgor.
Eso cuentan sus demonios seguros.
Contra el pálido cielo huído
de toda compasión, ¿qué gozo
será la claridad alterada
de tus criaturas, pulso?
Ahimé, ahimé, desnuda
fiebre del pedazo que queda
en una pregunta de cielo.


De "de atrasalante en su porfía"
Seix Barral Biblioteca Breve

Juan Gelman
Argentino (1930)

  Jacobo Rauskin

17 de noviembre de 2010




Teresa

En el puerto, en un barrio del puerto
y en un barrio de voces de entonces,
circulaba, tenía vida propia
una dura expresión de disgusto instantáneo.
La oímos en tantas,
tantísimas películas italianas,
la repetíamos en italiano, la traducíamos
para nosotros mismos: “ Puerca miseria”.
El puerto era trabajo y cansancio,
el río era un lamento,
el ocio era el anzuelo de un bagre ocasional
y, desde un patio de la esperanza,
con la ropa tendida en las cuerdas,
saludaba Teresa a los barcos.
Conversar…Conversábamos con ella
a la hora de las naranjas
chupadas y arrojadas por la borda
y a la hora de alguna confesión,
cuando la gente de la ribera
y las casitas de la ribera
eran un solo y largo abandono.
Una y otra vez nos decía,
variando estas palabras:
-Quiero irme de aquí, ya no tengo yo a nadie.
Cierta oscura belleza
surgía en ella con urgencia,
surgía con la blusa vieja siempre limpia.



Jacobo Rauskin
Nació en Villa Rica, Paraguay en 1941. Es uno de los poetas paraguayos más representativos de la actualidad. Desde los años 60 ha publicado más de una decena de libros de poemas, entre ellos: Oda (1964); Casa perdida (1971); Naufragios (1984); Jardín de la pereza (1987); La noche del viaje (1988, Premio La República 1989); La canción andariega (1991, Premio El Lector); Alegría de un hombre que vuelve (1992); y Fogata y dormidero de caminantes (1994). Sus poemas han aparecido en diversas revistas y publicaciones antológicas paraguayas y extranjeras.

  Carlos Patiño

16 de noviembre de 2010

Parte de guerra niño



Antoine de Saint-Exuperí
murió al comando de un Lokheed p-38 Lighning en 1941
mientras Hill Barnes retornaba victorioso de otro
vuelo nocturno
Hitler se revolvía excitado como un gato en celo dentro
de su bunker
y no había manera de impedir de que José Manuel Moreno
pusiera la pelota
con su pie como mano
en el rincón del arco apostado esa misma madrugada en
la mesa de un bar.

Las noches de Buenos Aires
se veteaban con el haz de los reflectores
hurgando presagios que jamás hallaron.
Por Rivadavia al este los tranvías timbraban iracundos
contra las cucarachas rojas desnudas de neumáticos
con sus redondos dedos de metal usurpando las vías
Hirohito atravesaba su segunda vejez alimentado
con la vida de los kamikazes.
España trataba de apartar su cáliz sin demasiada suerte.
Los hornos de exterminio funcionaban con prusiana
y estúpida eficiencia
y los italianos intentaban desentumir sus miembros
oxidados de fascismo
buscando recobrar el canto y la holganza
los dos pilares de su sabiduría de pueblo milenario.

Por aquellos años mi madre tenía una bella voz de
contralto y nadie podía consolarla de la muerte de
Carlos Gardel
Glenn Miller ascendía a los cielos de donde nadie lo vio
descender
y a los turbios ecos de la Guerra debían sumarse otras
desgracias
como la historia argentina escrita por Astolfi
el guapo de la otra cuadra que la tenía conmigo
o la horrible sospecha de que entre Stewart Granger y yo
mediaban algunas diferencias
visibles a la hora y en el momento menos oportuno.

La guerra era para mí una absurda geografía
de fronteras muy vivas a costa de la muerte
en el mapa que cada tarde traía la quinta edición de
Noticias Gráficas/
algo lejano, impenetrable,
como Jorge Negrete
el catecismo
los incipientes senos de Risita Ametralladora
el cuadrado de la hipotenusa que es igual al cuadrado de
los catetos
o sea curiosa costumbre nocturna de mi tío Roque
de afeitarse para ir a la cama.

Para ese entonces el que Saint-Exuperí
estallara en su Lokheed
era tan apasionante
como que alguien me leyera un tratado de farmacopea
o intentara explicarme la posición esquizo paranoide de
Melanie Klein
porque jamás, jamás, nada de eso podría
siquiera compararse
con algún tranvía loco
saltando de las vías en Emilio Mitre y Rivadavia atascando el tránsito
hecho mil millones de veces más excitante
que todo aquello
y que la caída de Polonia Hungría y Checoslovaquia
juntas.

Hoy
el choque de dos automóviles aquí a la vuelta
es mucho menos que dar con el dato del modelo de aparato
en el cual el principito halló el lado oscuro de su planeta
y el enigmático rito de mi tío Roque perdió todo misterio
la primera vez que me sorprendí afeitándome
antes de ir a la cama
sabiendo para qué.
Bill Barnes es una vieja tapa de una vieja historia
que muy pocos recuerdan.
Anduve casi toda la tierra de Jorge Negrete
hasta aprender a amarla
y si bien sigo sin entender ese asunto de la hipotenusa
Stewart Granger y yo no nos hemos reconciliado
aunque nunca lo perdone
y sé que invadir Polonia Hungría o Panamá
es una canallada irremisible.

Lo que no estoy seguro/ y nunca lo estaré
es si gané o perdí con esta travesía.



Carlos Patiño
De “SCALAM” 2006
Nació en 1934, miembro del Grupo Barrilete

Audio: en vivo desde el "Bar Ríe" Bernal
Ciclo de lectura de poesía: "Club Atlético de Poetas"
domingo 10 de octubre, año 2010
www.clubatleticodepoetas.blogspot.com

  Chantal Maillard

15 de noviembre de 2010




Se hizo de noche al mediodía...


Se hizo de noche al mediodía.
No pude respirar.
Tanto metal entre la carne,
aquel sabor a cieno
y sobre todo
el corazón oblicuo, sí, eso es,
el corazón oblicuo.
Como las tejas de un tejado,
resbalando.
El viento arriba
(había viento, sí, un viento suave).

Pero ya terminó. Una sombra
no hace la noche entera.
Volvamos cada uno a lo que nos distingue:
esa historia concreta, personal
que nos mantiene a salvo -mientras tanto.

Una sombra no hace la noche entera
-¿o sí la hace?



Chantal Maillard
Bélgica – 1951
De "Matar a Platón" 2004
Premio Nacional de Poesía
España - 2004

Poeta y filósofa española de origen belga (Bruselas, 1951). Doctora en Filosofía y Profesora Titular de Estética y Teoría de las Artes, vivió largas temporadas en Benarés, India, en cuya Universidad se especializó en Filosofía y Religión India. Es autora de numerosos ensayos, cuadernos y poemarios. Ha traducido y editado a Henri Michaux y colaborado con otras ediciones en la difusión del pensamiento de la India. Con Matar a Platón le fue concedido el Premio Nacional de Poesía (España) 2004, y con «Hilos» recibió el Premio Andalucía de la Crítica y el Premio de la Crítica de poesía castellana 2007. Obra Poesía: “La otra orilla”. Coria del Río: Qüásyeditorial, 1990. Premio Juan Sierra 1990; “Hainuwele”. Córdoba: Ayuntamiento de Córdoba, 1990. Premio Ciudad de Córdoba «Ricardo Molina» 1990; “Poemas a mi muerte”. Madrid: La Palma, 1993. Premio Ciudad de Santa Cruz de la Palma 1993; “Semillas para un cuerpo” (en colaboración con Jesús Aguado). Soria: Diputación Provincial de Soria, 1988. Premio Leonor 1987; “Conjuros”. Madrid: Huerga y Fierro. Editores, S.L., 2001; “Lógica borrosa”. Málaga: Miguel Gómez Ediciones, 2002; “Matar a Platón”. Barcelona: Tusquets, 2004. Premio Nacional de Poesía 2004 ; “Hilos”, 2007. Premio Nacional de la Crítica 2007 y Premio Andalucía de la Crítica 2008; “La tierra prometida”. Barcelona: Milrazones, 2009; “Hainuwele y otros poemas”. Barcelona: Tusquets, 2009

  Juan Carlos Bustriazo Ortiz

14 de noviembre de 2010




Cuadragésima Sexta Palabra


renacido pasaba con su gaita era él era él la noche ondeaba
ondulaba el gentío y él pasaba con su rostro rosillo lampagueaba
su pupila terrible celta en llamas su laringe animal ay insuflada
por la vida y la muerte que sonaban como el viento de dios con la garganta
el cogote animal que regresaba dylan thomas bermejo con su gaita
dylan rojo gemido dylan lágrima dylan odre el alcol balido panza
loca lengua caliente bofe entraña de los clanes remotos se asomaba
me rozó su quemor porque él se lanzaba del hervor de vivir soplo soplaba
poderoso viviente de su gaita yo temblé de un temblado yo temblaba
de profundo temblor dylan rojeaba salvajoso de amor se calcinaba!


(noche del 16,
casa de edgar,
casa de abraham.)


(Lo escribí cuando vino a Santa Rosa una delegación escocesa. Tocaron gaitas, y yo creí verlo al poeta Dylan Thomas tocando con ellos). Dato incluido en copia manuscrita enviada por BO a C. Aliaga.



Juan Carlos Bustriazo Ortiz
Argentino (1929 – 2010)


De: “Herejía bermeja”
Ed. En Danza - 2008

  Juan Carlos Bustriazo Ortiz

13 de noviembre de 2010




Cuadragésima Tercera Palabra


Adónde vas, poeta nochernícola,
de austera sal, de halo melancólico?
Y el primo amor, o bien, el tu penúltimo?
Y el vaso azul? Erótico y arqueólogo,
te sientes bien, mi vate, muy católico?
Eres o no el juglar, el archimítico,
el facedor maniático, elegíaco
de tu canción? O estrilas de neurótico
talante, o vas de túnica, de báculo
por la vastura de la noche eólica?
Ay semoviente, austral humano mágico,
nómade Juan, desnudo en lo fonético!


(Ruta 5, divagando bajo el
pánfilo viento)



Juan Carlos Bustriazo Ortiz
Argentino (1929 – 2010)

De: “Herejía bermeja”
Ed. En Danza – 2008

Foto: Rafael Curtoni