22 de junio de 2021
MI ALMA Y MI PERRO
En este
armario guardo mi alma. Entre camisas y pantalones cuelga, limpia y planchada,
de su percha. Por tratarse de una prenda valiosa la llevo conmigo solamente en
ocasiones especiales. Un alma es para toda la vida. Un alma no se arregla. Si se rompe, no hay otra.
Por eso la reservo para cuando voy a
sitios adonde no se debe ir sin alma. Cuando voy al poema, por ejemplo. Cuando
acerco el olfato a una flor aromática o cuando, al azar la copa de buen vino,
dirijo unos instantes la mirada a los colores de la tarde.
De niño, en cambio, no iba sin mi
alma a ningún lado. Ni para dormir me la quitaba. La echaba a volar junto a los
ángeles que surcaban en bandada el cielo de mi infancia. Me complacía
columpiarme con ella en las campanas. Y, al caer la noche, se la enseñaba a
Dios, que de tanto conversar conmigo me parecía un miembro más de mi familia.
El caso es que ya no salgo casi
nunca con el alma a la calle. Se me hace que la gente, al verme, lo va a saber
todo de mí. O que el viento y la lluvia me la podrían arruinar. Los ángeles,
mientras tanto, emigraron lejos, a otras infancias, y Dios murió como mueren
todos los abuelos entre dos crepúsculos.
Eso sí, cuando me pongo el alma gano en
dimensiones. Me revisto de una atmósfera que me hace más brillante que mi
perro. Soy de pronto transparente. Soy un depósito de resplandores: Soy
espiritual. Ataviado con mi alma, me prolongo en altura; alcanzo mayor
profundidad y me dilato, en fin, en todas direcciones hasta dejar atrás la
última estrella transitoria.
Pero luego, al borde de la eternidad, me
cruzo con la mirada de mi perro, sentado y melancólico cerca de la puerta con
su alma peluda de perro, y no sé qué me da dejarlo allí solo, abandonado a las
horas polvorientas, sin nadie que le hable ni le ponga la comida. Vuelvo
entonces sobre mis pasos y hasta la saliva me sabe a amistad. Restituida a la
percha del armario la ingrávida envoltura, me visto mis humildes y carnales
pingos de diario, acaricio al perro, lo saco a pasear.
Fernando
Aramburu
España, San Sebastián (1959). Es un escritor, traductor y profesor español.
Desde 1985 reside en Alemania.
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