8 de septiembre de 2015
Testamento de ceniza
A mis amigos,
a mis hijos,
a mis novias queridas,
a mis amantes desterradas,
a mi madre en su trono de palabras,
a mi padre, titán de las mañanas,
a la rosa que ignora su fuego natural,
a las noches que ya no serán mías
pero estarán iluminando
cuerpos desnudos y adorables,
a los torturados
por el rencor y el desencanto,
a los atardeceres otoñales de Roma
sobre la plaza España,
a las nubes que son países y animales
a la ceiba fragancia de la Fraternidad,
al Seminario de San Carlos, a cuyas puertas
ella dulcificó mi rostro para siempre,
a la curva armoniosa del Malecón
perdiéndose en la claridad de un beso,
a todos los que he visto destrozarse en la selva,
a los que he destrozado
en las calles del alba,
a las calles del barrio donde amé
un rescoldo de futuro que es arena en los ojos,
al eterno deseo,
a los versos que no verán mis manos;
les digo a todos, alegre como un trino,
que si muero mañana me incineren temprano
para que mi ceniza descanse en claridad;
y que me lancen sobre el manto marino,
y no se vaya nadie
hasta que aquella incertidumbre
que fue mi vida entera
se disuelva en la dulce pirueta de las olas.
Antonio Conte
Cuba (1944 – 2012)
Poema extraído de segundacita.blogspot.com
Foto de Conte extraída de: lapupilainsomne.files.wordpress.com
Foto mar extraída de: garipotaina.com
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