29 de julio de 2011
La vida
Decidme cómo es un árbol.
Decidme el canto del río
cuando se cubre de pájaros.
Habladme del mar, habladme
del olor ancho del campo,
de las estrellas, del aire.
Recitadme un horizonte
sin cerradura y sin llave,
como la choza de un pobre.
Decidme cómo es el beso
de una mujer. Dadme el nombre
del amor, no lo recuerdo.
¿Aún las noches se perfuman
de enamorados con tiemblos
de pasión, bajo la luna?
¿O sólo queda esta fosa,
la luz de una cerradura
y la canción de mis losas?
Veintidós años... Ya olvido
la dimensión de las cosas,
su color, su aroma... Escribo
a tientas: “el mar”, “el campo”...
Digo “bosque” y he perdido
la geometría del árbol.
Hablo, por hablar, de asuntos
que los años me borraron
(no puedo seguir, escucho
los pasos del funcionario)
Marcos Ana
España – 1920
Obra: encoloreur anti-guerre de Amblard Olivier
2 comentarios :
che, qué genial este espacio.
qué bueno esto que estoy leyendo.
gracias Mariana.
saludos
Valeria-Fernando
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