31 de diciembre de 2010
¿Y vos?
¿Oíste?
¿Estás de alumno también?
¿Vas a clases?
¿Cursas materias?
¿Entregas a tiempo tus parciales?
¿Oíste acaso el sonido del poema
en un cuarto lleno de gente,
en una casa llena de gente,
en un aula,
una mugrienta sala llena de gente,
oíste acaso el sonido del poema?
¿Lo oíste?
Yo lo oí.
Escuché el eco
formando el espacio
atravesado,
formando el espacio
atravesado,
formando el espacio,
¿Lo oíste?
¿Acaso alguna vez
creíste realmente estar
escribiendo en el espacio informe,
el sonido del poema?
¿Lo oíste?
¿Lo escuchaste?
Yo lo oí.
Me mantuve con el lápiz
apretado a la garganta
entre silla y silla del rectángulo,
creyendo observar el acto
nimio de las minorías,
el reservado para pocos.
En tu lugar,
tu mentira de cuarto intimo
donde decís escribir
la poesía que escribís,
¿Lo oíste?
¿Acaso oíste el
sonido del poema?
¿Oíste el sonido
de la palabra mordiendo
la palabra?
¿Lo oíste?
Yo lo oí.
No fue una musa
soplándome al oído,
fue la soriasis literaria
corriéndome por el cuerpo,
la gangrena mas limpia y clara.
Yo lo oí.
¿Vos lo oíste?
Ahí, caminando por
tu calle, que alguna vez,
estuviste en tu calle,
que alguna vez,
pasaste por esa calle.
Y te vino el ansia
de escribir ese poema
descriptivo sobre
las aves, el cuerpo,
el deseo y la perdida,
¿Realmente creíste escucharlo?
¿Lo oíste?
¿Lo oíste?
Canalla
¿Lo oíste?
Yo lo oí.
Y fue la única posibilidad de voz.
Yo lo oí.
Y fue la única posibilidad de voto.
¿Lo oíste?
¿Realmente vas a decirme
que lo oíste?
Que tuviste el tiempo
entre deporte y deporte
entre postura y apostura,
entre curso y discurso
de cómo mejorar en el arte
literario, de cómo mejorar
en el arte posmoderno,
de cómo mejorar,
de cómo mejorar,
de cómo mejorar,
¿Lo oíste?
¿Alguien te dijo
que como pan
debajo del brazo
traías lo nuevo?
¿Tu novia te comentó acaso,
lo bello que era tu poema
en el que rememorabas los pixies?
¿Realmente creíste escucharlo?
Desde el cable pelado de tu viejo auricular,
entre dato y dato de tu wi-fi,
¿Lo oíste?
Yo lo oí.
Y obligó a mis manos a decir.
Yo lo oí.
Y me dio a entender que para decir,
había que tener algo que decir.
¿Vos lo oíste?
¿Vos lo oíste?
¿Oíste el punto en el que el poema
se abre de su alma codificada
y señala el centro?
¿Oíste el hueco de silencio
marcando la señal de partida?
¿Lo oíste?
¿Lo escuchaste corrompiendo
tu carácter crépito?
Yo lo oí.
Un poema inedito del poeta Sébastian Kirzner, con la colaboración del escritor y performer Diego Arbit.
Sébastian Kirzner
Nació en 1985. Poeta, performer y director de Mirador Literario, Videoteca Literaria Independiente. Ha publicado los libros: Dirty Ganga (Alambrados, 2008); Levitación y sopor (Alambrados, 2008) y Axiomas nocturnos (Milena Caserola, 2008).
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