Estación Quilmes

  Tristán Tzara

22 de abril de 2011




Manifiesto del señor Aa
el antifilósofo



sin la búsqueda de yo te adoro

que es un boxeador francés

valores marítimos irregulares como

la depresión de Dadá en la sangre del

bicéfalo

resbalo entre la muerte y los fosfatos

indecisos que raspan un poco el cerebro

común de los poetas dadaístas

afortunadamente

pues

oro

mina

las tarifas y la vida cara me han decidido a

abandonar las D

no es cierto que los falsos dadás me

las hayan quitado ya que

el reembolso comenzará en cuanto

es como para llorar la nada que se llama

nada

y he barrido la enfermedad en la aduana

yo caparazón y paraguas del cerebro

de mediodía a las dos de abono

supersticioso desencadenando los engranajes

del ballet espermatozoico que hallarán

ustedes en ensayo general en todos

los corazones de individuos sospechosos

yo les comeré un poco los dedos de ustedes

yo les pago la renovación del abono del

amor en celuloide que rechina como

puertas de metal

Y ustedes son unos idiotas

yo volveré una vez como su

orina renaciente a la joíe de viv:re el

viento partero

y establezco un pensionado de mantenedores

de poetas

y vengo una vez más para comenzar

de nuevo

y son ustedes unos idiotas

y la llave del selfcleptómano no

funciona más que con aceite crepuscular

en cada nudo de cada máquina

está la nariz del recién nacido

y todos somos idiotas

y muy sospechosos de una nueva forma

de inteligencia y de una nueva lógica

a la manera de nosotros mismos

que no es Dadá de manera alguna

y ustedes se de dejan llevar por el

Aaísmo

y todos ustedes son idiotas

cataplasmas

en alcohol de sueño purificado

vendajes

idiotas

vírgenes



Tristán Tzara
Rumania (1896 – 1963)

Nació en Rumania, el 16 de abril de 1896 y falleció en París, el 25 de diciembre de 1963.
Vivió casi toda su vida en Francia y fue uno de los autores más importantes del movimiento Dada, que fundó junto con Jean Arp y Hugo Ball, corriente revolucionaria en literatura que anticipó las actitudes del surrealismo.
El movimiento dadaísta se originó en Zúrich, durante la I Guerra Mundial; Tzara escribió los primeros textos Dadá — La Première Aventure céleste de Monsieur Antipyrine ("La primera aventura celestial del señor Antipirina", 1916) y Vingt-cinq poèmes ("Veinticinco Poemas", 1918), así como los manifiestos del movimiento: Sept manifestes Dada ("Siete manifiestos Dadá", 1924). En París organizó, con sus compañeros de movimiento, espectáculos callejeros plenos de absurdismo para épater le bourgeois, "escandalizar a la burguesía", y dio un poderoso impulso a la escena dadaísta. Hacia fines de 1929 se embarcó en el recién inaugurado movimiento surrealista de André Breton, Louis Aragon y otros autores; dedicó grandes esfuerzos a intentar conciliar las doctrinas filosóficas nihilistas y sofisticadas del movimiento con su propia afiliación marxista. Participó activamente en el desarrollo de los métodos de escritura automática, entre ellos el collage y el cadáver exquisito. De esa época data su libro L'Homme approximatif ("El hombre aproximativo", 1931).
Otros textos: “Dónde beben los lobos” 1933; “Mediodías ganados” 1939; “El surrealismo y la posguerra. Conferencias sobre el surrealismo”; “En el ínterin” 1946; “La huida” 1947; “El fruto permitido” 1947; “La rosa y el perro” 1959.


Obra: Tristán Tzara - Tomado de dbaldinger.com

  Oscar Hahn

20 de abril de 2011



Arrojó sobre la triple ciudad un proyectil
único, cargado con la potencia del universo.
Mamsala Purva
(Texto sánscrito milenario)


Visión de Hiroshima


Ojo con el ojo numeroso de la bomba
que se desata bajo el hongo vivo.
Con el fulgor del hombre no vidente, ojo y ojo.

Los ancianos huían decapitados por el fuego,
encallaban los ángeles en cuernos sulfúricos
decapitados por el fuego,
se varaban las vírgenes de aureola radioactiva
decapitadas por el fuego.
Todos los niños emigraban decapitados por el cielo.
No el ojo manco, no la piel tullida, no sangre
sobre la calle derretida vimos:
los amantes sorprendidos en la cópula,
petrificados por el magnesium del infierno,
los amantes inmóviles en la vía pública,
y la mujer de Lot
convertida en columna de uranio.
El hospital caliente se va por los desagües,
se va por las letrinas tu corazón helado,
se van a gatas por debajo de las camas,
se van a gatas verdes e incendiadas
que maúllan cenizas.
La vibración de las aguas hace blanquear al cuervo
y ya que no puedes olvidar esa piel adherida a los muros
porque derrumbamiento beberás, leche en escombros.
Vimos cúpulas fosforecer, los ríos
anaranjados pastar, los puentes preñados
parir en medio del silencio.
El color estridente desgarraba
el corazón de sus propios objetos:
el rojo sangre, el rosado leucemia,
el lacre llaga, enloquecidos por la fisión.
El aceite nos arrancaba los dedos de los pies,
las sillas golpeaban las ventanas
flotando en marejadas de ojos,
los edificios licuados se veían chorrear
por troncos de árboles sin cabeza,
y entre las vías lácteas y las cáscaras,
soles o cerdos luminosos
chapotear en las charcas celestes.

Por los peldaños radioactivos suben los pasos,
suben los peces quebrados por el aire fúnebre.
¿Y qué haremos con tanta ceniza?


Oscar Hahn
Chile – 1938

  Marko Kravos

18 de abril de 2011



Derecha izquierda


También los zurdos tienen dos manos,
una a la izquierda, la otra a la derecha.
Y cuando se saludan entre ellos
¿cuál de las dos se estrechan?

Si la cabeza mirara hacia atrás,
la izquierda estaría a la derecha
y la derecha a la izquierda.
Todo depende de la cabeza.

Un hombre sin la mano izquierda,
¿puede ser de izquierda?
Y uno de izquierda sin cabeza,
¿es de izquierda o de derecha?


Traducción: Juan Octavio Prenz


Tierra madre

Estoy mal, me siento estrecho,
dame a la luz, madre.
Mi corazón se detiene
dame a la luz madre.
Juntos hemos crecido,
acuñados uno y otro.
Inspira profundo,
expéleme del vientre,
alivia tu corazón,
yérgueme bajo el cielo,
madre oscura.
Por amor
debemos ser dos,
buscar la luz
en otro mundo.


Traducción: Juan Octavio Prenz


Marko Kravos
De "Poesías" (2010) Ediciones "lar"
Edición bilingüe Esloveno - Español


Nació en 1943 en Montecalvo Irpinia, en el sur de Italia, donde toda su familia había sido confinada por el régimen fascista y de donde regresaría una vez terminada la guerra para radicarse en Trieste, en la zona limítrofe con Eslovenia.

  César Fernández Moreno

16 de abril de 2011




Las palabras

tienen cuerpo las palabras tocan y son tocadas
son caramelos se las puede lamer chupar mamar
hierven como peces en un estanque tropical
tienen tantas formas como las valvas según las rocas a que se adhieran
pero importa mucho más lo que contiene su nacarado seno
la vida deliciosa frágil del ser que las habita
son transparentes para que resplandezca su contenido
son crisálidas clavos ardiendo
granadas que revientan en la mano si no se arrojan a tiempo
sólo viven para morir
son pilotos suicidas
perecen al tocar su objetivo
la poesía es uno de esos objetivos
uno de los nombres del hombre
su respuesta al canto del gallo
toda expresión equívoca que aclara las cosas
la parte en blanco de los formularios
el himno de libertad de un libre o de un esclavo
un balbuceo muy bien impostado
un abuso del lenguaje
cualquier cosa natural para decir después de hacer el amor
un lenguaje siempre tan intenso como una despedida
el halo que circunda ese lenguaje
cuando se llega al límite sólo hay un modo de hablar
la metáfora decir que una cosa es otra
en el límite todas las cosas son otras
todo es todo la verdad radica en soplos
la poesía la dice no hay otra ciencia exacta
la dice en cierto modo con ciertas palabras
confunde esas palabras las calienta para impedir que la vida
                  se entumezca en ellas
hace convergir la vida en las palabras
bosques vecinos uniendo sus incendios
el poeta nace se hace se deshace
se rehace renace
es el inspector más general
un contemplativo sin contemplaciones
todas las cosas le interesan por igual pero a algunas les presta
                  demasiada atención
a otras demasiado poca
es un científico cuya mente funciona sin datos
es un deslenguado
es una cruza de perro y dactilógrafo
para ser poeta basta con saber oler y escribir
su conducta nunca es absurda
nunca sabe en qué recodo encontrará las palabras
siempre está naufragando en la libertad
atravesando de piedra en palabra el río del tiempo
todo el tiempo siente cómo pasa el tiempo
cambia gente por soledad a través de angustia
las estrellas volatilizan a esa gente
pero ese hombre tiene que contarle cómo
                  son esas estrellas
está prisionero en una fortaleza no puede comunicarse
                  sino parabólicamente
por medio de obuses palomas mensajeras
                  silbatos supersónicos
es decir palabras
montado en ellas vuelve de su soledad a la gente
ustedes qué harían si vieran descender un plato volador
correrían a contárselo a todos
cualquier cosa que ve el poeta le parece un plato volador
todas lo son
ustedes escuchen o no pero él debe hablar
no le importa que a ustedes no les importe
mentiras le importa mucho y a ustedes también debería importarles
no piensen en él como poeta sino como hombre
de un tajo él se da cuenta cómo es alguna cosa
relaciones estrechísimas entre cosas al parecer remotísimas
él pone poética la realidad
la pone como es
o tal vez al contrario la realidad es la que se pone poética
las cosas se enternecen se desequilibran trascienden peligrosamente
                  sus límites
otra vez un bosque pero de otoño con todos sus árboles vibrantes de
                  balsámicas hojas
un movimiento se inicia alrededor del poeta lo arrastra a girar
para no caer debe aferrarse a las palabras
para flotar en ese vacío hace falta una balsa o un puente colgante
de palabras
o escala de seda o palabras por donde tal vez subir
la situación exige no perecer asumir una forma estable
no tiene otra salida que las palabras así como el atardecer no tiene
                  otra que las campanas
el poeta está obligado a descubrir y pronunciar esas palabras
una fisura se oscurece en la pulimentada superficie del mundo
donde él introduce la arista más delgada de su cuña verbal
a medida que los hechos pasan a palabras se va apaciguando
                  el vórtice de realidad
enardeciéndose el de palabras
hasta que el poeta entrega su confesión por escrito
la poesía es el arte de no escribir1
dígalo con palabras como si no lo dijera con palabras
cualquier cosa puede concentrarse en una palabra o extenderse
                  en mil
hay que encontrar la cantidad exacta que resulte poética
cada palabra tiene mil sentidos
dos juntas multiplican un millón
con el correr del tiempo las precisiones se van desgastando
                  como templos abandonados en la selva
el poeta quiso fabricar una llave pero le salió una ganzúa
ya no sabe qué puertas abrirá pero las abrirá
admiremos al noble ladrón que sólo roba puertas cerradas
ha aceptado ser un sicario pero de la poesía
ha decidido gastar su tiempo en eso
está dispuesto a consumir un año en una e
a escribir con su sangre letreros luminosos
a escribir con bordes de monedas con lapiceras explosivas
con guantes con la zurda
aunque los dedos se le agarroten o se le derritan
a la madrugada levantándose o acostándose
con el deseo con el hartazgo
él estaba escribiendo
se quedó ciego y siguió escribiendo
el poema es el arma perfecta
complejo aceitado compacto
todo poeta vive como un pistolero
con el corazón en la boca
las palabras le ordenan el mundo pero le desordenan la vida
él no compra un espejo para adornar el dormitorio de su amante
compra la palabra espejo para adornar el verso donde su amante
                  lo abandona
y se queda solo frente a ese espejo
las balas rebotan en la blindada imagen
el arma funciona contra su portador pero él no quiere soltarla
se agarra del mundo por donde puede
su hacer es lo único que puede oponer al tiempo
el tiempo procura absorberme
integrarme a sí desintegrarme a mí
imposible evitar la lucha entre él y yo
yo lo voy a llenar de mí mismo de cosas en que me transformo
escribir como amar son órganos por donde me vuelco
me lanzo a ser en el tiempo bajo una forma nueva
hasta que me vacíe del todo ya lo sé
pero el tiempo no puede quedar así
hay que ponerlo overo de palabras



César Fernández Moreno
Argentino (1919 – 1985)

De: “Argentino hasta la muerte”
Ed. Sudamericana - 1963

Como poeta, se lo ubicó en la "Generación del 40", de la cual también fue cronista. Trabajó en varios medios gráficos, fundando las revistas literarias Contrapunto, Correspondencia y Zona, y desempeñándose además como crítico de cine de la revista Nosotros, y colaborador en el periódico Diario La Nación y la Revista Sur. Fundó también la colección de poesía Fontefriada.
Ejerció la carrera diplomática, trabajando en la Unesco en París, en La Habana y como agregado cultural en París (cargo que ejercía al momento de su muerte).
Obra: “Gallo ciego” (1940); “Romance de Valle Verde” (1941); “La mano y el seno” (1941); “El alegre ciprés” (1941); “La palma de la mano” (1941); “Veinte años después” (1953); “Argentino hasta la muerte” (1963); “La realidad y los papeles” (1967); “Sentimientos completos” (1982). Antología poética completa a la fecha; “Obra poética” (1999). Incluye textos inéditos.

  Héctor Berenguer

14 de abril de 2011



Carta postal de 1948

Mariquita en Tanti,
a mi madre 


La niña de este papel antiguo
que envejeció con ella
y ahora le sobrevive
va vestida con delantal bordado,
parece una muchachita anhelante
y enigmática de un cuento de Chéjov.
La luz le viene de lo alto
danzante y se hace sombras
en la mirada oscura,
allí donde aún la soledad
no tiene nombres ni rupturas.
Está ligeramente hacia adelante,
cuerpo de mimbre claroscuro
en el arrobo del instante capturado.
Ella es libre,
libre porque es recién casada
pero no aprendió esos papeles todavía
y tiene los labios hinchados
como quien ha besado largamente
y ahora representa su rol convencional.
Esa sonrisa parece decir que es bienamada y digna,
hacia abajo las manos cortas y fuertes
con uñas al ras,
sus blandas manos secas
y en el medio la línea de la vida.
Tan marcado todo por venas azuladas,
tan azuladas…
Hay allí flores, niños, animales,
responsabilidad , solicitud, debilidad
y alguna vez ternura
y siempre el deber y el abandono.
Las fotos se hacen a sì mismas
mientras les falta lo que pasa
y queda de una vida ,
esa otra mitad fundamental,
después, por un resquicio
vemos sonrisas que el tiempo
ya ha borrado,
señales,
miradas imposibles de devolver.



Juegos

En el interior de este juego
siempre seré el mismo
como un ojo de cristal
cautivo en su mirada fija.
Las formas que modelo
son arena en el viento,
aire que cruza el espino
salvaje y dulce.
Hay juegos que salvan el mundo
como lo hace un niño
sin ningún esfuerzo
vivir es un momento
sin agonía
que hay que imaginar eterno.
Creas o no creas
mientras sucede todo…
Así borro las huellas
que me llevan a otra parte
como un aleteo de mariposa,
perdido y descalzo
sin soledad alguna.



Héctor Berenguer
Nació en Rosario, 1948, se destaca por sus estudios de la poesía oriental.
De su obra reciente se destaca "dese la otra orilla: Poetas de Rosario" (de colecciín literaria de Granada ayuntamiento de granada. España), "La piel de Judas" (ensayos y poemas sobre el silencio)

  Silvio Rodríguez Domínguez

12 de abril de 2011


    

Ala de colibrí


Hoy me propongo fundar un partido de sueños,
talleres donde reparar alas de colibríes.
Se admiten tarados, enfermos, gordos sin amor,
tullidos, enanos, vampiros y días sin sol.

Hoy voy a patrocinar el candor desahuciado,
esa crítica masa de Dios que no es pos ni moderna.
Se admiten proscritos, rabiosos, pueblos sin hogar,
desaparecidos, deudores del banco mundial.

Por una calle descascarada
por una mano bien apretada.

Hoy voy a hacer asamblea de flores marchitas,
de deshechos de fiesta infantil, de piñatas usadas,
de sombras en pena del reino de lo natural
que otorgan licencia a cualquier artefacto de amar.

Por el levante, por el poniente,
por el deseo, por la simiente.

Por tanta noche, por el sol diario.
En compañía y en solitario.

Ala de colibrí,
liviana y pura.
Ala de colibrí
para la cura.




Silvio Rodríguez
Cuba – 1946

Del álbum: “Domínguez” – 1996

Obra: Colibri de Isabel Labeau

  Oscar Hahn

10 de abril de 2011




Canis familiaris


Llegará. Siempre llega. Siempre llega puntual
el sin cesar ladrido del perro funerario.

Entra por la ventana y repleta tu cuerpo
con puntiagudos ruidos.

Es una larga máquina de escribir, con cabezas
de perro como teclas. No te deja dormir

el tecleo canino de ese perro canalla.
El sin cesar ladrido del perro funerario

llegará. Siempre llega. Siempre llega puntual.



Oscar Hahn
Chile – 1938