Estación Quilmes

  Marcos Silber

20 de junio de 2010



1911

Lo veo.
Desde la borda del poema lo veo.
Catorce años tiene el que va a ser mi padre.
Viene en el “Arlanza”. No me ve.
No tiene rostro la tierra que lo espera.
Avanza la nave que muerde aguas de extraños idiomas.
No lee ni escribe el que va a ser mi padre.
Helado trae el dibujo de la letra.
Oigo el naufragio de sus vapores adentro
Y su silencio me da garrotazos por la cabeza.
Grandotas tinieblas le bailan alrededor.
Duele el frío sobre la cubierta.
El muchachito no me ve pero me dicta:
“congoja”, apunte la palabra “congoja”, hijo,
y apunte “susto”, y no deje de apuntar “soledad”.
Una palabra de lana vuela hasta su cuello,
otra de abrigo desciende sobre sus hombros.
No lee ni escribe el que va a ser mi padre.
Respira un verde aire de consuelo
cuando me sueña escribiendo
en su sueño de más felicidad.
Y detiene el que será su forzado carro de labor
Para dictarme: apunte, hijo,
la palabra “trabajo” y “techo” y “cama” apunte
y también “sopa de pollo
con sus flotantes monedas de oro”.
Lo veo. No me ve.
Le oigo: “tome mi mano, hijo,
guíela,
escribamos”.


Marcos Silber
Argentino – 1934
De “Bajo continuo”
Ed. El Mono Armado - 2009

  Javier Villafañe

19 de junio de 2010



El día y la noche

Hay que tener mucho cuidado
cuando se cierran los ojos
y sobre todo de noche
El día es la luz
el apogeo que despierta el gallo
La noche el primer miedo del hombre
la que borró el espejo de las rocas
donde el bisonte iba a caer atrapado
la que inventó el radar de los murciélagos
el rocío que envuelve las uvas
esas gotas de vino
que bebe la tierra
Todas las noches no sabemos
si será el día siguiente.

Javier Villafañe
Argentino (1909)
Historiacuentopoema
Ed. Colihue 1992

  Nicolás Guillén

18 de junio de 2010



Mulata

Ya yo me enteré, mulata,
mulata, ya sé que dise
que yo tengo la narise
como nudo de cobbata.

Y fíjate bien que tú
no ere tan adelantá,
poqque tu boca é bien grande,
y tu pasa, colorá.

Tanto tren con tu cueppo,
tanto tren;
tanto tren con tu boca,
tanto tren;
tanto tren con tu sojo,
tanto tren.

Si tú supiera, mulata,
la veddá;
¡que yo con mi negra tengo,
y no te quiero pa na!


Nicolás Guillén
De “Motivos del son”
Nación en Camagüey, Cuba, en 1902 y falleció en La Habana en 1989. Considerado el máximo representante de la llamada poesía negra centroamericana, y poeta nacional de la isla por su obra ligada a la cultura afrocubana.
Desde su condición de mulato expresó con un peculiar sentido rítmico la temática del mestizaje, en un contexto social y político que manifestaba la dura opresión y servidumbre sufrida por el pueblo. esta primera época pertenecen “Motivos de son” (1930) y “Sóngoro cosongo” (1931). Poco después, con “West Indies Limited” (1934) se alejó del mero ejercicio rítmico para incorporar la protesta política y antiimperialista, orientándose hacia una cólera militante y comprometida con el hombre.

Otras de sus obras: “Cantos para soldados y sones para turistas” (1937); “El son entero” (1947); “La paloma de vuelo popular” (1958) y sus poesías en sazón revolucionaria de “Antología mayor” (1964), donde mostró su compromiso con la Revolución cubana y los desheredados del mundo. “Tengo” (1964); “Poemas de Amor” que apareció el mismo año.

  Pedro Shimose

17 de junio de 2010



Manifestación

Con la rabia en el ají,
salgo con mi cóndor bajo el brazo,
cruzo la calle con una piedra en la mano,
camino con un policía vigilándome el hambre,
busco el oído y el ojo de la noche,
pego carteles, corro por las plazas,
grito con una brasa en la lengua,
pinto las paredes: “viva el Che”
me dan agua en manguera,
soy el fuego;
me dan relámpago en humo,
soy la tierra;
me abren una herida donde sea,
soy el pueblo;
me persiguen, me encarcelan, me torturan.
Canto mi libertad, muevo adoquines,
rompo maderas y cristales, canto,
voy a la huelga con mi miedo natural y un sorbo de café caliente;
vuelo por la ciudad, rasgo el aire, trizo las vitrinas,
golpeo las páginas de los periódicos,
derribo puertas, venzo máscaras y cachiporras,
traspaso los umbrales de la historia,
¡soy!


Pedro Shimoshe
De “Quiero escribir pero me sale espuma”
Premio “Casa de las Américas” - Cuba - 1972

Nació en Riberalta, Bolivia, en 1940. Es poeta, narrador, periodista y compositor de música popular.
Es miembro de la Academia Boliviana de Letras.
Desde 1971 reside en España.

Obra editada en poesía: “Triludio en el exilio” (1961); “Sardonia” (1967); “Poemas para un pueblo” (1968); “Quiero escribir pero me sale espuma” (1972 – Premio Casa de las Américas – Cuba); “Caducidad del fuego” (1975); “Al pie de la letra” (1976); “Reflexiones maquiavélicas” (1980); “Bolero de caballería” (1985); “Poemas” (1988 – Compilación); “Riberalta y otros poemas” (1997); “No te lo vas a creer” (2000)

  Dardo Dorronzoro

16 de junio de 2010



Declaración Jurada

"No es solamente la luna ni el rocío ni la luz celeste de los pájaros, puede también ser una alpargata vieja, toda agujereada, toda casi muerta después de andar fábricas, andamios o duros y calientes caminos de noviembre. No, no necesariamente todo lo poético debe ser bello.
Yo he visto horribles chicos grises como la tierra comiendo tierra, yo los he visto ahí, con sus andrajos y su mugre, reptando, y los he tocado, acariciando su piel y convertido en ángeles, en mariposas, en viento de septiembre. Porque todo antes de ser poesía debe pasar por mi corazón, darlo vuelta con el grito para arriba, colocarlo para el alba, cara al cielo. Todo debe pasar por mi sangre, por mis huesos, por mi respiración, por el corazón de mi sangre.
Pues yo soy un poeta no un hacedor de versos bonitos. Yo soy un poeta que ama a los que no tienen amor ni pan, a los que se van sin haber llegado, a los que a veces sonríen, a los que a veces sueñan, a los que a veces les crece un fusil en las manos y salen a morir por la vida.
En suma: yo he sido, soy y seré un poeta revolucionario.
Sobre mi tumba verán florecer un puño."


Dardo Dorronzoro
Argentino (1913 – 1976)

  Dardo Dorronzoro

15 de junio de 2010



Mientras me matan

Comenzaron a matarme de a uno hace muchos siglos,
después de a setenta, después de a quinientos,
hay que ver cómo me matan ahora de a miles en cada esquina,
en cada feriado,
cómo fabrican sueldos y galones con los huesos que me quedan,
cómo fabrican calabozos para poner algún rincón de mis pantalones,
y cómo se turnan entre gordo y gordo para
ver de qué ojo muero primero,
pero resulta
que cada vez soy más uno de los otros,
uno de los que nacen y renacen y vuelven a nacer entre los fuegos,
que cada vez tengo más luz, más pájaros, más flores en la puntería,
que cada vez
me soporto más elegantemente entre los fierros y los veranos,
y hay veces que me pregunto —me digo para mí— si ellos
no harían mejor en cambiar de uñas y de cuentas,
de andar de peldaño en peldaño hacia abajo de las luces,
o en comprarse una sangre nueva, una sangre más limpia
para usar en feriados y domingos.


Dardo Dorronzoro
Nació en San Andrés de Giles en 1913, provincia de Buenos Aires, Argentina, en el seno de una numerosa familia socialista que termina instalándose en Luján a causa de las presiones por sus ideas políticas. De oficio herrero, trabajaba en su taller todas las mañanas y por la tarde se dedicaba a la poesía. Recibió menciones y premios en diferentes concursos nacionales. Fue secuestrado el 25 de junio de 1976 y permanece desaparecido.
Obra: “La nave encabritada” (premio de novela Emecé, 1964); En poesía: “Una sangre para el día” (1975); “Llanto americano” (aparecido ocho años después de su desaparición, en 1984). Trabajos inéditos: “La grieta”; “Para no morir” ; “Quien heredará nuestra sangre”; “Fusiles al amanecer”; “La porción del diablo” (cuentos).

  Máximo Simpson

14 de junio de 2010



Sucesos

La vecina del sexto caminó sobre el mar,
y atravesó las nubes sin ayuda de nadie.

El tímido señor de planta baja
ya no cierra las puertas con cadenas,
cerrojos, pasadores:
tal vez sin darse cuenta
se refugió por fin en los espejos.

El joven impasible
que deglutía el tiempo sentado en los balcones,
ya no mira las águilas del alba,
el crepúsculo incierto.

La señora soprano ya no entona cantigas,
endechas, misereres:
una callada niebla recorre los pasillos
y se instala en las altas escaleras.

El amable rabino se acostó con sus padres,
y vio tal vez al Ángel entre lenguas de fuego.

El señor escribano
se fue con la corriente de los meses.

La anciana de los fondos
no convoca a la suave mandolina:
ya no llama a las puertas,
no pregunta la hora como antes.

Y el perro de mi infancia ladra y ladra,
como ayer, como hoy, como mañana.


Máximo Simpson
Argentino - 1928