Estación Quilmes

  Bertolt Brecht

7 de septiembre de 2011




Tebas, la de las Siete Puertas, ¿quién la construyó?
En los libros figuran los nombres de los reyes.
¿Arrastraron los reyes los grandes bloques de piedra?
Y Babilonia, destruida tantas veces,
¿quién la volvió a construir otras tantas?¿En qué casas
de la dorada Lima vivían los obreros que la construyeron?
La noche en que fue terminada la Muralla china,
¿adónde fueron los albañiles? Roma la Grande
está llena de arcos de triunfo. ¿Quién los erigió?
¿Sobre quiénes triunfaron los Césares? Bizancio, tan cantada,
¿tenía sólo palacios para sus habitantes? Hasta en la fabulosa Atlántida,
la noche en que el mar se la tragaba, los habitantes clamaban
pidiendo ayuda a sus esclavos.
El joven Alejandro conquistó la India.
¿El sólo?
César venció a los galos.
¿No llevaba consigo ni siquiera un cocinero?
Felipe II lloró al hundirse
su flota. ¿No lloró nadie más?
Federico II ganó la Guerra de los Siete Años.
¿Quién la ganó, además?
Una victoria en cada página.
¿Quién cocinaba los banquetes de la victoria?
Un gran hombre cada diez años.
¿Quién paga sus gastos?

Una pregunta para cada historia.



Bertolt Brecht

  Susana Haug

5 de septiembre de 2011




Poema de la iniciación

A Jesús David Curbelo



Como se aman los herejes entre las llamas,
desesperadamente, sin requiebros ni cortesías,
con cada segundo detrás cortándoles el paso al resuello,
así quiero prefigurar tu llegada y la rispidez de tu lengua.
Te esperaré a la sombra, cubierta de incienso y niebla,
abandonada al amparo del porvenir.
Soy aquel desnudo rojo de Modigliani
que adormece su voluptuosidad sobre el amante fugaz,
el que no vendrá por miedo y pereza.
Aun así concibo esperarte un tiempo
inconmensurable para los deseos y las lluvias
y cerraré los ojos al presagio de constelaciones,
al frío alimentado con mi pie descalzo, en vigilia.
Si acaso supieras que pienso darme toda y pedir, si es posible,
la dulzura de la iniciación.
Desecho tu nombre y lugar de procedencia,
no me importan tus arcanos ni las cicatrices de tus ojos,
tan sólo calla y siente la lucidez de un instante
que no retornará a nosotros aunque lo invoquemos
con todo el premeditado ritual.
Ignoras mis historias y existencias pasadas:
acudiste como un hombre vacío de pájaros y vergeles,
primigenio y lleno de gozo,
a pintarme esa costilla que mientan divina,
oculta bajo la espesura del seno.
Desconocido, fue tan estremecedora tu espontánea caricia,
el beso de insecto pernoctado en mi piel,
que la raíz de este pelo floreció
y me ha vuelto la risa a los miembros.
Cual meandro te seduzco a recorrer con tu dedo,
a bailar sobre los despojos que iluminaron
criaturas inventadas para mí.
Ahora no me ames en la noche,
atrapados entre paredes que royeron a mis ancestros
por falta de un piano y un poeta.
Los silencios, extraño, son lugares comunes, terribles.
Vislumbro la muerte cuando crecen segundo a segundo,
monstruosidades cansadas de llevarse mi ánimo y mi fe.
Escucha mi secreto que doy para cubrir tu inexistencia,
hombre de carne y hueso una vez, tan próximo...
De pronto ladra un perro o pierde la cola un lagarto,
actos tan ingenuos como inventarse en la noche otra espera,
otra historia, otro péndulo.




Susana Haug




Cuba – 1983

Miembro de la UNEAC y la AHS. Ha publicado los siguientes libros: Cuentos sin pies ni cabeza, literatura para niños, en Ediciones Sarriá, Málaga, España, 2000; Claroscuro, cuentos, en Editorial Abril, Ciudad de La Habana, Cuba, 2002; Secretos de un caserón con espejuelos, novela para niños, en Ediciones Unión, Ciudad de La Habana, Cuba, 2002; Estadios del ser, cuentos, en Ediciones Sarriá, Málaga, España, 2002; Contes sans queue ni tête, en Ibis Rouge Editions, Guyana, 2002. Cuentos y poemas suyos han aparecido en diversas publicaciones periódicas y antologías de la literatura cubana, tanto en Cuba como en el extranjero. Ha obtenido los siguientes premios: Premio Farraluque de Cuentos Eróticos, 2000; Premio Ismaelillo de literatura para niños, 2000; Premio Calendario de Cuento, 2000. Trabaja como profesora de literatura en la Universidad de La Habana, además impartió clases en el Diplomado Historia y práctica de la creación poética.

Extraído de la página cubaliteraria.cu

Obra: Gabriel Nieto (Colombia)

  Marcelo Marcolin

3 de septiembre de 2011


  Macky Corbalán

2 de septiembre de 2011




Frutas e insectos


1
Muerdo el aire en que estuvo
tu boca, el vacío me devuelve
el aliento zumbón de los
muebles que miran, piadosos,
el abrazo asfixiante
del rechazo, esta otra piel
que arde sin sol que la toque.

2
¿Te dije o imaginé
decirte: abrime, horadame,
grabá tu nombre en
el revés de la piel?
¿Te dije o soñé decirte:
sé mi hormiga particular,
mi obsesivo insecto,
mi fruta firme, ácida
manzanita?

3
Esperé de vos y de mí
ser una. Contra todos
los augurios y consejos,
que la vida y la muerte
nos tejiera con hilos
de transparente,
indisoluble unidad.

Únicas. Una. Ambas.

No éstas, dos que cruzan la
calle para no saludar.



Macky Corbalán
Argentina - 1963


De: “Como mil flores”
Ed. Hipólita – 2007


Obra: Qi Baishi: Insectos y arroz

  María del Carmen Colombo

31 de agosto de 2011




“No entender no entender”


“No entender no entender” así dice mi hermano.
Emperrado, con la tirria a cuestas, niega que niega, olvida
aquellos nuestros ideales. No digas esas cosas le digo yo,
por bien, mientras el río de mi sangre se revuelca y vuelvo,
tajante como soy: ¿qué nos queda si un oriental se
desorienta?
Asqueado por semejante deshonor, recuerdo cuando altos y
veloces y bellos montábamos en Cólera, nuestro caballo
favorito. Almas de jefes bravos contra el viento, solíamos
galopar por el amplio territorio de la Manchuria. Rabia
contra la agonía siento yo, y golpea mi puño la mesita de
laca; saltan los tazones por el aire como nosotros los
cercados por el tiempo. La cara de ceniza de mi hermano
se fuga hacia el exilio, convertido en piltrafa, en pálido
excremento de cordero.
A veces, desesperado, desenrollo en su oído la seda de un
murmullo trabajada por gran copista chino, verdadero
maestro oriental: el pueblo aprendió que estaba solo
- susurro yo-, y que pelear debía por sí mismo, y de su
entraña propia sacaría los medios: silencio, astucias, fuerza.
Hermano sólo mira con extrañamiento, como si un bosque
nocturno viera florecer en medio de esta pieza. Y somos
dos, lo reconozco, los que guiados por esa inmensa noche
volvemos a perder.
Primero ocultarse, luego cambiar el nombre, y más tarde
pasar por otro. Pero antes, necesario es repetir muchas veces
frente a la claridad de algún espejo yo es otro – yo es otro,
hasta convencerse totalmente, y después, en efecto, como se
desmigajan ciertos cuerpos ante el roce del viento, regando
con sus pequeños granos el camino, letra por letra
abandonar el nombre, otras pertenencias y desaparecer.
Este arte muy fácil de aprender cuando una vida se juega,
mala costumbre traída de la patria en exilio se acentuó. Y
en mi hermano no queda ni siquiera el hilito de furia que
me mantiene a mí. Algunas veces cuando lo abrazo recupera
la memoria y dice: ni olvido ni perdón.


María del Carmen Colombo



Argentina – 1950

De: “La familia china” (1999) En : “otro río que pasa”
Un siglo de poesía argentina contemporánea
Ed. Bajo la luna - 2010


Ilustración: Kent Williams

  Roberto Díaz

29 de agosto de 2011




VII Memoria de un patio

A Reynaldo Martín, hermano de canciones



Hay infinitas formas de recrear el patio,
atraer la memoria a la infancia.
Un niño abstraído, en medio de la tarde,
juega solo, habla solo, inventa y hasta sueña.
El patio está en silencio, escuchándole.

Ahora, ese patio sale a contar aquello
y describe la mirada del niño
que quedó suspendida entre las macetas.

El patio es el gran narrador, el protagonista
principal, el orador elocuente
mientras el niño se empequeñece,
se va haciendo viejo, se diluye
entre las múltiples baldosas.

El patio no existe más; sin embargo,
resucita de la mano de ese hombre que,
inevitablemente, quiere acordarse,
quiere verse jugar de nuevo.

Sólo la muerte podrá concluir
con esta terca visión
de un patio que ya no existe
y de un niño que tampoco está;
sólo en la memoria, ambigua, confusa,
de alguien que está abrazando el adiós.


Roberto Díaz
Argentino (1938 – 2011)



De: “Oscuro labio de la noche”
Ed. Andrómeda - 2004

  Rosa María Pargas

27 de agosto de 2011





Con esa cara de zapato que te falta
con manos en los bolsillos omitidos
amorfas de un pan que se demora
pateando tu recreo largo sin colegio
silbando la pobreza de tus días
perdido entre el murmullo silencioso
de piernas apuradas
jugando al amigo con los árboles
a ordenarle a la pared que no se mueva
a pintarle camino a las baldosas
a dibujar tu aliento en las vidrieras
y a tantas otras cosas
vas esperando el mediodía
a que el sol se saque la modorra
y toque la campana de tu tiempo
a que las letras se metan
al menos por tu ombligo
y tus uñas se transformen en acentos
tu grito no se escucha todavía
pero anda creciendo.



Rosa María Pargas
Argentina (1949 – 1977)


De: “hubiera querido”
Ed. Libros de la talita dorada
Colección Los detectives salvajes - 2011-07-30



Nació en Gualeguaychú, Entre Ríos. A los 20 años viaja a La Plata y luego a Bs. As. a estudiar Sociología. Participa de diversas agrupaciones políticas. En 1972 es detenida y trasladada al penal de Rawson. Allí conoce a su compañero Alberto Miguel Camps, uno de los tres sobrevivientes de la Masacre de Trelew. Trasladada a Devoto es liberada tras la amnistía del gobierno de Cámpora. En 1974 se exilian y luego regresan al país clandestinamente y continúan su militancia en Montoneros. El 16 de agosto de 1977 Alberto es asesinado en un operativo parapolicial y Rosa María secuestrada, Al día de hoy permanece desaparecida, siendo vista por última vez, en el CCD “El Vesubio”.