Estación Quilmes

  Vestido de novia

31 de mayo de 2010

Norge Espinosa Mendoza



VESTIDO DE NOVIA

Por eso no levanto mi voz,
viejo Walt Whitman,
contra el niño
que escribe nombre de niña en su almohada,
ni contra el muchacho que se
viste de novia
en la oscuridad del ropero.

Federico García Lorca


Con qué espejos
con qué ojos
va a mirarse este muchacho de manos azules.
Con qué sombrilla va a atreverse a cruzar el aguacero
y la senda del barco hacia la luna.

Cómo va a poder
Cómo va a poder así vestido de novia
si vacío de senos está su corazón si no tiene las uñas pintadas
si tiene solo un abanico de libélulas.

Cómo va a poder abrir la puerta sin afectación
para saludar a la amiga que le esperó bajo el almendro
sin saber que el almendro raptó a su amiga le dejó solo.
Ay adónde va a ir así este muchacho
que se sienta a llorar entre las niñas que se confunde
adónde podrá ir así tan rubio y azul tan pálido
a contar los pájaros a pedir citas en teléfonos descompuestos
si tiene sólo una mitad de sí la otra mitad pertenece a la madre.

De quién a quién habrá robado ese gesto esa veleidad
esos párpados amarillos esa voz que alguna vez fue de las sirenas.
Quién le va a apagar la luz bajo la cama y le pintará los senos conque sueña
quién le pintará las alas a este mal ángel hecho para las burlas
si a sus alas las condenó el viento y gimen
quién le va a desvestir sobre qué hierba o pañuelo
para abofetearle el vientre para escupirle las piernas
a este muchacho de cabello crecido así vestido de novia.

Con qué espejos
con qué ojos
va a retocarse las pupilas este muchacho que alguna vez quiso llamarse Alicia
que se justifica y echa la culpa a las estrellas.

Con qué estrellas con qué astros podrá mañana adornarse los muslos
con qué alfileres se los va a sostener
con qué pluma va a escribir su confesión ay este muchacho
vestido de novia en la oscuridad es amargo y no quiere salir no se atreve
no sabe a cuál de sus musgos escapó la confianza
no sabe quién le acariciará desde algún otro parque
quién le va a dar un nombre
con el que pueda venir y acallar a las palomas
matarlas así que paguen sus insultos.

Con qué espejos con qué ojos
va a poder asustarse de sí mismo este muchacho
que no ha querido aprender ni un solo silbido para las estudiantes
las estudiantes que ríen él no puede matarlas
así vestido de novia amordazado por los grillos
siempre del otro lado del puente siempre del otro lado del aguacero
siempre en un teléfono equivocado
no sabe el número tampoco él lo sabe.
Está perdido en un encaje y no tiene tijeras
así vestido de novia como en un pacto hacia el amanecer.

Con qué espejos
con qué ojos.



Norge Espinosa Mendoza
Cuba - 1972
Norge Espinosa Mendoza. Santa Clara, Villa Clara, 1971. Poeta, dramaturgo y crítico. Graduado con Título de oro en teatro por la Escuela Nacional de Arte, 1992. Sus obras teatrales han sido puestas en escena por los grupos teatrales Pálpito y Teatro El Público. Entre otros, ha publicado los libros La virgencita de bronce, Ediciones Alarcos, 2004; La mágica y probable historia del cuento que se durmió, Ediciones Vigía, 2006 y Cintas de seda, Premio José Jacinto Milanés, Ediciones Matanzas, 2007. Recientemente obtuvo el premio de dramaturgia para niños y títeres Dora Alonso 2010.

  La Chicana

30 de mayo de 2010





Juguete rabioso

Veterano del insomnio,
soy un viejo prematuro.
Se me cansan las palabras
no es una forma de hablar.

Tengo una viola italiana,
cuando hay hambre no hay pan duro.
El Mario me la endereza
pero se vuelve a doblar.

Para garpar el casorio
y el anillo vendí el coche.
Inocente adolescente
rematé mi libertad.

Soy un yonqui de la tele
sin volumen a la noche,
como pa no molestarla,
aunque ella ya no está.

Loca, no me exilies de tu boca
por la culpa que te toca
mencioname una vez más.
Típico de mí que vivo en pena
se me da una mano buena
y la tengo que arruinar.

Vos te esmeraste conmigo
a mi vieja le dijiste que me ibas a domar.
Mi revolución era apariencia
me perdiste la paciencia cuando estaba por flaquear.

Fui tu juguete rabioso,
fui tu mito encadenado.
Me tomaste de amuleto,
un flaco para tu cruz.

Me amigué con tu retrato,
cuántas veces lo he besado.
Y lo abrazo preocupado
cuando se corta la luz.

En mi guitarra atorranta
hay un tango agazapado,
percanta que me amuraste
no te puedo ni cantar.

No me sale más lirismo,
tengo un verso atragantado
donde te mando a la mierda
después vuelvo a suplicar...


Acho Estol
En “Tango Agazapado” 2003

El grupo "La Chicana" fue fundado a fines de 1995 por Dolores Solá, Acho Estol y Juan Valverde con la intención de interpretar música de tango destacando su espíritu transgresor. El grupo mostró desde sus comienzos una especial predilección por los ritmos canyengues y el melodrama irónico de los comienzos del tango.
Discografía editada: “Ayer hoy era mañana” (1997); “Un giro extraño” (2000); “Tango agazapado” (2003); “Lejos” (2006)

Obra: Berni – La espera

  León Felipe

29 de mayo de 2010



Pero diré quién soy más claramente

Pero diré quién soy más claramente, para que no me
ladre el fariseo,
y para que registre bien mi ficha
el psicoanálisis,
el erudito
y el detective:
Soy la sombra,
el habitante de la sombra
y el soldado que lucha con la sombra.
Y digo al comenzar:
¿Quién no tiene una joroba y un gran saco de lágrimas?
¿Quién ha llorado ya bastante?
La luz está más lejos de lo que contaban los astrónomos,
y la dicha más honda de lo que cantabas tú Walt
Whitman.
¡Oh Walt Whitman! Tu palabra happiness la ha borrado
mi llanto.
La vida, arrastrándose, ha cubierto el mundo de dolor
y de lágrimas.
Este es el mantillo de la tierra,
El gran cultivo junto al cual la esperanza de Dios se ha
sentado paciente.
De la amiba a la conciencia que asciende por una
escalada de llanto.
Y esto ya lo saben los biólogos
Lo discuten ahora los poetas domésticos y los juglares.
Han llorado la almeja y la tortuga,
el caballo,
la alondra
y el gorila...
Ahora va a llorar el hombre.
El hombre es la conciencia dramática del llanto.
Antes que yo lo habéis dicho vosotros, ya lo sé.
Y ahora digo además:
esta fuente es mía...y no la explota nadie.
Nadie me engañará ya nunca:
mi llanto mueve los molinos
y la correa de la gran planta eléctrica.
De mi sudor vivió el rey,
de mi canción, el pregonero,
y de mi llanto, el arzobispo.
Sin embargo, mi sangre es para el altar.
Sacad de los museos esa gran piedra azteca y
molinera,
afilad otra vez el navajón de pedernal,
rasgadme el pecho de la sombra
y dad mi sangre al sol.
¡Qué hay algo que los dioses no pueden hacer solos!


León Felipe
España (1884 – 1968)
De “Antología Rota”


Nace en 1884 en Tábara, pueblo de Zamora, hijo de un notario. Su verdadero nombre era Felipe Camino Galicia de la Rosa. Pertenecía a una burguesía acomodada.
Su obra fue respetada, valorada y querida (que sería lo más importante para él) por sus compañeros de exilio y por la crítica mexicana.
Después de una larga vida enfrentándose a la injusticia a través de su verbo, fallece en México en 1968.

Obra: Angustia de Guayasamin

  Ray Bradbury

28 de mayo de 2010



Los mecánicos de bicicletas

Unos cuantos viejos, un niño, un perro zarzoso
ése es todo el público que había en Kitty Hawk aquel día ventoso
semanas antes de la fecha mayor que la historia vio y conoció.
El cielo estaba gris y el viento lo limpió buscando el sol.
Los Wright arrastraron afuera el tambor, la libélula,
la máquina de coser, el cacharro histérico;
caminaron alrededor una y otra vez para tocar
el papel maché, el alambre de piano de aquel artefacto de ensueño.
Al niño le pareció hermoso. Los viejos sacudieron la cabeza.
El perro se acercó a orinar la rueda derecha;
garabateó y subrayó su nombre con indiferencia
Y después se sentó y se quedó mirando.
El viento soplaba la arena.
La nave cabeceó elevándose y casi dejó la sombra en la tierra.
La cometa, bajando, susurró entonces alguna frágil promesa.
Los Wright, un júbilo de dos, se fueron a casa.
Los pocos viejos hacía ya tiempo que se habían marchado.
El niño y el perro se quedaron por fin solos.
El perro olió otro perro a un kilómetro de distancia y echó a correr
en silencio.
El viento sopló el polvo como si, bueno, como si nada hubiera
levantado
y después bajado temblando hasta tocar el suelo.
Ahora reinaba el silencio donde de algún modo había ocurrido
algo muy extraño.
El niño, solo, retrocedió, retrocedió, retrocedió,
preguntándose qué era lo que había visto.


Ray Bradbury
EEUU - 1920
De “Antología poética”
Ed. Desde la gente - 2000

Nació el día 22 de agosto de 1920. Prolífico narrador y novelista.
Obras: Recopilaciones de relatos: “Crónicas marcianas” (1950); “El hombre ilustrado” (1951); “Las doradas manzanas del sol” (1953); “El país de octubre” (1955); “Icarus Montgolfier Wright” (1956); “Remedio para melancólicos” (1960); “Las maquinarias de la alegría” (1964); “I Sing the Body Electric” (1969); “Cuentos de dinosaurios” (1983); “El convector Toynbee” (1988); “La bruja de abril y otros cuentos” (1994); “Más rápido que el ojo” (1996); “A Ciegas” (1997); “De la ceniza volverás” (2001); Algo más en el equipaje”(2003)El signo del gato”(2005)
Novelas: “Fahrenheit” 451 (1953); “El viento del estío (1957); La feria de las tinieblas (1962); El árbol de las brujas (1972); La muerte es un asunto solitario (1985); Cementerio para lunáticos (1990); El ruido de un Trueno (1990); Sombras verdes, ballena blanca (1992); Matemos todos a Constance (2004); El verano de la despedida (2006)

  Daniel Viglietti

27 de mayo de 2010





Daltónica

A Roque Dalton

Pulgarcito de poeta
que se escapa y me cosquilla,
tan alegre, tan sin silla,
tan de amores torrenciales,
tan sin fin.

Alegría de una tierra
que se quita las fronteras,
se desnuda las caderas
tan volcánicas centrales
de la luz.

Yo lo vi,
yo lo vi,
yo lo vi,
yo lo vi,
el año 32 él no vivía
y yo lo vi,
contando sus historias de futuro
iba entre mil.
Yo lo vi,
yo lo vi,
yo lo vi.

Pobrecitos los poetas
ven visiones, son daltones,
donde hay huesos
ven marrones territorios
prometidos como un sol.

Tan bracito su poesía
se levanta en los sensuales
laberintos marsupiales
y reparten polen rojo,
se abre en flor.

Yo lo vi,
yo lo vi,
yo lo vi,
yo lo vi,
era el año 2000 y él no vivía
y yo lo vi,
la muerte equivocada lo llevó
y él anda aquí.

Yo lo vi,
yo lo vi,
yo lo vi,

Pulgarcito de poeta
que se escapa y me cosquilla,
tan alegre, tan sin silla,
tan de amores torrenciales,
tan sin fin.

Crece armado de esperanza,
desentierra lo perdido,
le hace un hijo de sonido
al silencio de ese pueblo
que es maestro de sus sueños,
que se escapa y nos cosquilla,
tan sin miedo, tan sin silla,
que se escapa y nos cosquilla
tan sin miedo, tan sin silla,
tan sin miedo, tan sin silla,
tan amado,
tan armado,
tan amado,
tan armado,
tan de todos...
Salvador.

Daniel Viglietti
Uruguay - 1939
Cantautor uruguayo nacido en Montevideo en 1939
Su obra adquiere un carácter radical de fuerte contenido social y de izquierda, con letras asociadas a las luchas populares en Uruguay y en Latinoamérica. En el marco de represión de los movimientos de izquierda que precedió al golpe de estado cívico-militar de 1973, Viglietti es preso en 1972. La campaña por su liberación desde el exterior fue encabezada por nombres como Jean Paul Sartre, François Mitterrand, Julio Cortázar y Oscar Niemeyer.


Obra: Roberto Favelo

  Roque Dalton

26 de mayo de 2010



Por qué escribimos

Uno hace versos y ama
la extraña risa de los niños,
el subsuelo del hombre
que en las ciudades ácidas disfraza su leyenda,
la instauración de la alegría
que profetiza el humo de las fábricas.

Uno tiene en las manos un pequeño país,
horribles fechas,
muertos como cuchillos exigentes,
obispos venenosos,
inmensos jóvenes de pie
sin más edad que la esperanza,
rebeldes panaderas con más poder que un lirio,
sastres como la vida,
páginas, novias,
esporádico pan, hijos enfermos,
abogados traidores
nietos de la sentencia y lo que fueron,
bodas desperdiciadas de impotente varón,
madre, pupilas, puentes,
rotas fotografías y programas.

Uno se va a morir,
mañana,
un año,
un mes sin pétalos dormidos;
disperso va a quedar bajo la tierra
y vendrán nuevos hombres
pidiendo panoramas.

Preguntarán qué fuimos,
quiénes con llamas puras les antecedieron,
a quiénes maldecir con el recuerdo.

Bien.
Eso hacemos:
custodiamos para ellos el tiempo que nos toca.


Roque Dalton
El Salvador - 1935 - 1975

Fotografía: Isla Mujeres – Mariano Assenza Parisi

  Raúl González Tuñón

25 de mayo de 2010



La Libertad

I
De pronto entró la Libertad.

La Libertad no tiene nombre,
no tiene estatua ni parientes.
La Libertad es feroz.
La Libertad es delicada.

La Libertad es simplemente
la Libertad.

Ella se alimenta de muertos.
Los Héroes cayeron por Ella.
Sin angustia no hay Libertad,
sin alegría tampoco.
Entre ambas la Libertad
es el armonioso equilibrio.

Nosotros tenemos vergüenza,
la Libertad no la tiene,
la Libertad anda desnuda.
(Y el señor Jesucristo dijo
que el reino de Dios vendrá
cuando andemos de nuevo desnudos
y no tengamos vergüenza.)

Hermanos, nosotros sabemos,
pero la Libertad no sabe.


II

Hay que ser piedra o pura flor o agua,
conocer el secreto violeta de la pólvora,
haber visto morir delante del relámpago,
conocer la importancia del ajo y el espliego,
haber andado al sol, bajo la lluvia, al frío,
haber visto a un soldado con el fusil ardiente,
cantando, sin embargo, la Libertad querida.

Viva el amor, la vida poderosa,
la muerte creadora de olores penetrantes
y eso porque uno muere y resucita,
la luz sobre los techos de la aurora,
sobre las torres del petróleo,
sobre las azoteas de las parvas,
sobre los mástiles del queso y el vino,
sobre las pirámides del cuero y el pan,
la gente retornando,
una ventana con la bandera en familiar bordado
y la exacta ambulancia, con heridos,
cantando, sin embargo, la Libertad querida.

Hay que ser como el puente necesario,
natural como el lirio, como el toro,
saber llegar al fondo del silencio,
al subsuelo del brote y a la raíz del grito,
hay que haber conocido el miedo y el valor,
haber visto una mano que agita una linterna
de noche, hacia el distante nido de metralla,
hay que haber visto a un muerto cicatrizado y solo
cantando, sin embargo, la Libertad querida.


III

De pronto entró la Libertad.

Estábamos todos dormidos,
algunos bajo los árboles,
otros sobre los ríos,
algunos más entre el cemento,
otros más bajo la tierra.

De pronto entró la Libertad
con una antorcha en la mano.

Estábamos todos despiertos,
algunos con picos y palas,
otros con una pantalla verde,
algunos más entre libros,
otros más arrastrándose, solos.

De pronto entró la Libertad
con una espada en la mano.

Estábamos todos dormidos,
estábamos todos despiertos
y andaban el amor y el odio
más allá de las calaveras.

De pronto entró la Libertad,
no traía nada en la mano.

La Libertad cerró el puño.
¡Ay! Entonces...


Raúl González Tuñón
Argentino (1905 – 1974)
De “La muerte en Madrid” (1939)

Nació en Buenos Aires, 1905 y falleció en 1974. Es autor de poemarios simbolistas (El violín del diablo, 1926; Todos bailan, 1934), históricos (La rosa blindada, 1936; La muerte en Madrid, 1939) y sociales (Primer canto argentino, 1945). Fue uno de los primeros autores que incorporó el lunfardo a la poesía.


Obra: Sur – Nicolás García Uriburu